Melodi despertó con una sensación de vacío, y
con mucho dolor de cabeza pues, al ver que Kyoto no llegó a casa a dormir, fue
a la sala y se bebió un poco del hidromiel que había logrado sacar a ocultas de
Hefestos.
Pero ese poco fue suficiente para volver a
provocarle una borrachera terrible, y su consecuente resaca.
-Sinvergüenza- dijo una voz masculina sentada
en su cama- No conforme con intentar violarme en Hefestos, ahora tomas frente a
tu hija.
-K…Kyoto-kun- dijo la chica asustada.
-Te prohibí determinantemente que no volvieras
a tomar- dijo el chico.
-Ayer no llegaste a casa, y tu hija se quedó
dormida esperándote- dijo la chica con las mejillas sonrojadas aún.
-¿Y esa es excusa?- preguntó el azabache
tomándola entre sus brazos.
-Perdón.
-Descuida, sólo no vuelvas a hacerlo,
suficientes problemas tengo con…- el chico vio el sobre blanco con vivos
dorados en una mesa del dormitorio- Y eso es…
-Una carta.
-Es lógico que se trata de una carta, mi
pregunta es ¿quién la envía?
-No lo sé, no vi a nadie extraño, y ni siquiera
sé lo que dice, está escrito en el lenguaje antiguo de los elfos.
-Elfos… Posiblemente la reina sepa algo.
-Esa perra.
-Para leer la carta, celópata en potencia- dijo
el chico tomándola en sus brazos- Vamos Inverna, tenemos que arreglar este
asunto, por cierto, deja dormir a Kazuha, no creo que tardemos mucho.
-Sí K-kun, vámonos.
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Al ingresar al palacio, las miradas hostiles
sobre el chico no se hicieron esperar, tanto de jóvenes como de ancianos que le
veían con furia contenida.
El chico sólo los ignoró, antes de pasar con la
Reina.
-Su majestad, tenemos un problema- dijo Kyoto
presentándose ante Titania.
-¿Qué ocurre jóvenes héroes?
-Pues, alguien quiso jugarnos una broma
mandando esta carta- dijo el joven estrechando la carta.
-Ese sello… es de la familia real- dijo la
Reina mientras se mostraba sorprendida.
-¿Familia Real?
-Mi familia, tenemos un sello especial, y a
juzgar por la letra… oh sí, justo lo que creí.
-¿Pasa algo su majestad?
-Es mi hija, Eglantine.
-Eglantine, la princesa de los elfos- dijo el
chico.
-Sí, mi hija desde que te vio quedó prendada de
ti, aunque sabe que tienes familia, eso no la detiene- comentó la reina
mientras quemaba la carta- Es una guerrera, ha mantenido en pie su orgullo como
elfa, no como muchas que se perdieron en el camino de la lujuria, ella sigue
buscando al indicado, y al parecer…
-Igual de zorra que su madre- masculló Melodi.
-¿Disculpa?- preguntó la Reina.
-Inverna, no más por favor- dijo Kyoto mientras
la sujetaba de los brazos.
-TE BESÓ… BESÓ A UN HOMBRE CON FAMILIA- Reclamó
Inverna aún con ira contenida.
-LE SALVÉ LA VIDA A TU NOVIO MOCOSA ESTÚPIDA-
Se defendió la reina, perdiendo el porte real.
-Por favor, usted no su majestad…
-Mi madre no tiene nada que ver con eso- dijo
una voz tras ellos- Yo soy la que quiere, no, quiero decir, LA QUE VA A
QUITARTELO.
Una chica de cabello púrpura y ojos dorados
salió tras una columna, con una sonrisa coqueta hacia el azabache, mientras
miraba altivamente a la chica frente a ella.
Melodi sólo tomó un pequeño sable que tenía
Kyoto en sus bolsillos, y se dirigió a la chica con el sable apuntando al
cuello de la princesa.
-Si quieres evitar derramamientos inútiles de
sangre, aleja las manos de mi hombre.
-¿Y qué me lo va a impedir?, ¿una mujer con
hija en brazos?- Hizo un ruido seco con los dedos- Mejor va siendo hora de que
pienses bien las cosas.
Y un par de guardias salieron detrás de
Eglantine sosteniendo a la niña.
-Kazuha-chan- dijo la chica de cabello azul.
-Dame a tu hombre y yo te daré a la mocosa,
¿qué dices? - Dijo la Princesa con altivez.
-Eglantine- dijo la reina volviendo a su porte-
¿Qué te dije sobre jugar sucio respecto a eso?
-Perdón mamá, pero quería ganar sin derramar
más sangre.
-Pues demuestra con tu propia fuerza que eres
la princesa de Mythland, y no te aproveches de descuidos como la pequeña hija
de ellos.
-¿Ya me vas a dar a mi hija?- preguntó Melodi
mientras su miraba se endurecía.
-Bueno, ten a tu mocosa- dijo la princesa
empujando a la niña con Melodi- Si yo quisiera, puedo arrebatarte a tu amado,
pero quiero enfrentarme a ti para demostrarle que nuestra raza es superior a la
de un ser humano porque, modificada o no, lo sigues siendo, y si llegas a
rechazar el duelo, la Gran Reina puede cancelar el pacto.
-Mala- dijo Kazuha mientras sacaba la lengua a
la princesa.
-Y, por cierto Eglantine, ¿qué decía la carta?-
preguntó Titania.
-Ah, Precisamente del duelo, en la carta te
invitaba al estadio de Mythland, para batirnos a duelo por tu preciado hombre-
Posteriormente se acercó coquetamente al azabache- Y humillándote públicamente,
no querrás volver a dar la cara por aquí.
-K-kun, di algo- reclamó la chica.
-¿Qué quieres que diga?, es tu decisión al
final de cuentas, Pelear o No Pelear, eso ya es cuestión tuya pequeña, no
permitas que yo tome todas las decisiones por ti.
-Cierto, bien- dijo la chica mientras cargaba a
Kazuha- Planeaba dejarte pasar como un insecto cualquiera en el parabrisas de
mi vida, pero nadie, y repito, NADIE SE METE CON MI FAMILIA.
-CUANDO QUIERAS NIÑA.
La mirada de Melodi se enfrió mientras volteaba
a ver a la princesa de los elfos.
-Hump, ni siquiera sabrás qué fue lo que te
golpeó- maldijo la chica mientras salía del palacio.
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-¿Estás bien Inverna?- preguntó Kyoto mientras
le quitaba la niña a Melodi.
-No sé, francamente nunca pensé que esto
pasaría- dijo la chica.
-Es una de las situaciones que tratamos de
evitar anteriormente ¿sabes?, un conflicto con prometedores aliados, sin
embargo, puedo entender tu punto, Kazuha no tenía por qué pagar por esto, es
más… yo mismo tenía ganas de partirle la cara.
-Pues hazlo si se atreve, joven Príncipe de
Belladona- dijo una voz seductora tras ellos.
-No tiente a su suerte- dijo el joven con más
altivez- Puedo prescindir de los servicios de Mythland sólo por evitarme
berrinches de niñas de 5 años que me ven como un juguete o un caramelo.
-Eres más que ello, eres un buen candidato a
alianza matrimonial con Belladona, todos los reinos, mayores y menores,
buscaban una alianza cuando tu madre se encontraba embarazada, y mi madre,
cuando se enteró que sería la siguiente reina, buscó a tus padres, pero ya
estaban muertos, desintegrados por Destiny.
-Continúa y Mythland tendrá guerra contra mí-
comentó el muchacho.
-Dejándote a merced de un hombre violento, con
sed de sangre, Victor Lence, ¿esa clase de padres para ti?, y para finalizar tu
estúpida noviecita perforada por el mismo que mató a tus padres, ¿qué sentiste
al verla morir en tus brazos?, oh miento, perdón… murió en brazos de tu actual
novia y…
No pudo terminar, pues un puño de agua la mandó
a volar directamente a una de las murallas del palacio, y una Melodi con la
mirada vacía y opaca.
-Si sigues hablando, maldita zorra, te haré
pedazos y se los daré a tu madre- dijo la chica avanzando hacia la princesa.
-Mo…mounstruo…
-Mañana vas a ver lo que es un verdadero
monstruo, vas a desear no haber abierto la PUTA BOCA, Atributo Agua…
-Detente Inverna- dijo el chico- Tenemos que
irnos de aquí, para que descanses.
-Bien, K-kun, vámonos- comentó la chica
mientras tomaba a su hija.
-Mami es muy fuerte- celebró Kazuha con calma-
Y muy malhablada.
-Mami sólo quiere proteger lo que es de ella-
le dijo Melodi- Y, sobre todo, estar contigo pequeña.
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Al abrir sus ojos azules, se dio cuenta de su
realidad, de su ineludible realidad.
“Si yo
quisiera, puedo arrebatarte a tu amado, pero quiero enfrentarme a ti para
demostrarle que nuestra raza es superior a la de un ser humano porque,
modificada o no, lo sigues siendo, y si llegas a rechazar el duelo, la Gran
Reina puede cancelar el pacto.”
-Dios, pensar que tengo que patearle el trasero
a una princesa mimada- se dijo mientras veía a Kyoto y a su hija dormir.
Vio la sonrisa de la niña, que estaba enrollada
en los brazos de Kyoto.
Esa era una calma a su corazón, algo que le
tranquilizaba, su alegría de cada día.
-Primero muerta a que una zorra así me quite
esa alegría por muy princesa que sea- se dijo levantándose de golpe.
-Inverna- dijo el chico notando movimiento
en la cama- ¿Ya es hora?
-Me levanté temprano, te daré de desayunar
antes de pelear.
-Deberías relajarte- dijo el chico- En una
pelea debes estar descansada.
-Quiero pelear K-kun, y quiero ser una buena
esposa para ti.
-Lo sé, pero no quiero presionarte demasiado,
yo cocinaré hoy, ¿qué te parece?
-Me parece perfecto, entonces iré a entrenar un
poco, ¿verás mi pelea?
-Y perderme la mejor pateada de traseros reales
que tendré oportunidad de ver, tonta… iría con gusto.
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-Al fin llegas, plebeya.
-Princesa, aunque te cueste más, ser la novia
de K-kun me convierte en la princesa de Belladona.
-Pues abandonarás eso ahora, te derrotaré, te
humillaré y seré la nueva princesa de Belladona.
-¿Eso?... ja, Ni en tus más salvajes sueños-
dijo la chica de cabello azul.