CAPÍTULO
5: Travesía en el Amazonas, Kira Inverna
Kyoto
a bordo del avión veía con agrado el enorme río amazonas donde se suponía
estaba el siguiente integrante del equipo, la enorme vegetación que escondía
misterios y leyendas, además de cuentos e historias mitológicas, entre las que
destacaban las guerreras amazonas.
-Supongo
que vamos a por una de ellas, ¿cierto?- preguntó Kyoto rompiendo el silencio.
-De
hecho, vamos por la última de las amazonas, es ella- dijo Ride sacando una
foto.
Kyoto
la tomó para verla más de cerca, de pronto se quedó viéndola, estaba
petrificado, era, era ella.
-¿Qué
ocurre Kyoto-san?- preguntó Rode.
-A
ella la conozco, Melodi Ryone, iba en mi escuela, la conocían como la princesa
del mar, ya que era la líder del grupo de nado sincronizado- contestó Kyoto.
-La
admiras mucho, ¿cierto?- preguntaron los gemelos.
-Eso
es falso, solo era presentada junto con los llamados los 4 Ases, Soren Schiffer,
Natsuki Inoue, Melodi Ryone y yo- contestó el pelinegro.
-Por
cierto, ¿tú no tienes un expediente de civil?- preguntó Ride.
-Lo
quemé antes de partir, ya que ese expediente forma parte de mi pasado, por eso
quedé como piedra al ver la foto de Melodi, pues ella era parte de ese pasado-
dijo Kyoto muy seguro.
-Bueno,
y la tal Sara- dijo astutamente Rode.
-Con
ella aún no termino mi relación, así que es parte de mi presente.
-Bueno,
ya vamos a aterrizar, prepárate, puesto haremos una incursión en la selva de la
rivera, ya que en uno de aquellos templos chamanes se puede encontrar a la
chica que buscamos.
Al
llegar a la pista de aterrizaje, Kyoto se colocó su gabardina, la agilidad le
dio una habilidad extra, ver cualquier cosa que ensuciara su ropa, ya que era
muy preciada para él.
Los
gemelos salieron con ropa casual, para tomar un barco que los llevaría a un
claro en el bosque, donde mandaron a inspeccionar a Kyoto mientras ellos
buscaban algún lugar donde pasar la noche sin volver al Hotel, Kyoto se fue
recorriendo cada templo hasta encontrar una choza en la rivera del río
amazonas, se acercó lo suficiente para no ser detectado, pero lo que no se
esperaba era que una espadachín saliera de la nada.
-Aléjate
de mi bosque, maldito desgraciado- dijo la chica con serias ganas de matar, era
de ojos azules pero que carecían de pupila, su cabello igual, la piel de la
chica era blanca como la nieve.
-Disculpa,
pero no tengo ganas de escapar de este bosque, no sin antes cumplir mi misión-
contestó el muchacho tomando una pose de combate.
-Eso
lo veremos.
La
chica tomó su espada dispuesta a matar al chico, quien evadió ágilmente el
sablazo y trató de dar un codazo en la columna de la chica, quien lo recibió de
lleno.
-Creo
que gané- fue el escueto comentario de Kyoto al ver inconsciente a la peliazul.
-Tiendes
a confiarte mucho, niñito- contestó una voz proveniente del río.
-¿Pero
qué demonios?- dijo el pelinegro al ver cómo salía la chica del agua, se veía
hermosa, pero era algo que no iba a detener a Kyoto.
-Clon
de Agua con esqueleto gélido, por eso sentías que tronaron “mis huesos”, ahora
veo que eres un chico de armas tomar- fue la respuesta de la chica- Y muchos
más clones.
El
chico se vio rodeado, clones de agua con espadas, era un gran dilema, de
pronto, empezaron a atacar, la sincronía de los sablazos y la velocidad eran
superiores a las de Kyoto, a quien el cansancio le estaba pasando factura, de
pronto, sintió su cuerpo hervir, hasta estar cubierto de llamas, caminaba con
valor hacia los clones y comenzó a atacar, evaporando a cada atacante.
-Eres
el mejor guerrero que he enfrentado, debo ponerme más seria y evitar
subestimarte, niñito- dijo la peliazul como si nada.
-El
sentimiento es correspondido, si te vas a poner seria, es hora de que yo haga
lo mismo- dijo el pelinegro mientras activaba su Catalyst V2, su iris y su
pupila se convertían nuevamente en una flecha que atravesaba su globo ocular.
-Una
técnica ocular- dijo con sorpresa la chica.
-Prepárate
para tu fin- dijo sin emoción alguna el pelinegro.
Pero
lo que no se esperaba Kyoto es que ella también activara una técnica ocular.
-Ojo
cascada- dijo la chica activando su ojo especial, la parte azul de su ojo
inundó su globo ocular, haciendo que ganara mayor rango de visión y pudiendo
detectar el aura de las personas.
-Hump,
esta es una verdadera pérdida de tiempo, debo acabar rápidamente con esto- dijo
el chico para sus adentros.
Pero
lo que el pelinegro no se esperaba era que la chica desconocida, además de esas
cualidades, ganara una precisión, fuerza y velocidad impensables, de hecho, era
casi invisible ante el ojo Catalyst de Kyoto.
Aquella
chica lo atacaba de diversos puntos, con la espada, palmas, puños y patadas, el
chico estaba al borde de la locura, no lo podía creer, pero era más poderosa
que él mismo.
-¿Qué
hace ese maldito ojo?- dijo Kyoto.
-Lo
que el tuyo no es capaz de hacer, por lo que veo el Catalyst es más bien una
técnica débil, supongo que tu maestro no era más que un inútil.
-Nadie
llama inútil a mi sensei, mucho menos una chiquilla como tú, pagarás por ese
atrevimiento.
De
pronto unas sombras cubrieron la imponente selva, dejando sin visión a la
chica, quien tomaba su espada para resistir cualquier ataque, de pronto vino un
golpe frontal que recibió sin problemas, pero de la espalda recibió un codazo,
la cual la sacó de su concentración y recibió otro golpe frontal que dio en el
blanco, de ahí un martirio iniciaba.
-Prepárate
para mi técnica final: Atributo Oscuridad: Sombra Mortal- dijo el chico
mientras empuñaba nada con su mano.
Pero
ese “nada” que presionaba en realidad era el corazón de la chica, quien gritaba
con desesperación por el dolor producido, pero nada podía hacer, pues lo que
estrujaba el pecho de la chica eran sombras, nada más, no se podía defender,
todo empeoró para ella cuando empezó a escupir sangre.
-Podrías
morir, pero dejaré este bosque inhabitado e indefenso, así que acabaré con tu
martirio, y espero que la próxima vez no interfieras en mis planes, o no seré
compasivo- dijo el chico.
De
la nada una luz se enterró en el suelo, haciendo que las tinieblas
desaparecieran.
-Eres
un gran cazador Kyoto-san, pero la queremos con vida- dijo una voz bastante
reconocida por el pelinegro.
-¿a
quién?- preguntó aquel chico de forma fría.
-A
Kida Inverna, o como tú la conoces, Melodi Ryone- contestó Ride con seriedad.
-No
puede ser ella, la recuerdo bien, ella no tenía ojos ni cabello azul, su
cabello era Negro y sus ojos eran color verde, estuve 1 año conviviendo con
ella, y esta chica no puede ser- contestó el pelinegro.
-De
hecho sí lo es, su cabello y sus ojos cambiaron de color por una razón
principal: sus atributos, Agua/Hielo, Kida Inverna, murió en el mismo accidente
que tú junto con los otros magníficos- contestaron los gemelos mientras
revisaban el estado de salud de Kira.
-Hump-
fue la escueta respuesta del pelinegro- no debían hacer eso, creo que vivir en
este mundo es demasiado castigo.
-Tal
vez sí, pero ella tiene una motivación para vivir- dijo Ride.
-¿Y
cuál es esa motivación?- preguntó sin emoción Kyoto.
-Tú-
dijeron ambos gemelos.
-Yo
no le di esa motivación- contestó el chico mientras daba la vuelta y se iba a
la habitación del hotel.
-Kyoto-
susurró Kida en sueños.
Al
llegar a su habitación, Kyoto se dispuso a coleccionar todos y cada uno de los
tomos de Artes Oscuras que Kazuo le había entregado, de hecho, uno de ellos
mencionaba acerca de una técnica la cuál era capaz de traer almas del
inframundo, llamada Reclutas del Infierno, pero lo que Kyoto buscaba era una
forma de concentrar los poderes de Kida para dárselos a Sara, la razón, era
para que ella estuviera a su lado y que Kida no interfiriera en su relación,
tan obvio como maldito, pero al fin y al cabo, esa mente retorcida era lo que
lo hacía pensar así.
-Maldita
sea, mil veces maldita sea, de todas las personas en el mundo tenía que ser
ella- se decía Kyoto en voz alta pero con indiferencia, no mostraba ni enojo,
ni preocupación, nada.
-¿Por
qué ese odio en contra mía?- preguntaba una repuesta Kida.
A
diferencia de Kyoto, Kida no temía mostrar sus emociones, pues ella decía que
mostrarlas hacía que uno se liberara de tensiones, si estaba alegre, la veía
sonreír, si estaba triste, lloraba, si estaba enojada, lo demostraba, muy
explícita en sus emociones, cosa que nunca le agradó a Kyoto, pues la consideraba
una mujer muy suave, y en un mundo donde la maldad domina, no se puede ser una
persona blanda, y ella en ese momento estaba a punto de llorar, pero siempre
frente a Kyoto mostraba una faceta de mujer fuerte, aunque llorara por dentro
cada vez que él y Sara se besaban.
-No
te odio, en realidad solo creo que ahora debes saber que en este mundo donde
estamos en constante peligro debes ser fuerte, Melodi- fue el comentario.
-Mi
nombre es Kida- dijo la chica.
-Eres
Melodi, tu expediente lo dice, M-E-L-O-D-I, aunque el apellido Inverna te queda
a la perfección, pero ese no es el caso, ahora somos compañeros, espero puedas
dejar esa suavidad para la casa, ahora si tienes una motivación para vivir, haz
de esa motivación un hecho- dijo el pelinegro sin emociones.
La
chica no dijo más, simplemente se dejó llevar por los brazos del amor hacia el
rostro de Kyoto y lo besó, suavemente en la boca, beso que él ni siquiera se
molesto en responder.
-Entonces
tu motivación es amarme- dijo Kyoto con frialdad.
-Mi
motivación es que yo me convierta en tu motivación, en aquello que amas y qué
harías lo que fuera por protegerlo que amas, me motiva el hecho de que puedas
amarme, y no moriré hasta lograrlo- fue la respuesta de Kida, muy sonrojada por
lo que hizo, pero con determinación.
La
chica salía de la habitación del muchacho, estaba feliz, de todas las cosas que
le pudieron pasar, estar con Kyoto en el mismo equipó era un sueño, su sueño,
solo era cuestión de derretir a aquel cubito de hielo, iba pensativa cuando
chocó con 2 sujetos.
-Fíjense
donde caminan chicos- dijo la peliazul relajada.
-Pero
chica- dijo Ride- son las 2 de la mañana, no es posible que estés despierta a
estas horas de la madrugada.
-Pues
eso díganselo a aquel que está buscando una forma de quitarme mis habilidades-
dijo sin importancia la chica.
-¿De
qué hablas Kida-san?- preguntó Rode.
-Pues
de que el proyecto estrella de Xtars quiere deshacerse de mí, francamente no lo
voy a permitir, ya me propuse una meta- dijo la chica con determinación.
-¿Cuál
es esa meta?- preguntaron con interés los chicos.
-Es
un secreto, así que acérquense, para que nadie más oiga.
Los
chicos se acercaron para escuchar la sutil respuesta de Kira.
-MÉTANSE
EN SUS ASUNTOS Y NO SEAN METICHES- fue el grito que se escucho por todo Brasil.
Kida
se alejó de los gemelos, aturdidos por el vozarrón, y se dirigía a su
habitación para arreglarse, ya que esa noche ella tenía algo planeado.
-Deja
de leer esos libros, ratoncito de biblioteca- dijo Kida, pronunciando
tiernamente la palabra “ratoncito”.
-No
puedo, debo estudiar estos textos que me dio Kazuo-sensei.
-Pero
esta es una hermosa noche, deberíamos disfrutarla, salir a pasear, algo, es
Brasil, podríamos divertirnos un rato- dijo en tono de súplica la chica.
-Escucha
bien, Melodi- a ella le derretía que le llamara así- tengo novia, y tú tienes
un novio, no podemos cambiarlos solo porque ellos piensan que estamos muertos,
así que me quedaré aquí, si me disculpas, tengo que dormir- dijo el chico con
seriedad.
-Pero
no puedes dejar que una chica vaya sola e indefensa por el mundo- dijo la
chica.
-Sola
e indefensa, tú, claro- voz sarcástica- y yo soy alegre, fiestero, no, yo creo
que no, buenas noches, mañana será un día ajetreado.
-Solo
esta noche- dijo la chica con ojos de cachorro.
A
Kyoto se le acabaron los argumentos, por alguna extraña razón era débil ante
esa mirada.
-Ok,
tú ganas, solo esta noche, pero no más- dijo Kyoto colocándose su gabardina.
-Nyahahaha,
muy bien, vamos- dijo la chica con alegría, haciendo que Kyoto sonriera, tenuemente,
bueno, la enigmática sonrisa de la famosa Gioconda o Mona Lisa era una gran
carcajada, así fueron saliendo.
Llegaron a un lugar llamado Hard Rock
Coffee, que era un local donde vendían bebidas exóticas, cocteles, Martini,
entro otras, además de un ambiente de rock que al chico le gustaba.
-Hemos llegado, Kyoto, espero te guste
el lugar que elegí- dijo Kida con una cálida sonrisa.
-Yo también lo espero- dijo el chico
de forma helada que a la peliazul le dio frío.
-Y también esperemos que se te derrita
ese escudo gélido de tus sentimientos, por cierto, no conozco tus atributos-
dijo la peliazul pensativa.
-Oscuridad y…fuego- dijo el chico.
-¿Fuego?, creo que sí falló el
experimento, a ti debieron darte el atributo Hielo y a mí el atributo fuego-
dijo divertida la chica.
-Hump- fue la única respuesta- Mesero,
una rebanada de pastel de maracuyá con licor Mozart*, y un Mura** por favor-
dijo el chico.
-Yo quisiera una Capirinha*** de Kiwi
y una rebanada de pastel de queso con Dobel****- dijo la chica algo aburrida.
Llegaba el mesero con los pedidos de
cada chico, ambos tomaron sus bebidas y probaron sus postres, pero de pronto a
Kida se le prendió el foco.
-Déjame probar a qué sabe tu bebida
Kyoto- dijo la chica y sin pedir permiso ya estaba bebiendo de la copa de Kyoto
y devolvió la copa de forma que la parte donde la peliazul había bebido.
Sin embargo, antes de volver a tomar
de su bebida, Kyoto limpió aquella parte donde la chica había bebido, de ser
cualquier otra cosa no hubiese importado, pero Kida se molestó, frunció el ceño
pero no dijo más.
El tiempo pasaba, y la chica no
conseguía derretir aquel cubito de hielo llamado Kyoto Katekyo, de hecho, tanto
se aburrió que…
-Mejor vámonos, te tarje para que nos
divirtiéramos, eres un chico bastante frío y aburrido, vámonos- dijo la chica
decepcionada.
-Ya era hora- dijo el chico de forma
tan certera que casi le da un infarto a la chica.
Ella sentía su corazón más apretado
que cuando Kyoto usó su Sombra Mortal en ella, francamente decidió dar tiempo,
tal vez en ese transcurso de las horas, días u ojalá minutos él y ella por fin
se tomarían de la mano.
*:
Mozart es un licor de chocolate, vainilla y leche, de consistencia cremosa y
con diversos usos, es prefecto como acompañante para el helado.
**:
El Mura es un coctel hecho con 2 onzas de Midori, ½ onza de crema de coco, ½
onza de leche clavel y complementado con jugo de piña servido en una copa
martinera.
***:
La Capirinha es un coctel elaborado con 1 ½ onza de ron blanco madero, 2
cucharadas de azúcar, hielo frappe, ½ onza de jarabe natural y agua mineral (a
esta mezcla se le conoce como cachaza), puede tener diversas presentaciones,
como con Kiwi, limón o lima.
****:
El Dobel es un licor elaborado con tequila (que le brinda carácter fuerte) y
cajeta (que le da consistencia, suavidad y un gusto dulce), suele usarse en
repostería o en las rocas (solo con hielo)