“-Te amo mi vida, lo eres todo para
mí- decía un chico de cabello y ojos negros.
-Y yo te amo niño, nunca te vayas de
mi lado- escribía una chica castaña de ojos avellana.”
Kyoto
abría lentamente sus ojos, un estúpido sueño que si no pasaba de ser eso, un
sueño, sería su pesadilla y su gran tormento, volvió a sentir dolor y amargura,
que volvió a convertirlos en aura, nadie sabía ni el por qué.
-Si
sigues acumulando aura oscura, te volverás alguien frío Kyoto Katekyo- decía la
voz de Kazuo a la ventana de Kyoto.
-Ya
era frío, Kazuo-sensei, no creo poder terminar algo que ya está hecho, ¿o sí?-
preguntó sin ninguna expresión el chico.
-Puedes
convertirlo, eres materia, la materia no se crea ni se destruye, solo se
transforma- dijo el adulto con seguridad.
Kyoto
se levantó a su práctica matutina, eran las 4 de la mañana, corría velozmente
por todo el alrededor del lago, dando piruetas, saltos, en verdad había
mejorado, ahora pudiendo cargar más de 400 Kilogramos era muy evidente el
interés que le ponía a sus entrenamientos.
-Tus
traumas de la niñez te han hecho alguien desconfiado- dijo Kazuo apenas
llevando media hora de práctica.
-¿Qué
esperabas?, verme correr emocionado gritando como loco y eufórico que quiero
llevarme bien con alguien- dijo Kyoto con sarcasmo.
-No,
pero al menos esperaba a alguien menos frío y un poco más amable- dijo el
adulto con una mirada en el horizonte.
-Lo
siento, ese chico ha muerto, solo seré así con aquella persona que lo merezca,
mi amada Sara- dijo con la mirada extraviada pero sin cambiar el semblante.
-Veo
que ni tu amada Sara podría cambiar esa actitud- bromeó Kazuo.
-Tal
vez sí, hasta no ver no creer- contestó el menor con soltura.
El
adulto se rindió, tal vez se mostraba serio, pero un dejo de tristeza,
imperceptible, inundaba la mirada del chico, quien agilizó su carrera,
mostrando un desempeño superior al de entrenamientos anteriores.
-No
hagas sobreesfuerzos, eso te puede llevar a la muerte, ningún Katekyo ha
resistido esa presión muscular- dijo Kazuo con dolor de ver a su amado
discípulo así.
-Pues
demostraré que puedo ser el primero en romper esa regla, estoy harto de que
digan que ningún Katekyo*, pues hoy será lo contrario, seré el primero en
hacerlo- dijo el menor acelerando su carrera.
El
corazón de Kyoto se estaba apretando cada vez más mientras los latidos de su
corazón disminuían progresivamente, hasta llegar a 30 latidos por minuto,
pudiendo ser mortal para un “simple”, mas no lo era para Kyoto, quien seguía
ese mismo ritmo como si nada pasara.
-Muchacho,
deberías parar un poco, esa presión que está sintiendo tu corazón…- alcanzó a
decir el adulto.
-Es
maravilloso, como si estuviera muerto, pero en realidad es más profundo que la
misma muerte, JAJAJA- dijo el joven Katekyo con una risa sádica.
-“Al
menos ha sonreído, aunque no es lo que me esperaba”- pensaba el maestro de
Kyoto con un verdadero pesar.
El
chico agilizó aún más su carrera, pudiendo alcanzar una velocidad impresionante,
pero de la nada se empezó a agotar, y como consecuencia, disminuyó el ritmo de
carrera.
-Te
dije Kyoto, pudiste morir mientras corrías, bueno, es hora de empezar tu
entrenamiento en artes marciales- dijo Kazuo con seriedad, pero por dentro
estaba orgulloso de Kyoto.
Al
empezar el entrenamiento, el chico hacía las posturas del Kung Fu, pero
extrañamente, a estas le agregó la agilidad del Capoeira, mucho más veloz que
la carrera alrededor del lago, pero con ello, la presión en el corazón del
chico volvía para disminuir otra vez los latidos de vida del pelinegro, pero
era algo que no lo iba a detener.
-Kyoto,
detente- a Kazuo le iluminó la idea del rescate para evitar la muerte de su
alumno- recuerda que tienes un mandato que cumplir.
-Cierto
sensei, ahora me prepararé- contestó el menor, con una mueca de disgusto, por
una extraña razón, ahora mostraba sentimientos, lo malo era que eran negativos,
tanto aura oscuro lo afectaba.
Al
estar listo, Kyoto partió rumbo a la carretera principal, en su Reloj-Celular
llegaba un mensaje acerca de las coordenadas de la casa de seguridad donde
tenían secuestrada a la chica, Paula Corona Salazar, era la hija del presidente
de Celadon Corp., una empresa especializada en infraestructura, sin embargo,
una pregunta surcó la cabeza del pelinegro, ¿Por qué el mensaje decía que era
una forma de unificar Celadon Corp. con Xtars Co.?, de una u otra forma eran
muy distintas, mientras Celadon se encargaba de Ingeniería e Infraestructura de
Edificios, Xtars se encargaba de Ingeniería Genética, ramas muy similares en
sus estudios, pero diferentes en su especialidad. Una foto de la chica estaba
adjunta al mensaje, 15 años, tez clara, ojos color miel y cabellera rubia,
cualquiera diría que rescataría a una supermodelo, pero en ese momento Kyoto
tenía en mente algo, si iba a ser una alianza, a él le tendrían que dar miles
de explicaciones, a pesar de ser una marioneta de una ONG**.
Su
localización era inexacta, un bosque sobre los montes de Cuernavaca, Morelos,
era algo gracioso que en la misma capital de un estado se tuviera el
conocimiento de una panda de secuestradores y el gobierno ni siquiera se
dignaba de averiguar ciertos hechos, a Kyoto le frustraba ese hecho, quería
irse de ahí, vivir en otro país, pero de todas formas el hambre de poder se
mantenía sobre el bienestar social, nunca se alejaría de los malditos manejos
que la misma legislación hacía.
-Bueno,
esta es mi última misión en este país, me hubiese encantado salvarlo, pero al
irme volvería a ser lo mismo, mejor me voy antes- se decía Kyoto- muy bien,
según el estado del campo de batalla- dijo el chico activando su Catalyst V2,
una flecha color negro recorría su globo ocular- El aura de esos malditos se
encuentra bastante cerca, por lo visto han oído de mí, pues tienen reflectores
de luz, armas térmicas, gafas para evitar el deslumbramiento, granadas de luz y
detectores laser, lo malo es que al estar en un bosque, tenemos que tomar una
ruta directa.
-Eso
es falso Kyoto- decía la voz de Kazuo- tú tendrás que tomar la ruta directa, yo
solo soy un fantasma, JAJAJAJA- se reía el espíritu.
-Hump,
era de esperarse de ti sensei- dijo el chico sin emoción, pero al fin y al
cabo, para eso él estaba vivo.
Kyoto
caminaba por el bosque con sigilo, tal vez era mejor hacer las cosas rápido,
pero de ser así, pondría en riesgo la relación entre Celadon Corp. y Xtars Co.,
al morir la chica, él también moriría, por ser tan solo un fracaso en la
experimentación, pero no se imaginaba que esa noche el poder de la oscuridad
estaba de su lado.
-Señores,
esta noche vamos a acabar con aquel engendro, nosotros los más débiles de los
grupos criminales hemos raptado a la chica de Celadon Corp., con este pez
gordo, atraeremos al tiburón, Kyoto, el niño de las sombras- dijo uno de los
secuestradores.
-He
escuchado que odia que le digan niño- contestó otro de ellos, que creía que
estaban subestimando al muchacho.
-Solo
son habladurías, así como que hizo explotar una embarcación, solo activar
bombas es lo más fácil, nuestra tecnología es superior, podemos vencerle- dijo
el líder de forma escueta.
De
pronto sonaba una de las alarmas que habían detectado la presencia de un ente
atravesando los laser.
-Ha
llegado nuestro verdadero objetivo, Kyoto, todos a sus posiciones, recuerden
usar sus gafas infrarrojas- dijo el líder despreocupadamente.
-Claro
jefe- contestaron sus esbirros.
Mientras
tanto, el chico seguía avanzando sigilosamente por el bosque, con 8 cadáveres
amarrados con cadenas absorbiendo la maldad de sus corazones y convirtiéndolos
gradualmente en cenizas, al llegar al “patio” de la casa de seguridad, se
detuvo, vio a sus alrededores con el Catalyst V2 activado.
-Muy
bien escorias, salgan de sus malditos escondites ya que las navajas de sus compañeros
me han dejado malherido- dijo el chico de cabello negro sin emoción y con
sangre escurriendo de sus brazos.
-Si
tanto presumes de tus habilidades, deberías encontrarnos- dijo el líder que se
encontraba en uno de los cañones de plasma térmico.
-Sé
que “están preparados” contra mí, así que iba a dejarlo por las buenas, pero
disfrutaré dando de comer sus cadáveres a los tejones- contestó Kyoto sin
emoción.
-De
hecho, creo que nos subestimas niñito- contestó el líder.
El
chico hervía, nunca le había gustado que le dijeran niñito, de hecho, lo
odiaba, ni siquiera Sara le decía así, esa palabra fue la gota que derramó la
paciencia del chico, quien corrió hacia el líder del grupo y lo hizo explotar
junto con el arma térmica, al grado de que tomó al sujeto que había sufrido
fuertes quemaduras y heridas ligeramente profundas.
-¿Cuál
era el “plan maestro”?- preguntó el pelinegro sarcásticamente.
-No
te diré nada niñato de mierda- contestó aquel para escupirle en el rostro a
Kyoto.
-Verás,
creo que no conoces bien tu posición- Kyoto sacaba un frasco de sal- muy bien,
me dirás cuál era tu plan, o te haré sufrir como nunca en tu puta vida- dijo
sin emoción.
-Vete
a la mierda- dijo suplicando el sujeto.
Kyoto
solo le vació el frasco en todo el cuerpo del criminal, quien se retorcía
cruelmente por todo el bosque, craso error, ya que dejaba rastros de sangre que
gustaban a los murciélagos de la región.
-Dime
tu plan- volvía a hablar el chico.
-MUERETE
MALDITO NIÑO- lloraba el sujeto.
El
chico sacaba otro frasco ahora con bicarbonato, el cuál vació en todo el cuerpo
del sujeto, la espuma que salía al hacer reacción con la sangre del sujeto era
un espectáculo digno de cualquier trastornado mental, y Kyoto lo era, había
visto a la muerte sonreírle y tenderle la mano aquel fatídico día, ¿Quién se lo
imaginaría?, ahora estaba vivo, y no iba a desperdiciar más tiempo, terminó por
responderse él mismo.
-Ya
me has dicho todo- dijo Kyoto sacando un cigarro y prendiéndolo con una parte
del cuerpo del sujeto que estaba haciéndose cenizas- te daré muerte para que ya
no sufras: Atributo Fuego: Destrozador Ígneo.
Una
ráfaga de fuego cortaba e incineraba lentamente cada parte del cuerpo del
líder, quien no paraba de gritar para al final morir, Kyoto seguía caminando
con los 8 cadáveres atados a las cadenas que salían de su columna, caminando
lentamente por el bosque sombrío, del cual solo las pisadas que hacían crujir
las hojas secas caídas de los arboles eran la música existente en aquel lugar,
de pronto, se detuvo y cerró los ojos.
-Granadas
Luminosas, si que estaban preparados para pelear contra mí, es inútil el
esfuerzo que hacen, deberían saber que mientras ustedes planeaban todo, Paula
Corona Salazar está a salvo- dijo Kyoto aún con sus ojos cerrados.
Corrió
hacia un tronco de árbol el cual derribó de una patada, el enorme tronco iba
cayendo sobre la casa de seguridad, repentinamente empezó a llover, se
humedecieron las maquinas de los secuestradores quienes huyeron, sin embargo,
una sombra los detuvo.
-Planean
huir, sin enfrentarse a la justicia- dijo Kyoto con una voz sombría.
-La
justicia está de nuestro lado- contestó un valiente.
-Hablo
de la Justicia Celestial***, la que no se compra con dinero, aquella que
siempre hace lo correcto, dejar vivir al justo, y que el ser de intenciones malignas
desaparezca de la faz de la tierra- dijo el pelinegro bajando el cierre de su
gabardina, la cual cubría su boca.
-¿Qué
demonios…?- alcanzó a decir uno de los criminales cuando su cabeza salía
volando.
Kyoto
volteó a ver a los demás, estaban muy asustados, unos colmillos bastante
terribles y filosos eran mostrados en la boca del pelinegro.
Hubo
una masacre peor que la de Columbine****, el gobernador se enteró de aquel
acto.
-No
hubo sobrevivientes, esa es toda la información- decía la secretaria.
-Gracias
señorita, puede retirarse- contestó aquel.
Al
salir la secretaria de la oficina, el gobernador golpeó su escritorio, la
frustración, un rescate de $ 100, 000,000.00 USD que iba a ser la recompensa se
había perdido, junto con la esperanza de que el chico de las sombras muriese en
el intento de rescate.
Unos
ojos se abrían lentamente, todo estaba bien, una casa de campaña le tapaba la
vista, sus ojos color miel estaban extrañados, pues hace unos momentos estaban
inmersos en la oscuridad. Salió de la casa de campaña y vio a un chico vestido
con una gabardina negra, cabello negro algo largo y la mirada negra, oscura, se
atrevió a acercarse.
-Gracias-
dijo la rubia.
-De
nada…- el chico hizo una pausa.
-Paula,
soy la hija de…-
-…Del
presidente de Celadon Corp., no te preocupes, estás a salvo, ha pasado la
lluvia, así que debemos irnos- contestó sin emoción el chico.
-Podríamos
quedarnos una noche aquí, cerca de este lugar tengo una casa para vacacionar
así que…- propuso Paula.
-Lo
siento, pero debo llevarte con tu padre, por cierto, mi nombre es Kyoto, un
placer, ahora vámonos.
El
chico la dejaba inconsciente con solo tocarle la frente, la llevó a la casa de
la Familia Corona Salazar, bueno, se dirigía a la habitación de la chica, para
recostarla en la cama de la chica debido a la mala vida que tenía mientras
estaba plagiada.
-Mi
hija es lo más preciado en el mundo- decía una voz bastante preocupada- tal vez
la hayas salvado, pero que fuese deshonrada sería peor que…
-Descuide
señor…
-Mateo,
Mateo Corona Salazar, a tus órdenes- dijo el hombre con respeto, era de cabello
castaño con los ojos color miel.
-Solo
cumplo con mi deber, además, no está dentro de mis planes abusar de alguien
inconsciente, lamento si malinterpretó algo acerca de mí- contestó el chico.
-Para
nada, tu discúlpame, gracias por traer a mi hija a salvo, ¿cómo puedo pagarte?-
preguntó el adulto con respeto.
-Bueno,
primero que nada explíqueme acerca de la alianza con Xtars Co., debido a que no
pude concentrarme en mi misión.
-Eso
no puedo explicarlo, pues estoy silenciado, pero veo que te has esforzado, así
que te diré una pequeña cosa: Instituciones de Educación.
-No
es muy específico de su parte, pero puedo ver que es beneficioso, ahora me
retiro, gracias.
-Espera
muchacho, como has salvado a mi hija debo darte una pequeña recompensa, me
gustaría que tuvieras una de nuestras cuentas bancarias a tu nombre, te
estaremos depositando conforme avances en tu misión, descuida, estaremos al
tanto de ti.
-Gracias,
de verdad gracias- el chico se disponía a salir por la ventana- cuando
despierte, dele de tomar un té verde, le hará bien y la relajará.
-Gracias,
de verdad.
Kyoto
salió de la mansión, fue directo a una tienda de canastillas, a otra de
abarrotes, a una de manteles y se dirigió a su hogar, al día siguiente su
maestro estaba dispuesto a despedirse del muchacho, y que ese era su último día
en México.
-Kazuo-sensei,
gracias por haberme aguantado todo este tiempo, de verdad gracias, ahora sé que
usted se ha convertido en más que mi maestro, usted es mi amigo- dijo Kyoto
seriamente.
-¿De
qué hablas muchacho?- preguntó curioso y preocupado.
-Mañana
me iré, el rescate de Paula Corona Salazar era mi última misión aquí, ahora empieza
el viaje por la felicidad, ya que después de eso, volveré por Sara- dijo con
determinación el muchacho.
-Te
felicito, espero que al final seas feliz- dijo el espíritu- “Siempre estaré al
pendiente de ti hijo mío, siempre”- pensaba el adulto.
-Bueno
sensei, hasta muy pronto.
-Adiós,
Kyoto Katekyo
Al
día siguiente, el jet privado de Xtars, con Ride y Rode a bordo, lo esperaban
en el aeropuerto internacional de la ciudad de Toluca, para ir por uno de los
compañeros del pelinegro.
*: Katekyo (tutor) es un legado que
tiene la característica de que su técnica ocular (Catalyst) tenga que ver con
el balance y el equilibrio, además de que todo miembro de este legado tiene que
entrenar al siguiente, para que aprenda de los errores del pasado y no se
repita su fatídica historia.
**: Organización no Gubernamental, es
una sociedad que actúa independiente del mismo sistema en el que fue creado, es
decir, fue creado en cierto país, pero no obtiene fondos ni reglamento del país
o su gobierno.
***: Los Dioses ancestrales contaban
también con grandes jueces que permitían o no el paso al paraíso (Catolicismo),
los Campos Elíseos (Panteón Griego), el Valhala (Nórdica), etc.
****: En el año 1999, Eric Harris y
Dylan Klebold irrumpieron en Columbine High School y perpetraron una ejecución
que costó 13 vidas, 12 estudiantes y un maestro, para después suicidarse,