sábado, 24 de junio de 2017

Capítulo 66: Mythland

Capítulo 66: Mythland
Un chico albino se levantó en una especie de claro en un bosque con gigantescos árboles, mientras veía a sus compañeros sentados con las pocas provisiones que había logrado juntar desde que el barco había explotado.
-Madre Santa- masculló Zentraedi mientras estiraba las piernas- Casi no la cuento.
-Bueno, teniendo en cuenta que la enana te salvó a regañadientes, sí, casi no la cuentas- dijo Riot- Aquí lo preocupante es, ¿acaso Inverna ocultaba ese enorme poder?.
-Sea como sea, es bueno tenerla de nuestro lado, y totalmente enamorada de Kyoto, eso fue la cereza sobre el pastel- dijo Zentraedi mientras se restiraba.
-A menos que no estén- dijo Stella sacando más cristales vacíos- al menos que tuviéramos sus cadáveres para replicarlos, pero nada.
-Mi amiguita, no puede ser- dijo Natsuki con lágrimas en los ojos.
-Estarán bien, creo- dijo Stella tomando su hombro- Ambos son idiotas tal para cual, y olvidarían estar muertos, aún si los matan.
-Stella, tu optimismo me agrada- dijo Riot mientras tomaba el hombro de la chica- Pero el cuarto de explosivos estaba justo bajo ellos, francamente toda oportunidad de que estén con vida, se reduce a un 8%.
-¿Y entonces?, ¿qué haremos ahora?- preguntó Natsuki- Ya no pueden buscarnos por perdida de elementos, pero no encontrar a ese par, sobre todo a mi amiga, será problemático.
-Apostemos- dijo Stella con el puño al cielo- Yo apuesto a que están vivos, y que deben estar en algún lugar de este desventurado bosque, para que mi apuesta funcione, debe haber alguien que apueste en contra.
-Yo apuesto a que están muertos- dijo Riot- En cuanto a tu lógica, espero que sirva.
-Ya verás que sí- dijo Stella estrechando la mano de su novio- Estarán con vida.
-Chicos, no coman esto- dijo Zentraedi mientras terminaba de oler la comida- Tiene pinta de ser cocinado por Stella.
La chica sólo infló las mejillas, mientras Natsuki lo miraba con sospecha.
-¿Hay otra cosa que comer, genio?
-Sí, encontré estos pergaminos en mi mochila- dijo el albino- Son casas de oricalco y víveres para cuando menos, 8 meses.
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-Invocación, casa de Oricalco- dijo Kyoto sacando el pergamino que tenía la enorme mansión.
-Invoca otra, no planeo dormir contigo- dijo la chica con seriedad.
-¿Sigues enojada?
-No idiota, es sólo que estoy planeando algo para salir de aquí, y tu presencia me distrae… OBVIO QUE ESTOY ENOJADA IMBÉCIL, MALAGRADECIDO, EGOISTA Y NARCISISTA.
-Ah, ok, aun así, ya ideé 4 cosas para salir de aquí- dijo Sacando el Mapa de The Fantasy.
De todas las cosas que pudo salvar, no se olvidó de lo más importante.
-Haciendo cálculos, salimos de las cavernas, pero por la explosión, salimos impulsados al sur de Mythland- dijo el chico sacando el compás.
-¿Cómo sabes eso?
-Porque el Sol está atrás de nosotros, a una distancia considerable, y contemplando además que la temperatura aquí es más Cálida que el norte, por lo que no caímos tan lejos de nuestro destino- dijo el chico.
-¿Qué tan lejos?
-400 tal vez 500 kilómetros al sur de Alfheim, la capital de Mythland y sede central del Consejo de Seres Mitológicos.
-¿Eso es poco?- preguntó la chica.
-Contemplando la extensión de estos países, sí, es poco.
-Oh, ya veo.
-Hay una forma de llegar y…
-¿Qué hay de los chicos?- preguntó Melodi.
-Le dejé a Zentraedi un par de pergaminos con casas de Oricalco y víveres necesarios para, al menos 8 meses, así que estarán bien, contemplando que toda la comida de este país es venenosa a no ser que sea tratada por manos de los elfos- dijo el chico con calma.
-Ya veo- dijo la chica acercándose más a él.
-Que bipolar, hace un rato querías matarme.
-Podemos regresar a eso- dijo Melodi con risa.
-No, gracias.
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-Tengo un mapa- dijo Riot sacando otro pergamino- Le saqué copia al que hizo Kyoto, así que es fidedigno al real.
-Bien, víveres, un techo, un mapa, Papá destino no quiere vernos sufrir- dijo Stella mientras se sentaba alrededor de una mesa.
-Bien dicho Stella, esto es demasiado para ser una casualidad, es como el destino- comentó Natsuki tomando asiento.
-Y si Destiny no es tan malo como creemos- dijo Zentraedi tomando una manzana.
-Dijimos destino, no un jodido anciano con deseos homicidas reprimidos- dijo Riot con tono molesto.
-Ah ya.
-Bien, realizaremos unos cálculos así que necesitamos un genio en matemáticas- dijo Stella con una sonrisa- Desafortunadamente no contamos con ese genio y…
Zentraedi, como pocas veces, tomó una postura seria y directa, mientras tomaba un lápiz.
-Salimos disparados en dirección distinta a Kyoto y Melodi, sacando un cálculo, ellos se dirigieron al sur de Mythland, por lo que si sacamos cuentas- dijo la voz sacando un compás- nosotros nos encontramos a 25 grados al sur de la caverna Marina y del punto de choque si trazamos una línea recta.
Con más trazos dibujó otro par de líneas sobre el mapa.
-Kyoto y Melodi se dirigieron a 60 grados de las cavernas, hacia el sur, y en pocas palabras, están a 35 grados de nuestra ubicación, ahora bien, nuestro objetivo es llegar a la capital de Mythland, que si saco otra línea recta…
El albino hizo un par de trazos más.
-Estamos a 300 kilómetros al sur de Alfheim, si tomamos en cuenta que ellos también tomarán rumbo a Alfheim, estarán encontrándose con nosotros en 4 días, tal vez tres si tomamos rumbos directos hasta encontrar el Sendero de la Luz, que es la ruta más fácil para llegar, lógicamente con descansos en las noches.
Los chicos estaban impresionados, pues el “supuesto idiota” estaba casi a la par de Kyoto en cuanto a intelecto.
-Ir en línea recta hará que nos topemos a 100 Kilómetros del lugar, ya que ellos están a 400 Kilómetros, y en línea recta nosotros estamos a 400 Kilómetros de igual forma.
-¿No eran 300?- Preguntó Stella con curiosidad.
-Si vamos en línea recta directo a Alfheim, sí, son 300, pero sí tomamos un ángulo para tomar en Sendero de la Luz y ellos vienen en línea recta, son los 400 kilómetros.
-Ya veo- dijo Stella tomando asiento.
-¿Cómo diablos sabes todo esto?- dijo Riot con sorpresa.
-El intelecto no es algo que se deba presumir a diario como cierto idiota que se las da de listo, pero explota ante la más mínima provocación.
-Entiendo- dijo el castaño con más calma.
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-ACHÚ
-Salud- dijo Melodi mientras tomaba un descanso junto a una fogata de la mano de su novio.
Estaba afortunada de estar perdida junto con él, pues con víveres, un techo, una fogata y un mapa, además de su intelecto, no estaba tan perdida después de todo.
-Gracias, soy escéptico, pero tengo la extraña sensación de que alguien está hablando sobre mí, y al mismo tiempo, tengo unas ansias de patearle el trasero a Zentraedi.
-No creo que debas hacerlo amor.
-Hump, podría ser un simple resfriado.
Tras un minuto de silencio, en el que veían la carne de jabalí asándose en la fogata.
-Oye, yo….- ambos dijeron al mismo tiempo.
-Empieza tú Inverna.
-No Kyo-kun, empieza tu.
-Bueno, creo que debo reconocerlo, he actuado como un idiota últimamente, siempre relegándote de todos mis actos y pecados, a pesar de que lo hago para protegerte, siento que termino lastimándote más- dijo el azabache.
-No quieres verme expuesta al peligro, pero creo que tampoco deberías cargar tú solo con todo eso- dijo la chica- Quiero ayudarte a cargar con todo tu dolor, y creo que ese deseo egoísta me hace actuar, y me expone al peligro, pero no importa, si puedo morir protegiéndote.
-Ah, no tienes remedio- comentó el azabache- Debemos ir a dormir, mañana será un día muy largo y no creo que quieras amanecer temprano sin dormir tus ocho horas reglamentarias.
-Claro, me adelantaré y prepararé la ducha.
La chica se metió a la casa de oricalco, mientras el azabache consumía el fuego y las brasas para evitar un incendio forestal.
Desde los arbustos, dos pares de brillos lo sacaron de su concentración, hasta que vio más brillos similares.
-Ah, luciérnagas, debe ser eso- se dijo mientras seguía consumiendo el fuego.
Los arbustos se movieron, generando un ruido perceptible para el chico, quien agudizó sus sentidos hacia los mismos.
-Debo estar alucinando- se volvió a decir mientras se restiraba- Bueno, debo ir a dormir- dijo bostezando, directo a la casa de Oricalco.
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-Chicos, ya están hechas las planeaciones de mañana- comentó Riot viendo a Zentraedi, siendo el mismo idiota de siempre- Debemos ir a dormir para mañana, conociendo al imbécil de Kyoto, partirá durante el mediodía para llegar con velocidad y sin descanso, así que andando.
-Se supone que yo sería la segunda al mando en caso de desaparecer Kyoto- dijo Stella mirándolo con furia.
-Sí, mira… han pasado muchas cosas, como la poca percepción de la realidad que tienes, así que no podemos hacer un reajuste de planes sólo porque a la princesa no se le dio su cargo de segunda al mando.
-Malo- dijo la chica con las mejillas infladas.
-Lo sé, así me amas- comentó el chico guardando las cosas.
-Yo sólo espero que Melodi no me haya hecho tía antes de tiempo- se quejó Natsuki.
-¿No deberías culpar a Kyoto?- preguntó Zentraedi.
-Ella sería quien viole a Kyoto, no él a ella, vamos… no creo que sea tan idiota como para saber cómo evitar un embarazo- comentó la chica con pena- Lástima por mi amiga.
-Bueno, debemos ir a dormir- insistió Riot.
-Claro- dijo Zentraedi- Que te conste que Kyoto sólo me dejó dos casas de Oricalco.
-¡¡¡ESE IDIOTA ME LAS PAGARÁ ALGÚN DIA!!!- Gritó Riot con un sonrojo enorme.
Aún tomado de la mano de Stella.
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Fue la primera en despertar, dispuesta a preparar el desayuno, necesitaban tener energías antes de partir, besó silenciosamente a Kyoto en la mejilla antes de levantarse a cambiar de ropa.
Bajó a la cocina, una vez cambiada, para comenzar a preparar un desayuno americano, huevos, jugo, café, pan tostado, panqueques con miel, al menos esa era la idea.
Fue a buscar los huevos, y al poner el canastillo sobre la mesa…
El jugo ya estaba preparado.
-¿Qué demo…?- dijo la chica- A lo mejor ya lo hice, que veloz soy.
El siguiente paso era prender la cafetera, que ya estaba prendida.
-Esto no me lo esperaba.
Rompió los huevos directo en una sartén con aceite, que extrañamente ya estaba sobre la estufa prendida, sacó un bol para batir los ingredientes de los panqueques…
-Oh, me falta un mezclador…
-Aquí tienes mamá- dijo una suave voz femenina.
-Oh gracias hija…
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Siguió durmiendo, el cálido beso de su novia le hizo apreciar un poco más la vida.
-KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-Oh por dios, esa llorona- dijo para sí el chico levantándose.
Se vistió con lo primero que vio, bajó con lentitud y flojera, hasta que el aroma de humo llegó a sus fosas Nasales.
-Seguro dejó quemar la comida- se dijo el chico mientras continuaba bajando.
Al llegar a la cocina, lo que vio le llenó de sorpresa.
Melodi estaba tirada mientras una pequeña niña de aproximadamente ocho años, cabello negro y largo, con ojos azules y piel blanca, la movía constante e insistentemente.
-Mamá, mamá, despierta por favor, el desayuno de papá, se está quemando- decía la pequeña.
-¿A quien le dices mamá y quién es tu padre?
La chica dio un respingo, mientras se abrazaba más a la chica que ella consideraba su madre, hasta que lo vio con temor.
-Lo siento papi, hice que mamá se durmiera otra vez, y el desayuno se quemó.
-Vuelvo a repetirte, ¿quién es tu padre?
-Tú- señaló la niña con seguridad- Tú eres papi.
-Ay Dios mío, ¿ahora en qué problema me metí?- se dijo el joven mientras se golpeaba el rostro.

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