Capítulo 66: Mythland
Un chico albino se
levantó en una especie de claro en un bosque con gigantescos árboles, mientras
veía a sus compañeros sentados con las pocas provisiones que había logrado
juntar desde que el barco había explotado.
-Madre Santa- masculló
Zentraedi mientras estiraba las piernas- Casi no la cuento.
-Bueno, teniendo en
cuenta que la enana te salvó a regañadientes, sí, casi no la cuentas- dijo
Riot- Aquí lo preocupante es, ¿acaso Inverna ocultaba ese enorme poder?.
-Sea como sea, es bueno
tenerla de nuestro lado, y totalmente enamorada de Kyoto, eso fue la cereza
sobre el pastel- dijo Zentraedi mientras se restiraba.
-A menos que no estén-
dijo Stella sacando más cristales vacíos- al menos que tuviéramos sus cadáveres
para replicarlos, pero nada.
-Mi amiguita, no puede
ser- dijo Natsuki con lágrimas en los ojos.
-Estarán bien, creo-
dijo Stella tomando su hombro- Ambos son idiotas tal para cual, y olvidarían
estar muertos, aún si los matan.
-Stella, tu optimismo
me agrada- dijo Riot mientras tomaba el hombro de la chica- Pero el cuarto de
explosivos estaba justo bajo ellos, francamente toda oportunidad de que estén
con vida, se reduce a un 8%.
-¿Y entonces?, ¿qué
haremos ahora?- preguntó Natsuki- Ya no pueden buscarnos por perdida de
elementos, pero no encontrar a ese par, sobre todo a mi amiga, será
problemático.
-Apostemos- dijo Stella
con el puño al cielo- Yo apuesto a que están vivos, y que deben estar en algún
lugar de este desventurado bosque, para que mi apuesta funcione, debe haber
alguien que apueste en contra.
-Yo apuesto a que están
muertos- dijo Riot- En cuanto a tu lógica, espero que sirva.
-Ya verás que sí- dijo
Stella estrechando la mano de su novio- Estarán con vida.
-Chicos, no coman esto-
dijo Zentraedi mientras terminaba de oler la comida- Tiene pinta de ser
cocinado por Stella.
La chica sólo infló las
mejillas, mientras Natsuki lo miraba con sospecha.
-¿Hay otra cosa que
comer, genio?
-Sí, encontré estos
pergaminos en mi mochila- dijo el albino- Son casas de oricalco y víveres para
cuando menos, 8 meses.
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-Invocación, casa de
Oricalco- dijo Kyoto sacando el pergamino que tenía la enorme mansión.
-Invoca otra, no planeo
dormir contigo- dijo la chica con seriedad.
-¿Sigues enojada?
-No idiota, es sólo que
estoy planeando algo para salir de aquí, y tu presencia me distrae… OBVIO QUE
ESTOY ENOJADA IMBÉCIL, MALAGRADECIDO, EGOISTA Y NARCISISTA.
-Ah, ok, aun así, ya
ideé 4 cosas para salir de aquí- dijo Sacando el Mapa de The Fantasy.
De todas las cosas que
pudo salvar, no se olvidó de lo más importante.
-Haciendo cálculos, salimos
de las cavernas, pero por la explosión, salimos impulsados al sur de Mythland-
dijo el chico sacando el compás.
-¿Cómo sabes eso?
-Porque el Sol está
atrás de nosotros, a una distancia considerable, y contemplando además que la
temperatura aquí es más Cálida que el norte, por lo que no caímos tan lejos de
nuestro destino- dijo el chico.
-¿Qué tan lejos?
-400 tal vez 500
kilómetros al sur de Alfheim, la capital de Mythland y sede central del Consejo
de Seres Mitológicos.
-¿Eso es poco?-
preguntó la chica.
-Contemplando la
extensión de estos países, sí, es poco.
-Oh, ya veo.
-Hay una forma de
llegar y…
-¿Qué hay de los
chicos?- preguntó Melodi.
-Le dejé a Zentraedi un
par de pergaminos con casas de Oricalco y víveres necesarios para, al menos 8
meses, así que estarán bien, contemplando que toda la comida de este país es
venenosa a no ser que sea tratada por manos de los elfos- dijo el chico con
calma.
-Ya veo- dijo la chica
acercándose más a él.
-Que bipolar, hace un
rato querías matarme.
-Podemos regresar a
eso- dijo Melodi con risa.
-No, gracias.
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-Tengo un mapa- dijo
Riot sacando otro pergamino- Le saqué copia al que hizo Kyoto, así que es
fidedigno al real.
-Bien, víveres, un
techo, un mapa, Papá destino no quiere vernos sufrir- dijo Stella mientras se
sentaba alrededor de una mesa.
-Bien dicho Stella,
esto es demasiado para ser una casualidad, es como el destino- comentó Natsuki
tomando asiento.
-Y si Destiny no es tan
malo como creemos- dijo Zentraedi tomando una manzana.
-Dijimos destino, no un
jodido anciano con deseos homicidas reprimidos- dijo Riot con tono molesto.
-Ah ya.
-Bien, realizaremos
unos cálculos así que necesitamos un genio en matemáticas- dijo Stella con una
sonrisa- Desafortunadamente no contamos con ese genio y…
Zentraedi, como pocas
veces, tomó una postura seria y directa, mientras tomaba un lápiz.
-Salimos disparados en
dirección distinta a Kyoto y Melodi, sacando un cálculo, ellos se dirigieron al
sur de Mythland, por lo que si sacamos cuentas- dijo la voz sacando un compás-
nosotros nos encontramos a 25 grados al sur de la caverna Marina y del punto de
choque si trazamos una línea recta.
Con más trazos dibujó
otro par de líneas sobre el mapa.
-Kyoto y Melodi se
dirigieron a 60 grados de las cavernas, hacia el sur, y en pocas palabras,
están a 35 grados de nuestra ubicación, ahora bien, nuestro objetivo es llegar
a la capital de Mythland, que si saco otra línea recta…
El albino hizo un par
de trazos más.
-Estamos a 300
kilómetros al sur de Alfheim, si tomamos en cuenta que ellos también tomarán
rumbo a Alfheim, estarán encontrándose con nosotros en 4 días, tal vez tres si
tomamos rumbos directos hasta encontrar el Sendero de la Luz, que es la ruta
más fácil para llegar, lógicamente con descansos en las noches.
Los chicos estaban
impresionados, pues el “supuesto idiota” estaba casi a la par de Kyoto en
cuanto a intelecto.
-Ir en línea recta hará
que nos topemos a 100 Kilómetros del lugar, ya que ellos están a 400
Kilómetros, y en línea recta nosotros estamos a 400 Kilómetros de igual forma.
-¿No eran 300?-
Preguntó Stella con curiosidad.
-Si vamos en línea
recta directo a Alfheim, sí, son 300, pero sí tomamos un ángulo para tomar en
Sendero de la Luz y ellos vienen en línea recta, son los 400 kilómetros.
-Ya veo- dijo Stella
tomando asiento.
-¿Cómo diablos sabes
todo esto?- dijo Riot con sorpresa.
-El intelecto no es
algo que se deba presumir a diario como cierto idiota que se las da de listo,
pero explota ante la más mínima provocación.
-Entiendo- dijo el
castaño con más calma.
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-ACHÚ
-Salud- dijo Melodi
mientras tomaba un descanso junto a una fogata de la mano de su novio.
Estaba afortunada de
estar perdida junto con él, pues con víveres, un techo, una fogata y un mapa,
además de su intelecto, no estaba tan perdida después de todo.
-Gracias, soy escéptico,
pero tengo la extraña sensación de que alguien está hablando sobre mí, y al
mismo tiempo, tengo unas ansias de patearle el trasero a Zentraedi.
-No creo que debas
hacerlo amor.
-Hump, podría ser un
simple resfriado.
Tras un minuto de
silencio, en el que veían la carne de jabalí asándose en la fogata.
-Oye, yo….- ambos
dijeron al mismo tiempo.
-Empieza tú Inverna.
-No Kyo-kun, empieza tu.
-Bueno, creo que debo
reconocerlo, he actuado como un idiota últimamente, siempre relegándote de
todos mis actos y pecados, a pesar de que lo hago para protegerte, siento que
termino lastimándote más- dijo el azabache.
-No quieres verme
expuesta al peligro, pero creo que tampoco deberías cargar tú solo con todo
eso- dijo la chica- Quiero ayudarte a cargar con todo tu dolor, y creo que ese
deseo egoísta me hace actuar, y me expone al peligro, pero no importa, si puedo
morir protegiéndote.
-Ah, no tienes remedio-
comentó el azabache- Debemos ir a dormir, mañana será un día muy largo y no
creo que quieras amanecer temprano sin dormir tus ocho horas reglamentarias.
-Claro, me adelantaré y
prepararé la ducha.
La chica se metió a la
casa de oricalco, mientras el azabache consumía el fuego y las brasas para
evitar un incendio forestal.
Desde los arbustos, dos
pares de brillos lo sacaron de su concentración, hasta que vio más brillos
similares.
-Ah, luciérnagas, debe
ser eso- se dijo mientras seguía consumiendo el fuego.
Los arbustos se
movieron, generando un ruido perceptible para el chico, quien agudizó sus
sentidos hacia los mismos.
-Debo estar alucinando-
se volvió a decir mientras se restiraba- Bueno, debo ir a dormir- dijo
bostezando, directo a la casa de Oricalco.
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-Chicos, ya están
hechas las planeaciones de mañana- comentó Riot viendo a Zentraedi, siendo el
mismo idiota de siempre- Debemos ir a dormir para mañana, conociendo al imbécil
de Kyoto, partirá durante el mediodía para llegar con velocidad y sin descanso,
así que andando.
-Se supone que yo sería
la segunda al mando en caso de desaparecer Kyoto- dijo Stella mirándolo con
furia.
-Sí, mira… han pasado
muchas cosas, como la poca percepción de la realidad que tienes, así que no
podemos hacer un reajuste de planes sólo porque a la princesa no se le dio su
cargo de segunda al mando.
-Malo- dijo la chica
con las mejillas infladas.
-Lo sé, así me amas-
comentó el chico guardando las cosas.
-Yo sólo espero que
Melodi no me haya hecho tía antes de tiempo- se quejó Natsuki.
-¿No deberías culpar a
Kyoto?- preguntó Zentraedi.
-Ella sería quien viole
a Kyoto, no él a ella, vamos… no creo que sea tan idiota como para saber cómo
evitar un embarazo- comentó la chica con pena- Lástima por mi amiga.
-Bueno, debemos ir a
dormir- insistió Riot.
-Claro- dijo Zentraedi-
Que te conste que Kyoto sólo me dejó dos casas de Oricalco.
-¡¡¡ESE IDIOTA ME LAS
PAGARÁ ALGÚN DIA!!!- Gritó Riot con un sonrojo enorme.
Aún tomado de la mano
de Stella.
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Fue la primera en
despertar, dispuesta a preparar el desayuno, necesitaban tener energías antes
de partir, besó silenciosamente a Kyoto en la mejilla antes de levantarse a
cambiar de ropa.
Bajó a la cocina, una
vez cambiada, para comenzar a preparar un desayuno americano, huevos, jugo,
café, pan tostado, panqueques con miel, al menos esa era la idea.
Fue a buscar los
huevos, y al poner el canastillo sobre la mesa…
El jugo ya estaba
preparado.
-¿Qué demo…?- dijo la
chica- A lo mejor ya lo hice, que veloz soy.
El siguiente paso era
prender la cafetera, que ya estaba prendida.
-Esto no me lo
esperaba.
Rompió los huevos
directo en una sartén con aceite, que extrañamente ya estaba sobre la estufa
prendida, sacó un bol para batir los ingredientes de los panqueques…
-Oh, me falta un
mezclador…
-Aquí tienes mamá- dijo
una suave voz femenina.
-Oh gracias hija…
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Siguió durmiendo, el
cálido beso de su novia le hizo apreciar un poco más la vida.
-KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA
-Oh por dios, esa
llorona- dijo para sí el chico levantándose.
Se vistió con lo
primero que vio, bajó con lentitud y flojera, hasta que el aroma de humo llegó
a sus fosas Nasales.
-Seguro dejó quemar la
comida- se dijo el chico mientras continuaba bajando.
Al llegar a la cocina,
lo que vio le llenó de sorpresa.
Melodi estaba tirada
mientras una pequeña niña de aproximadamente ocho años, cabello negro y largo,
con ojos azules y piel blanca, la movía constante e insistentemente.
-Mamá, mamá, despierta
por favor, el desayuno de papá, se está quemando- decía la pequeña.
-¿A quien le dices mamá
y quién es tu padre?
La chica dio un
respingo, mientras se abrazaba más a la chica que ella consideraba su madre,
hasta que lo vio con temor.
-Lo siento papi, hice
que mamá se durmiera otra vez, y el desayuno se quemó.
-Vuelvo a repetirte,
¿quién es tu padre?
-Tú- señaló la niña con
seguridad- Tú eres papi.
-Ay Dios
mío, ¿ahora en qué problema me metí?- se dijo el joven mientras se golpeaba el
rostro.
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