Capítulo
57: Encuentro de Guerreros
Después
de comer, Kyoto preparó las casas donde dormirían los exploradores, 6 casas de
oricalco para ser precisos, cada familia podría dormir en una casa, pero
alguien estaba algo en desacuerdo con esa opción.
-No-
dijo la chica de cabello azul, con un puchero en el rostro y cruzando los
brazos.
-Melodi,
entiende- trató de insistir el chico.
-No,
entiendo que te quiero a mi lado.
-Inverna,
sabes bien lo que pasó cuando nos dejaban dormir juntos.
-¿Y
no has llegado más lejos?- preguntó Miyaah con diversión.
-Esto
no es gracioso- dijo el azabache enojado.
-Sí
lo es, francamente lo es, además, como padres, merecemos un poco de privacidad-
comentó Kazuo abrazando a su esposa.
-Agh…
yo no tenía que saber eso…
-¿Entonces
no quieres un hermanito?- comentó Erika ante la risa de todos los presentes.
-Largo
de mi vista…
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-Vaya,
esa discusión sí que es ardiente- comentó Sora viendo la escena.
-¿Falta
mucho para llegar?- preguntó Yusei con fastidio.
-Nah,
solo otros dos kilómetros más y estaremos cerca- contestó la castaña.
-¿Algunas
rutas alternas?
-¿Para
llegar a ellos o llegar a Hefestos?
-Para
llegar a ellos.
-Si
seguimos andando en la noche, es posible que los alcancemos, pero realmente
necesitamos descansar y…
-Solo
cinco minutos, meditemos y así repondremos fuerzas.
-Yusei…
-Hazlo
ahora…
-Pero
tengo sueñito…
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-Entonces,
¿Sí dormiremos juntos?- preguntó la joven de cabellos azules.
-Sí,
así parece- comentó el joven azabache- Y por lo visto, el delicioso karma me
adora.
Vieron
a los adultos abrazados entre sí, con una gota de sudor en la cabeza.
-Muy
bien, entonces la distribución estará de la siguiente manera, los hombres, es
decir, Kazuo Katekyo, Takeshi Inoue, Ashura Schiffer y Akashi Oda dormirán en
una de las casas, mientras que Erika Aramis, Sofía Aramis, Miyaah Inverna y
Crista Diamanta dormirán en la Otra, ¿hay dudas?- preguntó el joven azabache
-¿Cómo
dormiremos todos en las casas de oricalco?- preguntó Kazuo.
-Cada
casa tiene un máximo de cuatro habitaciones, dormirán en cada una de ellas-
masculló el azabache mientras tomaba la mano de Melodi.
-¿Y
ustedes donde dormirán?- preguntó Erika.
-Recuerdo
que querías que te hiciera abuela lo más pronto posible- dijo el joven con
burla.
-No
te atreverías.
-Rétame…
Kazuo
veía la pequeña discusión con un ligero temor, y además estaba algo frustrado,
por seguirle la broma a su hermana esta noche no tendría acción, y si seguía
con esa actitud, menos.
-Mamá,
déjame solo, ya estoy grande como para tomar mis decisiones yo solo.
Al
dar la vuelta, no vio la piedra que estaba tras él, y cuando caminó.
-Fuera
abajo- dijo Riot mientras el azabache caía.
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-Y
entonces ya estás demasiado grande como para tomar tus decisiones- dijo
Zentraedi con burla.
-Como
para decidir romperte la cara, malnacido.
-Modera
tu vocabulario Kyoto, es mi hijo- Pidió Ashura amablemente.
-Ah,
entonces mal-concebido.
-Kyoto-kun,
deja de moverte.
-No
es nada pequeña, solo un ligero rasguño y ya.
Melodi
estaba aplicando aura al chico azabache, quien le miraba avergonzado.
-La
última vez moriste a consecuencia de pequeños rasguños, tu padre casi te mata a
base de pequeños rasguños, ¿así o más claro?, Kyoto-kun.
-Joder…
-¿Cómo
dijiste?
-Oh
mierda…
-¿Perdón?
-Carajo…
-KYOTO-KUN…
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-Con
una novia así, no me despertaría al día siguiente- masculló un azabache de piel
ligeramente bronceada.
-Pero
con tu hermana creo que basta y sobra- comentó la castaña despreocupada- Ya nos
estamos acercando, Yusei, ah y otra cosa, quiero un puesto pequeño…
-¿A
tu altura?
-Hijo
de…
-Ya
los veo.
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Ahora
Melodi estaba aplicando aura en el ojo morado del azabache, tratando de
minimizar la herida que tenía el joven.
-Inverna,
que estoy bien.
-Lo
siento, lo siento, lo siento…- decía la chica sollozando
-¿Siempre
tienes que discúlpate por todo, Inverna?
-Lo
siento, lo siento- aún decía ella.
-Vaya,
ese ojo morado sí que duele, si eres inteligente seguirás muerto para el día de
mañana, y con una novia así, menos.
-Esa
maldita voz.
-Ya
tan pronto me olvidas Katekyo, que lástima, creí que éramos amigos.
-Amigos,
ja, mis pelotas, aún no olvido que intentaste asesinarme- masculló el azabache
mientras se levantaba con el puño cerrado.
-Oh,
ya veo- dijo el otro chico mientras cerraba también el puño.
Y
de forma inesperada, chocaron puños, mientras Melodi les miraba confundida.
-Vaya,
creí que intentarías matarme, maldito bastardo- comentó el chico de piel
bronceada.
-Descuida
Yusei, no lo haría, aunque me lo rogaras- explicó el joven- De hecho, pensaba
buscarte porque te tengo una misión importante.
-Ya
veo, estuvo bien que vine, ¿qué quieres que haga?
-Es
peligroso, primero que nada, te diré que planeo una guerra contra Citizen.
Los
ojos de Yusei se iluminaron ante la mención de la palabra Guerra, pero aún más
cuando dijo “contra Citizen”.
El
ceño fruncido del chico y la mirada salvaje se suavizaron en una suave mueca de
alegría, como un chico al que le muestran un juguete.
-Eres
un salvaje Yu-kun, la guerra no traerá nada bueno- explicó una castaña tras el
azabache.
-Sora-chan-
dijo Melodi tras Kyoto.
-Ah,
hola Inverna- saludó la chica.
-¿También
te unirás?- preguntó.
-Solo
quiero un trabajo menor, nada más…
-¿Uno
a tu altura, Sora?- dijo Kyoto entre risas.
-Hijos
de… solo porque están altos…
-Te
entiendo- comentó Natsuki- Yo también estoy pequeña, y también me hacen bromas.
-Pero
bueno, es grandioso tenerte aquí, Yusei, porque tengo algo que pedirte- dijo el
azabache.
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-Kyoga,
nunca soñé con vivir en un palacio- mencionó una chica de cabello azul
reposando sus pies.
-Hump,
disfrútalo, porque tenemos que seguir entrenando si queremos tener estos lujos,
Lirica- masculló el chico de cabello blanco mientras veía a la chica junto a
él- Ahora si me lo permites, no te pegues tanto a mí, y mantente lo más alejada
que puedas.
A
Lirica le dolió esto, así que se levantó cabizbaja, dando vuelta por el
pasillo.
-Muy
distinto, a él, ¿pero por qué?, ¿por qué padre quiere matarle?- susurró.
-Lirica,
Padre quiere verte- masculló una chica pequeña…
-Me
llamo Meredi, no… no…
-¿No
qué?, ¿Pasa algo contigo Lirica?...
-No,
nada, nada grave, voy en un momento…
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-Así
que embajador de los Reino Menores- dijo el chico azabache con los ojos
brillosos.
-Sí,
te harás cargo del entrenamiento en los reinos menores, empezando por el tuyo-
dijo el azabache sonriente.
-¿Mi
reino?, ¿estás de broma, Katekyo?
-No,
supe de una movilización al norte de Gruunland, al parecer, hubo varios
sobrevivientes, ¿Qué dices?
-Que
estás loco.
-Ok,
búscalos en Norwind, se refugiaron ahí antes de la invasión de Citizen, y
dejaron a varios niños huérfanos para ser entrenados como espías.
-No
te creo.
-Ve
a Norwind, pero antes, te dejaremos unas cuantas cuadras antes del lugar-
comentó Kyoto.
-Te
creeré, así que vámonos.
-Espera-
comentó Kyoto- Primero iremos a Hefestos, ahí te dejaremos.
-¿El
país de los enanos?, bien, me parece perfecto, ¿Cuándo partiremos?
-Mmm,
mañana en la mañana, esta noche cenaremos, reposaremos y dormiremos.
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Al
entrar todos a sus respectivos cuartos, Melodi estaba sentada fuera de la casa
de oricalco, viendo arder las brasas que quedaban.
Kyoto
salió, con una taza de café en sus manos.
-Inverna,
entra a dormir niña, o morirás de frío.
-Soy
una Inverna, resisto el frío- comentó la chica como si nada.
-¿Entonces
por qué siento tanto frío?- el chico se abrazó.
-Es
porque eres Atributo Fuego, y al parecer tienes lava en las venas- decía la
chica mientras reía con delicadeza.
-Joder,
las razones por las cuales no te aceptaba…
-Basta
de bromas crueles, K-kun, en verdad o te cortaré.
-Ok,
lo admito, fui malo, ahora quiero cambiar contigo.
-K-kun…
-Escucha
Inverna, te quiero, ahora me preocupo por ti, porque te quiero mucho- y la besó
suavemente- Ven, vamos a la cama…
-¿EH?,
K-kun, yo no, yo… aún no…
-A
dormir- comentó serio.
-Ah,
s…sí, v…vamos.
Y se fueron
a la casa de oricalco, con mucho sueño encima.