Capítulo 79: En camino
a Cydonia
Salir del Reino de Silkland no fue fácil para los chicos, quienes tuvieron que llevar, a rastras, a Kyoto y Melodi, quienes acabaron exhaustos después de pasar el día completo con la pequeña Kazuha el día anterior, quien saltaba de alegría junto con el grupo.
Salir del Reino de Silkland no fue fácil para los chicos, quienes tuvieron que llevar, a rastras, a Kyoto y Melodi, quienes acabaron exhaustos después de pasar el día completo con la pequeña Kazuha el día anterior, quien saltaba de alegría junto con el grupo.
Al mismo tiempo, el rey quiso poner a prueba al
grupo de chicos, así que un día antes, les dio a beber lo mismo que a Kyoto
Katekyo, amaneciendo todos con una terrible resaca.
Ese mismo día debían partir con calma a
Cydonia, además que, su encuentro no programado con Shinnokk les había dejado
en claro que cargar la nave sería un grave error, así que decidieron dejarla en
Silkland, en espera de que llegaran los demás miembros de la alianza para
llevar la aeronave hasta el siguiente punto de reunión.
-¿Entonces es todo lo que llevarán en su
viaje?- preguntó el rey de Silkland preocupado por el estado de los jóvenes
guerreros.
-Estaremos Bien su majestad- contestó Riot en
representación de Kyoto- Iremos a Cydonia y, estando a 3 días de llegar,
enviaremos una paloma mensajera para convocar a la reunión que se llevará a
cabo en el gigantesco reino.
-Excelente jóvenes, ustedes son la esperanza de
este mundo.
-Lo sabemos y no lo vamos a defraudar- dijo
Zentraedi- Usted ya pudo comprobarlo- comentó recordando el feroz estado de
embriaguez al que fueron sometidos.
-¿Seguros que no faltará nada para su viaje?-
preguntó de nueva cuenta el rey.
-No, para nada, ahora debemos partir.
-Mami, papi, despierten, ya nos vamos- decía la
pequeña Kazuha con un mohín de disgusto.
-Siii- dijeron los padres de la niña con poco
entusiasmo.
Y tomaron rumbo al bosque de Slikland, para
llegar a las murallas y atravesar Mythland nuevamente.
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-Sí, he escuchado claramente lo que piden, y mi
respuesta es NO, me niego a formar una alianza con Citizen- Dijo una fuerte voz
femenina en aquella gigantesca sala de piedra.
-De no hacerlo, Tendrá a un país, no, dos
países en su contra- dijo una voz masculina- Sólo tienes que firmar o, mejor
dicho, su padre tiene que firmar, de ser un príncipe no habría problemas, pero
sólo eres una princesa.
-Que sea una mujer no me restringe de saber qué
es lo que buscan, y si mi padre estuviese aquí, diría que no.
-Oh maldición- gruñó el hombre con ira- Se
suponía que usted no tendría que ser tan conflictiva, y creí que estaría el
príncipe de Cydonia aquí.
El hombre se decidió a marcharse junto con el
pelotón de hombres que le acompañaban, cuando la voz femenina los detuvo.
-Antes de irse, me gustaría que probaran este
manjar de los dioses- dijo aquella voz mientras aplaudía.
Al final del aplauso, salieron 50 meseros
cargando una charola cada uno.
-Tenemos una especialidad en estos mares, una
delicia para el paladar, preparado de la mano de nuestros chefs, no hay tratado
ni alianza, pero me gustaría que los mensajeros de Citizen se fueran con un
buen sabor de boca, como sinónimo de la paz.
Y los meseros depositaron las charolas, donde
unas flores color salmón se mostraban junto con una especie de gelatina.
-Esta formación de Crisantemos, ¿acaso esto es?
-Buen provecho- dijo la voz femenina mientras ella
recibía su porción.
-Un momento- dijo el líder- ¿Cómo sabremos que
usted no nos está envenenando?
-Porque aquí viene mi porción- dijo la voz
mientras recibía el gran plato- Además, mis chefs han recibido la mejor
preparación para poder hacer esta delicia de los mares, Comamos juntos, SASHIMI
de FUGU, o Pez Globo.
La persona dueña de la voz femenina sólo juntó
sus manos, hizo un agradecimiento, para proceder a consumir el platillo con
voracidad.
Aquel hombre, junto con el pelotón que le
acompañaba, de igual forma, empezaron a comer, con mucha voracidad, aquellos
pedazos de carne proveniente de tal manjar.
Al finalizar de comerlo, los hombres
procedieron a consumir el platillo que tenían en un recipiente de tamaño
considerable.
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Al llegar a mitad del enorme país de Mythland,
Kyoto y compañía tomaron un pequeño descanso.
Kyoto convocó las casas de Oricalco, mientras
Melodi y las chicas se fueron a recolectar ingredientes, y Riot con Zentraedi
fueron al lago a pescar.
Al volver al centro de reunión, las chicas
comenzaron a preparar la comida, enseñando a Stella lo que debía cortar, pelar,
quitar o separar, además de distinguir lo comestible y lo no comestible.
Mientras tanto, Kyoto colocaba una mesa donde
los chicos colocaban grandes peces que habían sacado en el río que cruzaba a
media Mythland.
Los chicos, por su parte, preparaban la leña
con la cual Kyoto encendería el fuego y comenzaría con el proceso de cocción,
tomando como asistente a Stella para enseñarle cosas básicas sobre cocinar
pescado.
Kazuha, por su parte, dormía en un cunero donde
estaba junto a Melodi, siendo vigilada por su sobreprotector padre. Sólo
despertó para comer y volvió a dormir, pues el día anterior había quedado muy
cansada.
Así llegó la noche, para el equipo que aún
debía viajar hacia Cydonia, a 3 días más de viaje.
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-¿Qué les diremos a los embajadores?- preguntó
el Rey viendo asustado la pila de cadáveres en el comedor.
-Pues… Murieron envenenados en camino a sus
hogares, ellos pensaron que el pez globo de aquí no era venenoso, pero algo
salió mal respecto a sus planes- dijo la princesa con calma mientras miraba
iracunda al pilar de mármol- Padre, ¿en verdad creías que ellos venían en son
de paz?
-Lo siento hija, me parecieron de fiar,
afortunadamente estabas tu arreglando este asunto- dijo el Rey Sidón con temor
de ver a su hija.
-Descuida padre, no sabíamos sus intenciones-
comentó la princesa mientras escupía a su copa- ¿Cómo te fue en Belladonna?
-Pues, llegué pero el Rey de Belladonna ya
había partido hacia el norte, a Hefestos, y al llegar allá me enteré que se
habían movido a Mythland- contestó el adulto con temor.
-Supongo que debían moverse para adelantar las
piezas antes de empezar la jugada maestra, los hombres de Citizen les
permitieron crear la apertura perfecta, una táctica muy bien aplicada en
ajedrez.
-Hija, ¿en verdad planeas unirte al equipo de
aquel muchacho?- preguntó el rey asustado.
-Sí padre, él es el único capaz de poder parar
la expansión imperial de Citizen Kingdom, por eso debemos buscar una alianza
con ellos, para que toda Citizen tiemble con el poder de las 5 grandes
naciones.
-Y después de toda esa matanza sin sentido, ¿qué
más habrá?- preguntó aún el rey más alterado- Destruir Citizen no cambiará
nada…
-Padre, ya deberías retirarte del trono y
dejarme a mí, después de todo, tu fuiste quien permitió que Cydonia perdiera la
mitad de su territorio por no querer pelear contra ellos- dijo la chica
enfadada.
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-Dime una cosa, Yusei, ¿qué diablos pretendes
buscando a los Olympiakos en sus propias tierras- preguntó una castaña con
desconfianza.
-Adelantarme a los hechos, destruirlos y llegar
a Hefestos con buenas noticias- dijo el azabache con calma- Si no querías
venir, te hubieses quedado cuidando a mi prometida en Gruunland.
-¿Y si algo te pasa?, ¿cómo diablos sabré lo
que pasará después?, Me quedo contigo porque eres tan imprudente, Kyoto dijo
claramente que no enfrentáramos a Olympiakos porque desconocemos sus verdaderos
poderes.
-¿Y entonces qué propones Sora?- preguntó Yusei
asustado- Tengo en mi interior al Gigante de las Nieves, tú al Gigante de la
montaña, Cosa irónica si me lo preguntas, y mi prometida al gigante de lava,
quedarnos parados sólo incrementaría la agonía.
-¿Tanto desconfías de Kyoto y de sus amigos?-
preguntó Sora enfadada.
-Si fallan, será el fin, además, tú podrías
liderar mejor que yo a los reinos menores y…
Sora se enfadó, y corrió delante de él, para
detener su andar.
-Haremos el equipo juntos Yusei, como tu
hermana de armas que soy, te niego que vayas tras Olympiakos tú sólo, porque no
conocemos el verdadero poder que tiene su reino, además de los famosos
Drakengarr.
-Por ellos se ofrecía una fuerte recompensa,
vivos o muertos, será fácil si son vasallos de aquél cara de payaso- contestó
el azabache enfadado.
-No se trata de eso idiota- gruñó Sora- Recibí
un reporte de Silkland, donde dice que Kyoto se enfrentó sólo a Shinnokk.
-Si él puede, ¿por qué yo no?- preguntó otra
vez el azabache- No debo permitir que ese chico me gane, debo acabar con
Olympiakos antes de que pase algo terrible.
-Demonios Yusei, eres imposible maldición- dijo
la castaña aun siguiéndolo.
-¿Por qué vas detrás de mi entonces?- preguntó
el chico.
-Porque al primero que avisaré si mueres es a
Kyoto, y él vendrá, te resucitará y te volverá a matar por negligente.
-Ya basta Sora, mira, Ya casi llegamos.
Y se asomaron detrás de unos arbustos,
esperando el momento adecuado para atacar.
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-Kyoto-kun, ¿puedo decirte algo?- preguntó
Melodi despierta.
-Sí, puedes- dijo el chico con una sonrisa.
-¿En verdad iremos tras Olympiakos?- preguntó
la chica asustada.
-Por supuesto, si nos vamos sin deshacernos de
ellos, se convertirán en un dolor de cabeza para nuestros planes- dijo el
azabache mientras le estiraba los brazos.
Kazuha había decidido que dormiría con Stella y
Riot esa noche, por lo que estaban solos en aquella casa de Oricalco.
-Kyoto-kun, ¿Qué harás después de la guerra?-
preguntó la chica.
-Te seré honesto, me encantaría quedarme aquí,
contigo, y defender este mundo, tendríamos una larga vida aquí, sin embargo…
Lo último encendió la mirada de Melodi, quien
no esperaba un “pero” hacia el quedarse en The Fantasy.
-Este no es mi mundo, no es nuestro mundo, y sé
que extrañarías a tu madre, yo a mis padres, además que es posible que Kazuha
no sea de The Fantasy sino del mundo Real, de nuestro mundo.
Melodi quedó impactada ante la respuesta del
azabache.
-Y tú, ¿Qué te gustaría hacer después de la
guerra?- preguntó el joven azabache.
-Kyoto-kun, yo… es difícil de decir… No quiero
sonar posesiva u obsesionada contigo, pero… es mi sentir…
-Sólo dilo, nadie tiene por qué juzgarte cuando
eres la única, la única que puede ponerme un alto cuando trato de enloquecer,
no como cierto personaje de Naruto que es tu favorito.
-Créeme cuando te digo que está dejando de
serlo- dijo la chica algo enfadada- Sé que no soy así, sin embargo, si te
quedas aquí, me quedaré contigo, si te vas al mundo real me iré contigo, nunca
te dejaré, porque eres mío, porque puedes arrastrarme al infierno incluso, si
eso significa que podré tomar tu mano, porque siempre te he seguido, y siempre
te seguiré- dijo la chica apegándose más a él- Además que sé que no me harías
ningún daño, y que me protegerás, por siempre.
-En efecto querida, en efecto- dijo el azabache
dando un ligero beso en la frente de la chica- Descansa pequeña, mañana nos
espera un largo día.
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En los límites con Olympia, una pequeña castaña
lloraba cuando vio que a su hermano se lo llevaban frente a sus ojos.
Estaba crucificado, y la mirada del chico parecía
opaca, sin vida.
-¿Quieres a la pequeña basura?- preguntó un ser
con dos pistolas en ambos brazos- Deben ser lo suficientemente idiotas si
pensaron en venir hacia nosotros ustedes solos.
La chica le miró iracunda, pensando seriamente
en las posibilidades de ganar una pelea contra aquel ente.
-No, no… Debo huir, debo huir- dijo Sora
tomando una bomba de humo.
-¿De qué te sirve correr?, Sólo dejarás a la
suerte a tu hermano del alma, y morirá sin remedio, mejor ven aquí, y te unirás
al él muy pronto.
La chica sólo soltó un suspiro ahogado,
mientras arrojaba la bomba al suelo.
Y ya se encontraba a una distancia
considerable, mientras trataba de sentir el aura del suelo.
-Por favor Kyoto, te necesito, YUSEI TE
NECESITA- dijo Sora mientras soltaba lágrimas.