Capítulo
89: El Templo de Atenea.
“-Nuestro deber es evitar la
relación entre Kyoto y Melodi, eso lo entiendo- dijo la chica de cabellera
verde- Lo que no entiendo es: ¿Por qué?
-Ese motivo no te incumbe,
pasó algo hace miles de años, y por esa misma razón, no podemos permitir que
estén juntos- dijo un chico al otro lado del teléfono.
-Dime la razón o no hago nada
al respecto- dijo la chica molesta.
-Sólo hazlo- contestó una
chica de cabello morado tras ella.
-No lo haré hermana, si ambos
salen o no, no debería importarnos- comentó nuevamente la chica de cabello
verde.
-Bueno, pero si pasa algo, y
ambas llegamos a pelear, no me culpes si mueres en el campo de batalla”.
Despuès
de dejar a Natsuki, Stella se dirigía hacia una zona montañosa, la Cordillera
Olìmpica, la cual marcaba el lìmite entre la zona de Olympia del Este y Olympia
del Oeste.
Uno
de los montes màs altos era el Monte Olimpo, con una altura de 10,000 metros de
altura, poco màs de un kilòmetro màs que el Everest en el mundo de origen de
los chicos.
Y
era ese Monte Olimpo, aquel que tenía en su interior, al templo de Atenea.
-El
monte Olimpo es increíble- dijo Stella mientras lo veìa desde su ubicación- Me
pregunto si la guardiana estaría bien en aquel templo montañes.
-Està
resguardada dentro de la estatua, no habría problema con ella- contestó Crista
con calma mientras le entregaba un pequeño bastón.
-Esto…
¿Qué rayos es esto?- preguntó la chica.
-Es
mi arma legendaria, lamentamos el error de no quedarnos para acelerar el
proceso de su creación, pero teníamos que encontrarlos- dijo la mujer con
preocupación.
-Descuida
mamá, no sabíamos que estaban tan cerca de nosotros…
-Bueno,
sólo quería que supieras que, si necesitas ayuda, aquí estaré para ti, querida
hija…
-Gracias
mamá- dijo la chica de hebras zafiro mientras daba unos pasos al frente- ¿Algo que me quieras decir, Eglantine?
-No,
nada, rómpete una pierna- dijo la princesa mientras colocaba una manta en el
suelo.
-Bien,
si no me la rompo, vendré y te la romperé a ti- dijo Stella para acelerar su
marcha, con el arma legendaria en sus manos.
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Las
cavernas de la montaña Olímpo serían más oscuras de lo pensado, de no ser
porque muchos cristales reflejaban la luz del exterior.
-Algo
es algo- dijo la chica mientras tomaba un pequeño tronco y le pasaba el
encendedor- De todas formas, se enterará que estoy aquí, así que el llevar una
luz es inverosímil.
Entró
caminando con calma, viendo a todos lados buscando un camino alternativo que le
llevase al templo de Atenea.
Los
cristales, que se asomaban desde la tierra, reflejaban la luz de la antorcha,
dando una perspectiva más amplia del recorrido de la caverna.
Conforme
iba avanzando, alcanzó a percibir 2 entradas oscuras.
-Sólo
una de ellas es la correcta- dijo Stella para ella- Si trajiese a aquella
inútil princesa aquí para que se perdiese en el peor de los casos, en el mejor,
que muriese.
Se
sentó en la entrada de ambas cuevas mientras pensaba en un plan para averiguar
la mejor ruta. No podía ser tan difícil si se consideraban que eran dos cuevas…
--¡¡¡DOS CUEVAS!!!- dijo la chica mientras se golpeaba
la frente con sus dedos- -¡¡¡YO AQUÍ MORTIFICANDOME POR DOS CUEVAS!!!
Dicho
esto, tomó el comunicador, para llamar a su madre.
-Mamá,
un favor, sé que ya me diste tu arma…
-“Sí
hija, la enviaré en un minuto”- se escuchó desde el auricular de Stella- “-¡¡¡PRINCESA, MI HIJA NECESITA AYUDA!!!”
-“¡¡¡¿¿¿Y QUÉ GANARÍA CON
ELLO???!!! ¡¡¡DE CUALQUIER FORMA KYOTO NO ME VA A NOTAR!!!”
-“¡¡¡¿¿¿ESO IMPORTA???!!! ¡¡¡ESTÁS AQUÍ PARA CUMPLIR UNA
MISIÓN IMPORTANTE ASIGNADA POR LA REINA TITANIA, NO ESTÁS PARA PONERTE
EXIGENTE!!!”
-¿No me digas que Eglantine sigue haciendo berrinche
por el idiota de Kyoto?- preguntó Stella con una vena inflamada en la sien.
-“Descuida hija, de todas formas el espíritu de
Natsuki dijo que morirían sin las armas sagradas, todos, en absoluto, hasta
Kyoto”- comentó la mujer desde el comunicador.
Pero Stella, conociendo a su madre, dedujo que estaba
tentanto a la princesa elfa para que los ayudara, cosa que parecía patética
desde la perspectiva de Stella pero…
-“Bien, pero que quede claro que sólo lo hago por el
futuro padre de mis hijos”- dijo la chica desde el comunicador- “Te ayudare si
tú prometes ayudarme, Stella”.
-Y allá va tu asqueroso desarrollo de personaje- dijo
Stella en susurros mientras colgaba- Aunque siento lastima por ti, porque
mientras esté yo, nadie más es digna para ser la mejor chica, ni del arco, ni
de la serie.
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Tras una corta espera, algo sorprendente, Eglantine se
colocó frente a ella, mientras le miraba furica.
-Sí, sí, no te ayudare- dijo la chica mientras tomaba
asiento en las cavernas- Y eso es porque, aunque te considero sólo una
compañera, Melodi es MI AMIGA.
Eglantine suspiró, mientras caminaba a una de las
cavernas.
-Estuve un buen tiempo pensándolo aquí dentro, y sería
una altra traición… es más, no sé qué carajos haces tú aquí, cuando deberías
estar en tu palacio.
-Decidí ayudar a Kyoto para demostrarle que valgo la
pena, además de que secuestraron a su novia, no es algo que una chica que se
precie de llamarse fuerte pueda permitirse.
-Ella se entregó voluntariamente para evitar muertes
innecesarias, no estás para saberlo, es más, ni debería importarte, pero Kyoto
peleó sólo contra Golittha, para evitar que se llevaran a su novia, sin pedir
ayuda de nadie- dijo la chica con furia- Ahora, como tu capitana, te ordeno que
vayas por aquel camino, yo tomare el otro.
-Como mi capitana, supongo que eso me da menos
prioridad ahora- dijo Eglantine con calma mientras tomaba la ruta indicada.
-Excelente, es bueno que lo entiendas- dijo la joven
con calma- Iré por el otro camino, si no encuentras nada, sólo regresa y nos
veremos a la salida de este templo.
-Entendido- dijo la chica- Entonces, si no llego a
encontrar lo que veníamos a encontrar.
-Significa que ya lo hice yo, nos vemos- dijo la chica
con calma mientras se dirigía a su cueva.
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El
recorrido era extrañamente incómodo, aunque los cristales reflejaban la luz de
la antorcha que ella prendió, en vez de un ambiente de calma y tranquilidad, se
sentía pesado, como si le intimidara entrar ahí.
-Mejor
dicho, ni siquiera debería estar aquí- se dijo mientras seguía avanzando- Es
que, ¿a quién carajos se le ocurre hacer un templo dentro
de una montaña?
Seguía
avanzando con calma, vigilando su entorno, entre tanto camino lleno de
cristales luminosos, para llegar finalmente a su destino.
Era
una especie de dojo alumbrado de tres colores, unos tenues azules, unos
intensos rojos, y destellos verdes.
En
aquel dojo, por extraño que pareciese, había varias estatuas de la misma
persona rodeando una suerte de pista, una sosteniendo una balanza, otra
sostenia unas ramas de olivo y otra sostenía una lanza y portaba un casco.
La
figura más grande, al centro de las demás, sostenía las tres cosas a la vez,
así como una figura alada en su mano.
-Nútrete
ante la prescencia de la Gran Diosa Palas Atena, diosa de las Ciencias, los
erúditos recibirán el conocimiento de lo conocido.
-Ruega
ante la Gran Diosa Palas Atenea, si eres justa, serás bien recompensada por la
diosa de la justicia…
-Lucha
en nombre de la Gran Diosa Palas Atenea, si agradas a su vista, serás bendecia
por la diosa de la guerra…
-Tercia
de lunáticas- dijo la chica mientras se colocaba al centro de la pista-. Veamos
si pueden derrotarme, siendo tres contra una, no debería ser muy difícil para
ustedes.
-¿Acaso nos subestimas?- preguntaron las trillizas.
-No, las que me han subetimado, son ustedes, pensando
en un combate hándicap con 3 contra 1, pero he derrotado cosas más grandes que
esto, así que seré breve- dijo la chica sacando su pequeña tiara-. ¡¡¡FASE 1:
COSMOS!!!
La luz le cubrió, haciendo que un cúmulo de estrellas
formara parte de su ropa.
-¡ATRIBUTO CÓSMICO: TORMENTA ESTELAR!- Gritó Stella
mientras varios nubarrones de polvo estelar cubrían el campo de batalla con
violencia.
-Atributo
Cristal: Protección- Gritaron las trillizas al mismo tiempo, creando unas
barreras de cristales que absorbían el impacto de la técnica de Stella.
Stella adivinó que el uso de cualquier técnica
atributal la tendría en desventaja, era lógico, si esas tres manipulaban el
atributo cristal, podrían evitar cualquier daño de cualquier atributo.
-Atributo Fuego: Lanzallamas- dijo la pelirroja
lanzando fuego de su boca.
-Atributo Agua: Acua-shot- dijo la chica de cabello
azul arrojando un potente chorro de agua desde sus manos.
-Atributo Naturaleza: Follaje- grito la chica de cabello
verde arrojando una tormenda de hojas, no tan fuerte como para destruir alguna
técnica adicional pero lo suficientemente poderosa para hacer daño.
La combinación de todas las técnicas impactó a Stella,
arrojándola hacia uno de los muros del interior del templo.
-Incluso tu armadura de estrellas que rodea tu cuerpo
es nada a comparación de nuestro ataque en combo- dijeron las trillizas
acercándose a Stella.
-Lo que pasa, es que han subestimado mi fuerza- dijo
la chica levantándose con velocidad- De hecho, creo que están en mi rango.
-¿Pero qué demon…?- alcanzaron a decir las tres
rivales.
-Atributo cósmico: Nova- Gritó Stella mientras una luz
la rodeaba.
La chica provocó una explosión que terminó por arrojar
a las tres chicas hacia las estatuas de la diosa Atena alrededor del recinto.
-Esto será difícil- dijo Stella jadeando-. Pero
supongo que será suficiente para detenerlas
-Nada mal mocosa, pero necesitas más para detenernos-
dijeron las tres chicas levantándose con dificultad.
Y es que, de sus rostros, pequeños fragmentos caían al
suelo, fragmentos de…
-… Cristal, Clones de Cristales que nos permitían
vigilar al cualquier intruso mientras descansábamos, pero tú mereces que
aparezcamos en tercia, las reales- dijeron las clones antes de desmoronarse.
-Debo suponer que han subestimado a cada persona que
entra a este recinto, por lo que sólo aparecen en casos de emergencia.
-Supones bien, nadie es digno, más que tú ahora,
entonces, es hora de ponernos serias- dijeron las chicas con confianza.
-Lo mismo podría decir yo- dijo Stella con calma
mientras corría hacia las tres chicas.
De un momento a otro, la chica de cabello verde arrojó
una serie de hojas afiladas hacia Stella, quien se cubrió con un escudo de
cristal, al desvanecerse su escudo, fue golpeada por un dragón de agua, que no
dejó de descansar hasta impactar con una roca, para finalmente, ser impactada
por una ola de calor intenso.
Stella quedó con la mirada agachada, mientras las tres
chicas se acercaron a la pared donde yacía la chica de cabello zafiro con
algunas mechas verdosas.
-Veo que te hemos sobreestimado, ¿acaso es todo lo que
tienes?, tienes demasiadas agallas para venir acá y enfrentarnos tú sola-
dijeron las chicas con sorna a aquella chica golpeada.
-Es que… no estoy sola- dijo la chica con dificultad,
mientras su rostro se resquebrajaba.
-¡¿Qué?!- gritaron las tres chicas con gestos de
sorpresa.
Y la chica frente a ellas se desmoronó, quedando
solamente la pared con los impactos de las técnicas de las chicas.
-La verdad es que, en cuanto a juegos, soy la mejor-
dijo una voz saliendo de una de las entradas- Mejor dicho…
Y salieron un par de chicas, una de cabello morado y
otra de cabello verde agua, mirando fijamente a las chicas.
-…Somos las mejores.