Capítulo 61: Un momento
para disfrutar.
-No me dejes sola- dijo
la chica de cabello azul mientras aguantaba las lágrimas- Estuve esperándote
años para ser la chica que compartiría su vida contigo, como para ver que has muerto
que te alejas de mi lado, no otra vez, no lo resistiría.
Kyoto le miraba
fijamente mientras la abrazaba, sin saber exactamente qué decir, ahora que era
más humano sabía acerca de los sentimientos, si le decía que no la dejaría
sola, ni él mismo estaba seguro…
-Kyo-kun, promételo…
-Yo… lo intentaré-
masculló el azabache bajando la mirada.
-¿LO INTENTARÁS?...- la
chica cambió súbitamente su tono de voz
-Es que… déjame
explicarte… esto es una jodida guerra, alguien tiene que morir.
-KYOTO-KUN…
-Hump… “En el amor
desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega
directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar la
amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural”, eso lo dijo Edgar
Allan Poe una vez, seguimos siendo hombres simples Inverna, y sentimos ese
deseo de proteger cualquier cosa aún a pesar de nuestra vida- masculló el
azabache tomando de las manos a su ahora novia- Alguien debe quedarse aquí a
garantizar la paz de este mundo, de convertirse en el símbolo de la armonía.
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Doce horas antes…
-Kyoto, es imposible
que quieras convocar una guerra entre ambos sectores continentales, es decir,
apenas tu y yo tenemos un ejército lo necesariamente grande apenas para
combatir a Mythland, pero Citizen es otro punto y aparte, querer atacar a
Citizen es como querer atacar un continente completo.
-Pero no solo tendremos
a un ejercito, será mucho más grande, planeo orillar a todo aquel país que no
pertenezca a Citizen a una guerra sobre la cual tendremos ventaja- comentó el
azabache con seriedad.
-¿Tan solo Belladona y
Hefestos?, perdóname Kyoto, pero estas demente- regañó el enano a Kyoto
mientras tomaba sus sienes- Dani, tráeme un poco de Hidromiel.
-Que sean dos copas,
por favor- pidió Kyoto mientras sonreía siniestramente.
-Yo quiero…
-Tú no volverás a tomar
hidromiel, Inverna- comentó el azabache- Tymir, quiero que me apoyes en esta
guerra, porque tengo una ambición, y es liberar a The Fantasy de la Expansión
Territorial de Citizen, si logramos destruir toda esa maldad, podemos vivir en
paz.
-Kyoto, Kyoto, Kyoto, aun
si acabas con lo que conoces como MAL, la ambición seguirá presente, y eso
volverá a desenvolver el mal, además, ¿acaso planeas quedarte aquí?- preguntó
el Enano viendo fijamente a ambos jóvenes.
-Sí, eso planeo, planeo
mantener la paz quedándome aquí, ya sea como un mensajero de paz, o como el
sacrificio del Resultado de la Guerra.
Melodi sintió el
corazón romperse en cuanto el joven azabache dijo eso, es probable que ella
también quisiera estar con Kyoto y quedarse en aquel mundo, pero…
-Bien, te ayudare, pero
necesito que formes bien un ejército, que me confirmes con seguridad…
-Sé de qué hablas, y te
aseguro que así será, forma guerreros fuertes, y saldremos victoriosos- agregó
el azabache con firmeza.
-Bien, te apoyaré- dijo
el enano mientras tomaba su cabeza- Mi hijo Dani será el comandante de las
fuerzas de Hefestos, ¿no tendrás problema en ello?
-Para nada, si es hijo
suyo y lo ofrece al ejercito con orgullo, es que es fuerte, y usted lo
reconoce- comentó el azabache- Muchas gracias por su apoyo- dijo haciendo una
reverencia de pie- Ahora solo debemos ir mañana por el Mar de la Serenidad,
para llegar a Mythland.
-Claro, mientras tanto,
disfruten de este su último día de estadía en Hefestos, espero haya sido
provechosa- comentó el enano haciendo una reverencia.
-De pie honorable Rey,
he disfrutado mucho este lugar y me encantaría quedarme un día más, Rey Tymir,
agradezco esa prueba de amistad al confiarme a su hijo a tan noble y peligrosa
misión- comentó el azabache sonriente mientras tomaba la copa de hidromiel y la
chocó con la copa de Tymir- Una vieja tradición, a Salud, POR THE FANTASY.
-POR THE FANTASY- dijo
el Rey Tymir.
Y tomaron la copa hasta
el fondo, para infortunio de Melodi, que no probó gota alguna.
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Salieron del Palacio
del Rey, y Kyoto tomó a Melodi por el brazo, ella saltó consiguiendo que él la
cargase al estilo princesa, el azabache voló directo a una de las lagunas que
rodeaban Hefestos, al estar cerca de una zona volcánica, se había desarrollado
un valle con Aguas termales para los que quisieran escapar de las temperaturas
frías, el Valle del Infierno de Hefestos.
Kyoto se quitó la gabardina
negra que cubría gran parte de su cuerpo, cuyo torso se encontraba descubierto
y la piel blanca estaba tomando un ligero bronceado.
Melodi no evitó desviar
la mirada, mientras hacía memoria de aquella noche loca en la que casi pierde
su virginidad en manos del hombre que ella amaba, pero ebria, ahora estando
sobria era otro asunto.
-Amor, te traje aquí
para disfrutar de una de las maravillas naturales de Hefestos, el Jigokudani de
The FANTASY, llamado El valle de las termas, reservé todo este lugar solo para
nosotros- dijo el azabache mientras tomaba su cabello y lo arrojaba hacia
atrás, dejando ver su ojo izquierdo.
Una cicatriz le fue
revelada en el hemisferio izquierdo del rostro del azabache, quien tomó un poco
de agua de las termas y la frotó contra la misma hendidura, volviendo a alisar
la piel del azabache.
-Debería agradecer que
Tymir me recomendó estas aguas, son fabulosas- comentó el azabache mientras
quitaba los botones del pantalón negro.
-K…kyoto-kun
-Anda mocosa, no seas
tímida, y ven conmigo.
La chica solo asintió
mientras, con excesivo nerviosismo, comenzaba a quitar su ropa, a la vez que
Kyoto ya estaba dentro de las termas.
El azabache soltó un
largo suspiro mientras el agua corría por su cuerpo, por su parte Melodi, ya
desnuda, entraba con lentitud acoplándose a la temperatura del agua.
-Apenas es de mañana,
pequeña, tenemos todo un día para disfrutar- comentó el azabache enfatizando el
todo- Además, quiero estar a tu lado.
-¿Siempre?- preguntó la
chica ya dentro del agua.
-Siempre.
-¿Nunca me dejarás
sola?- Preguntó la chica acurrucándose hacia el azabache.
-No, nuca te dejaré, lo
prometo, Melodi Inverna- dijo el azabache estrechándola en sus brazos.
-Oh, veo que
necesitaban un poco de privacidad- comentó una rubia frente a ellos.
-Na…Natsuki-chan- dijo
Melodi cubriéndose.
-¿Qué no estas aguas
termales no eran de baños separados?- preguntó Stella mientras estaba de
espaldas a ambos.
-Sí, y se suponía que
había reservado este lugar especialmente para esta tarde- masculló el azabache
mientras sonreía con malicia.
-¿En serio?, es una
pena, entramos diciendo que somos tus amigas, y los otros dos están del otro
lado, en el de hombres- comentó la rubia mientras veía con nervios la sonrisa
de Kyoto.
-Atributo Fuego...-
dijo el azabache mientras el agua a su alrededor comenzaba a burbujear.
-Bien, bien, tú ganas,
nos vamos- Dijo Natsuki mientras salía del agua, con una toalla cubriendo su
cuerpo- Pero solo te digo algo, tus actos egoístas te llevaran a lo peor.
-Solo estas molesta que
quiero pasar tiempo de calidad con mi novia a solas sin un grupo de idiotas
tras nosotros, estamos a punto de una maldita guerra y necesitamos relajarnos-
dijo el azabache con calma, ignorando el comentario de la rubia- Eso también
incluye a sus mascotas- masculló el azabache apuntando a los baños termales del
lado masculino.
-Pero…
-Sin excusas,
llévenselos de aquí maldita sea.
-Está bien, está bien,
por egoísta te saldrán imperfecciones en el rostro- masculló Natsuki saliendo
del lugar.
-Stella- dijo Kyoto
mientras veía a la chica que seguía de espaldas- Largo.
-ASH, ¿acaso una no
puede distraerse en este bello lugar?
-Nope, chaito- dijo el
azabache mientras le señalaba la salida.
-Maldita sea- gruñó la
chica saliendo de las termas.
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Estuvieron un tiempo en
las aguas termales, y cuando la temperatura comenzaba a descender gradualmente,
ambos salieron a ver la puesta de sol, a una montaña rocosa.
Melodi estaba insegura,
sabiendo que su romance, a ojos de otros, sería mal visto, pues claro, estaba
siendo novia del azabache apenas a dos semanas de la muerte de la novia de este
último, y sus sentimientos despertaron así de repente…
-¿No es raro?- preguntó
definitivamente la chica mientras veía al sol esconderse- Digo, tus
sentimientos solo florecieron a la luz de un recuerdo, o una invasión de
recuerdos, yo quería estar contigo, no forzarte a esto, me odio, soy tan
egoísta, solo quería estar contigo y…
-No lo eres- masculló
el azabache mientras le miraba a los ojos- Egoísta es aquel que, contra todo y
todos, quiere obtener algo, y si no lo tiene, patalea, llora, agrede e insulta,
pero tú, solo quisiste estar conmigo, y cuando no lo hice, te alegraste,
esperando que esa persona me hiciera feliz, lo nuestro no es forzado ni nada
por el estilo, lo nuestro solo nació, tú ya estabas enamorada de mí, solo
faltaba que yo decidiera probar ese amor, y ahora debo disfrutarlo, sin tabús-
dijo el chico mientras miraba a las estrellas-
“Hay personas que no lo
van a entender, que patalearan, lloraran, insultaran y te harán menos solo
porque no querían que yo estuviese contigo, pero solo te digo algo: Me importan
un bledo sus opiniones, porque esta decisión yo la tome, yo viviré contigo, yo
pelearé contigo, sufriré contigo, ellos no lo harán- finalizó el azabache
tomando el mentón de la chica.
-¿Vas a besarme?-
comentó la chica sonrojada.
-¿Aquí arriba?, ¿En una
puesta de sol?, ¿el escenario perfecto para un beso?, oye, no lo sé, podría
convertir esto en tu dulce agonía, ¿qué dices?- preguntó el azabache mientras
se acercaba peligrosamente a los labios de la chica.
Roce, tras roce, tras
roce, la chica trataba de corresponder a los besos del chico, pero una vez que
abrió la boca, el azabache se alejó.
-Sí, esto podría
tornarse divertido
-No seas malo
Kyoto-kun, ¿me dejarás así?- preguntó la chica mientras se sonrojaba y sonreía
con un dedo en la boca, muy seductora.
-Pensaba castigarte,
pero creo que sí, así te quedarás toda la noche.
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Siguieron caminando por
las calles de Hefestos, mientras eran seguidos por los chicos, quienes
esperaban un mayor avance en la relación.
-Ya se besaron y todo,
pero no pueden caminar juntos como una pareja normal, es extraño- comentó
Stella mientras sacaba unas cadenas.
-No podemos hacer un
acercamiento más íntimo- dijo Riot- Según el Protocolo de los Katekyo y los
Inverna, si los amantes llegasen a poseer el mismo lazo familiar, tienen que
ser discretos.
-Por el amor de dios
Riot- masculló Natsuki- Mi amiguita casi viola a Kyoto y tienes el descaro de
decir que tienen que ser discretos.
-Discretos en el
sentido que nadie puede saber que su relación va más allá de simples novios, en
el momento en el que un Katekyo y una Inverna se besan, es ahí cuando podemos
llamarlos “esposos”- dijo Riot mientras sacaba un libro cuya portada se leía
como “Signos y Símbolos de los Clanes Antiguos”.
-Entonces un simple
beso entre Kyoto y Melodi en público…- anunció Zentraedi.
-Es el posible fin de
la relación entre ambos, puesto que…- alcanzó a decir Riot.
-Según yo recuerdo,
Meredi Inverna, o Sara Reyes ya había besado a Kyoto, ¿o me equivoco?- dijo
Stella con veneno en la boca.
-Cabe destacar que
Meredi no es una Inverna Pura, solo la ayudaron los genes que implantamos en su
cuerpo, de hecho, de no ser por nosotros, ella no se habría reencontrado con
Kyoto, y según sé, Meredi le encargó a Melodi el bienestar de Kyoto- dijo Riot
mientras se sentaba en una banca.
-Oh, ya veo- dijo una
voz tras ellos.
-Sí, así es…
-Y es por eso que han
estado siguiendo a Kyoto desde la tarde, en las aguas termales- dijo la misma
voz.
-Sí, en realidad, no
queríamos dejarlos a solas y…
-Ya veo, acosando sin
razón a Inverna y a mí, eso es imperdonable- masculló el azabache.
-¿Pe…pero cuando?
-Desde que inició la
conversación, soy solo un clon, pero creo que será más que suficiente- masculló
el joven azabache saliendo de las sombras.
-¿De qué habla…?-
alcanzó a preguntar Riot.
Y en ese momento, Kyoto
retiró la parte superior de su gabardina, mostrando la sonrisa con sangre y
dientes afilados que anteriormente sería su técnica maestra.
-O nos dejan de
molestar, o me encargaré de hacerlos tener las peores pesadillas que puedan
imaginar- dijo el azabache mientras seguía mostrando sus dientes
ensangrentados.
-Solo es una ilusión,
Melodi nos dijo eso- comentó Stella tratando de tomar valor.
-¿Una ilusión eh?, ¿qué
pasara si decido devorar tu mano?- preguntó el ente frente a ella.
-N…no te atreverías-
dijo Stella asustada.
-Rétame…
-Bien tú ganas- dijo
Riot tomando a su novia- Nos vamos chicos, retirada provisional.
-Nah… Será definitiva,
de eso me encargo yo: Atributo Oscuridad: Pesadilla.
Y los chicos cayeron
inconscientes ante los pies del clon del azabache, quien solo los tomó para
llevárselos a sus habitaciones.
-No soy un simple clon,
soy parte de la personalidad de mi creador, y cuando esta misión termine,
volveré a su cuerpo.
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-Esos idiotas- masculló
Kyoto mientras esperaba sentado en una banca con vista al reino.
Hefestos se ubicaba
rodeado de montañas, junto a un lago congelado en la superficie, donde gran
cantidad de peces comestibles que se mantenían en constante navegación para
evitar el congelamiento total del lago.
Entre todas las
montañas, una de ellas tenía una cueva donde se rumoraba, había una llama que
nunca se extinguía, conocida como “La Llama Eterna”.
Junto a ella, se
encontraba Kyoto, esperando la comida que Melodi traería del festival, que ella
había ido a comprar a solas por petición propia.
-Kyoto-kun.
Y por lo visto le había
ido bien.
-Tiempo sin vernos-
dijo Melodi mientras cargaba la canastilla.
-Solo tardaste diez
minutos y…
Cada minuto sin ti es
una eternidad, k-kun- dijo Melodi sacando los platillos de Sushi.
-Exageras- dijo Kyoto
sacando una botella- Solo es jugo de uvas con miel, no te emociones.
-Desde aquella noche te
pusiste muy estricto en cuanto al alcohol- dijo Melodi haciendo un puchero.
-Lo siento, pero me
gustaría que mi primera vez fuese con mi novia totalmente consciente, sin
alcohol de por medio.
Comenzaron a comer con
calma, frente a la llama eterna.
Melodi miraba el
paisaje que le rodeaba, y recordaba su breve, pero divertido y muy emotivo,
pase por Belladona, el lugar donde su ahora novio había sido concebido.
-Serías una princesa,
si te quedas aquí junto a mí- dijo el azabache.
-Mamá no estaría muy de
acuerdo- confesó la chica con pesar- Mi padre estaría devastado y yo… si te soy
honesta, quiero volver a casa.
-Entiendo, al menos,
fue hermoso haberte conocido y…
-No me dejes sola- dijo
la chica de cabello azul mientras aguantaba las lágrimas- Estuve esperándote
años para ser la chica que compartiría su vida contigo, como para ver que has
muerto que te alejas de mi lado, no otra vez, no lo resistiría.
Kyoto le miraba
fijamente mientras la abrazaba, sin saber exactamente qué decir, ahora que era
más humano sabía acerca de los sentimientos, si le decía que no la dejaría
sola, ni él mismo estaba seguro…
-Kyo-kun, promételo…
-Yo… lo intentaré-
masculló el azabache bajando la mirada.
-¿LO INTENTARÁS?...- la
chica cambió súbitamente su tono de voz
-Es que… déjame
explicarte… esto es una jodida guerra, alguien tiene que morir.
-KYOTO-KUN…
-Hump… “En el amor
desinteresado de un animal, en el sacrificio de sí mismo, hay algo que llega
directamente al corazón del que con frecuencia ha tenido ocasión de comprobar
la amistad mezquina y la frágil fidelidad del Hombre natural”, eso lo dijo
Edgar Allan Poe una vez, seguimos siendo hombres simples Inverna, y sentimos
ese deseo de proteger cualquier cosa aún a pesar de nuestra vida- masculló el
azabache tomando de las manos a su ahora novia- Alguien debe quedarse aquí a
garantizar la paz de este mundo, de convertirse en el símbolo de la armonía.
Y puso sus dedos en la
frente de la chica.
-Hipnosis
Y la chica cayó
profundamente dormida.