domingo, 29 de julio de 2018

Capítulo 79: En camino a Cydonia


Capítulo 79: En camino a Cydonia
Salir del Reino de Silkland no fue fácil para los chicos, quienes tuvieron que llevar, a rastras, a Kyoto y Melodi, quienes acabaron exhaustos después de pasar el día completo con la pequeña Kazuha el día anterior, quien saltaba de alegría junto con el grupo.
Al mismo tiempo, el rey quiso poner a prueba al grupo de chicos, así que un día antes, les dio a beber lo mismo que a Kyoto Katekyo, amaneciendo todos con una terrible resaca.
Ese mismo día debían partir con calma a Cydonia, además que, su encuentro no programado con Shinnokk les había dejado en claro que cargar la nave sería un grave error, así que decidieron dejarla en Silkland, en espera de que llegaran los demás miembros de la alianza para llevar la aeronave hasta el siguiente punto de reunión.
-¿Entonces es todo lo que llevarán en su viaje?- preguntó el rey de Silkland preocupado por el estado de los jóvenes guerreros.
-Estaremos Bien su majestad- contestó Riot en representación de Kyoto- Iremos a Cydonia y, estando a 3 días de llegar, enviaremos una paloma mensajera para convocar a la reunión que se llevará a cabo en el gigantesco reino.
-Excelente jóvenes, ustedes son la esperanza de este mundo.
-Lo sabemos y no lo vamos a defraudar- dijo Zentraedi- Usted ya pudo comprobarlo- comentó recordando el feroz estado de embriaguez al que fueron sometidos.
-¿Seguros que no faltará nada para su viaje?- preguntó de nueva cuenta el rey.
-No, para nada, ahora debemos partir.
-Mami, papi, despierten, ya nos vamos- decía la pequeña Kazuha con un mohín de disgusto.
-Siii- dijeron los padres de la niña con poco entusiasmo.
Y tomaron rumbo al bosque de Slikland, para llegar a las murallas y atravesar Mythland nuevamente.
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-Sí, he escuchado claramente lo que piden, y mi respuesta es NO, me niego a formar una alianza con Citizen- Dijo una fuerte voz femenina en aquella gigantesca sala de piedra.
-De no hacerlo, Tendrá a un país, no, dos países en su contra- dijo una voz masculina- Sólo tienes que firmar o, mejor dicho, su padre tiene que firmar, de ser un príncipe no habría problemas, pero sólo eres una princesa.
-Que sea una mujer no me restringe de saber qué es lo que buscan, y si mi padre estuviese aquí, diría que no.
-Oh maldición- gruñó el hombre con ira- Se suponía que usted no tendría que ser tan conflictiva, y creí que estaría el príncipe de Cydonia aquí.
El hombre se decidió a marcharse junto con el pelotón de hombres que le acompañaban, cuando la voz femenina los detuvo.
-Antes de irse, me gustaría que probaran este manjar de los dioses- dijo aquella voz mientras aplaudía.
Al final del aplauso, salieron 50 meseros cargando una charola cada uno.
-Tenemos una especialidad en estos mares, una delicia para el paladar, preparado de la mano de nuestros chefs, no hay tratado ni alianza, pero me gustaría que los mensajeros de Citizen se fueran con un buen sabor de boca, como sinónimo de la paz.
Y los meseros depositaron las charolas, donde unas flores color salmón se mostraban junto con una especie de gelatina.
-Esta formación de Crisantemos, ¿acaso esto es?
-Buen provecho- dijo la voz femenina mientras ella recibía su porción.
-Un momento- dijo el líder- ¿Cómo sabremos que usted no nos está envenenando?
-Porque aquí viene mi porción- dijo la voz mientras recibía el gran plato- Además, mis chefs han recibido la mejor preparación para poder hacer esta delicia de los mares, Comamos juntos, SASHIMI de FUGU, o Pez Globo.
La persona dueña de la voz femenina sólo juntó sus manos, hizo un agradecimiento, para proceder a consumir el platillo con voracidad.
Aquel hombre, junto con el pelotón que le acompañaba, de igual forma, empezaron a comer, con mucha voracidad, aquellos pedazos de carne proveniente de tal manjar.
Al finalizar de comerlo, los hombres procedieron a consumir el platillo que tenían en un recipiente de tamaño considerable.
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Al llegar a mitad del enorme país de Mythland, Kyoto y compañía tomaron un pequeño descanso.
Kyoto convocó las casas de Oricalco, mientras Melodi y las chicas se fueron a recolectar ingredientes, y Riot con Zentraedi fueron al lago a pescar.
Al volver al centro de reunión, las chicas comenzaron a preparar la comida, enseñando a Stella lo que debía cortar, pelar, quitar o separar, además de distinguir lo comestible y lo no comestible.
Mientras tanto, Kyoto colocaba una mesa donde los chicos colocaban grandes peces que habían sacado en el río que cruzaba a media Mythland.
Los chicos, por su parte, preparaban la leña con la cual Kyoto encendería el fuego y comenzaría con el proceso de cocción, tomando como asistente a Stella para enseñarle cosas básicas sobre cocinar pescado.
Kazuha, por su parte, dormía en un cunero donde estaba junto a Melodi, siendo vigilada por su sobreprotector padre. Sólo despertó para comer y volvió a dormir, pues el día anterior había quedado muy cansada.
Así llegó la noche, para el equipo que aún debía viajar hacia Cydonia, a 3 días más de viaje.
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-¿Qué les diremos a los embajadores?- preguntó el Rey viendo asustado la pila de cadáveres en el comedor.
-Pues… Murieron envenenados en camino a sus hogares, ellos pensaron que el pez globo de aquí no era venenoso, pero algo salió mal respecto a sus planes- dijo la princesa con calma mientras miraba iracunda al pilar de mármol- Padre, ¿en verdad creías que ellos venían en son de paz?
-Lo siento hija, me parecieron de fiar, afortunadamente estabas tu arreglando este asunto- dijo el Rey Sidón con temor de ver a su hija.
-Descuida padre, no sabíamos sus intenciones- comentó la princesa mientras escupía a su copa- ¿Cómo te fue en Belladonna?
-Pues, llegué pero el Rey de Belladonna ya había partido hacia el norte, a Hefestos, y al llegar allá me enteré que se habían movido a Mythland- contestó el adulto con temor.
-Supongo que debían moverse para adelantar las piezas antes de empezar la jugada maestra, los hombres de Citizen les permitieron crear la apertura perfecta, una táctica muy bien aplicada en ajedrez.
-Hija, ¿en verdad planeas unirte al equipo de aquel muchacho?- preguntó el rey asustado.
-Sí padre, él es el único capaz de poder parar la expansión imperial de Citizen Kingdom, por eso debemos buscar una alianza con ellos, para que toda Citizen tiemble con el poder de las 5 grandes naciones.
-Y después de toda esa matanza sin sentido, ¿qué más habrá?- preguntó aún el rey más alterado- Destruir Citizen no cambiará nada…
-Padre, ya deberías retirarte del trono y dejarme a mí, después de todo, tu fuiste quien permitió que Cydonia perdiera la mitad de su territorio por no querer pelear contra ellos- dijo la chica enfadada.
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-Dime una cosa, Yusei, ¿qué diablos pretendes buscando a los Olympiakos en sus propias tierras- preguntó una castaña con desconfianza.
-Adelantarme a los hechos, destruirlos y llegar a Hefestos con buenas noticias- dijo el azabache con calma- Si no querías venir, te hubieses quedado cuidando a mi prometida en Gruunland.
-¿Y si algo te pasa?, ¿cómo diablos sabré lo que pasará después?, Me quedo contigo porque eres tan imprudente, Kyoto dijo claramente que no enfrentáramos a Olympiakos porque desconocemos sus verdaderos poderes.
-¿Y entonces qué propones Sora?- preguntó Yusei asustado- Tengo en mi interior al Gigante de las Nieves, tú al Gigante de la montaña, Cosa irónica si me lo preguntas, y mi prometida al gigante de lava, quedarnos parados sólo incrementaría la agonía.
-¿Tanto desconfías de Kyoto y de sus amigos?- preguntó Sora enfadada.
-Si fallan, será el fin, además, tú podrías liderar mejor que yo a los reinos menores y…
Sora se enfadó, y corrió delante de él, para detener su andar.
-Haremos el equipo juntos Yusei, como tu hermana de armas que soy, te niego que vayas tras Olympiakos tú sólo, porque no conocemos el verdadero poder que tiene su reino, además de los famosos Drakengarr.
-Por ellos se ofrecía una fuerte recompensa, vivos o muertos, será fácil si son vasallos de aquél cara de payaso- contestó el azabache enfadado.
-No se trata de eso idiota- gruñó Sora- Recibí un reporte de Silkland, donde dice que Kyoto se enfrentó sólo a Shinnokk.
-Si él puede, ¿por qué yo no?- preguntó otra vez el azabache- No debo permitir que ese chico me gane, debo acabar con Olympiakos antes de que pase algo terrible.
-Demonios Yusei, eres imposible maldición- dijo la castaña aun siguiéndolo.
-¿Por qué vas detrás de mi entonces?- preguntó el chico.
-Porque al primero que avisaré si mueres es a Kyoto, y él vendrá, te resucitará y te volverá a matar por negligente.
-Ya basta Sora, mira, Ya casi llegamos.
Y se asomaron detrás de unos arbustos, esperando el momento adecuado para atacar.
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-Kyoto-kun, ¿puedo decirte algo?- preguntó Melodi despierta.
-Sí, puedes- dijo el chico con una sonrisa.
-¿En verdad iremos tras Olympiakos?- preguntó la chica asustada.
-Por supuesto, si nos vamos sin deshacernos de ellos, se convertirán en un dolor de cabeza para nuestros planes- dijo el azabache mientras le estiraba los brazos.
Kazuha había decidido que dormiría con Stella y Riot esa noche, por lo que estaban solos en aquella casa de Oricalco.
-Kyoto-kun, ¿Qué harás después de la guerra?- preguntó la chica.
-Te seré honesto, me encantaría quedarme aquí, contigo, y defender este mundo, tendríamos una larga vida aquí, sin embargo…
Lo último encendió la mirada de Melodi, quien no esperaba un “pero” hacia el quedarse en The Fantasy.
-Este no es mi mundo, no es nuestro mundo, y sé que extrañarías a tu madre, yo a mis padres, además que es posible que Kazuha no sea de The Fantasy sino del mundo Real, de nuestro mundo.
Melodi quedó impactada ante la respuesta del azabache.
-Y tú, ¿Qué te gustaría hacer después de la guerra?- preguntó el joven azabache.
-Kyoto-kun, yo… es difícil de decir… No quiero sonar posesiva u obsesionada contigo, pero… es mi sentir…
-Sólo dilo, nadie tiene por qué juzgarte cuando eres la única, la única que puede ponerme un alto cuando trato de enloquecer, no como cierto personaje de Naruto que es tu favorito.
-Créeme cuando te digo que está dejando de serlo- dijo la chica algo enfadada- Sé que no soy así, sin embargo, si te quedas aquí, me quedaré contigo, si te vas al mundo real me iré contigo, nunca te dejaré, porque eres mío, porque puedes arrastrarme al infierno incluso, si eso significa que podré tomar tu mano, porque siempre te he seguido, y siempre te seguiré- dijo la chica apegándose más a él- Además que sé que no me harías ningún daño, y que me protegerás, por siempre.
-En efecto querida, en efecto- dijo el azabache dando un ligero beso en la frente de la chica- Descansa pequeña, mañana nos espera un largo día.
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En los límites con Olympia, una pequeña castaña lloraba cuando vio que a su hermano se lo llevaban frente a sus ojos.
Estaba crucificado, y la mirada del chico parecía opaca, sin vida.
-¿Quieres a la pequeña basura?- preguntó un ser con dos pistolas en ambos brazos- Deben ser lo suficientemente idiotas si pensaron en venir hacia nosotros ustedes solos.
La chica le miró iracunda, pensando seriamente en las posibilidades de ganar una pelea contra aquel ente.
-No, no… Debo huir, debo huir- dijo Sora tomando una bomba de humo.
-¿De qué te sirve correr?, Sólo dejarás a la suerte a tu hermano del alma, y morirá sin remedio, mejor ven aquí, y te unirás al él muy pronto.
La chica sólo soltó un suspiro ahogado, mientras arrojaba la bomba al suelo.
Y ya se encontraba a una distancia considerable, mientras trataba de sentir el aura del suelo.
-Por favor Kyoto, te necesito, YUSEI TE NECESITA- dijo Sora mientras soltaba lágrimas.

jueves, 12 de julio de 2018

Capítulo 78: La Ropa de la Esperanza


Capítulo 78: La Ropa de la Esperanza
El azabache salía con aparente calma del palacio, mientras tambaleaba como cervatillo recién nacido lado a lado de las escaleras.
-Oh, una disculpa, muchacho, debí saber que… es que… debes saber que esta copa sólo embriaga a personas de buen corazón, sólo quería probarte.
-Estuvo De… De… Delicioso maldito vejete, dame otra copa- contestó el chico con voz acida.
-Ni una más niño, no quisiera saber que pensará u padre de mí cuando…
-Ese viejo de mierda puede irse al carajo- contestó el chico furibundo- Me abandonó… hic… me abandonó cuando… hic… era apenas un bebé… hic… no tiene ni un jodido derecho a… hic… a decidir sobre mi… hic… vida.
El rey sólo le miraba con nervios y culpa.
-Eres la peor persona que se ha embriagado con este vino, la peor en años, apenas y puedes tenerte en pie, eso me da a responder de tu magnífico corazón.
-No creo que… hic… matar a mis padres… hic y a mi hermano… hic… sea tener un buen corazón… hic.
-Oye Kyo- llamó Riot.
- ¿Eh?
El rey sólo se espantó al ver a los muchachos de regreso de las tiendas, con los pergaminos de almacenamiento.
-Sé que tal vez no es momento de esto, pero… ¿qué opinas?
- ¿Qué o de qué?
-Sobre la vestimenta de Inverna.
A su lado, Melodi se sonrojaba gradualmente, mientras su escote bastante evidente se mostraba imponente, además de que el short de combate que tenía puesto rebasaba apenas los muslos de la chica, y la sudadera ligera sin mangas no ayudaba mucho.
El rey, por su parte, sólo sudó frío mientras esperaba la honesta respuesta del muchacho.
-Ah, eso… hic… creo que… hic… yo… bueno… ella… ella enseña demasiado.
Melodi se sobresaltó mucho al escuchar la respuesta del azabache, quien miraba fijamente a aquel escote.
-WHAAA…. No… Kyoto… no seas malo… yo no… no uso esta ropa siempre… verás… todo fue culpa de… sí… todo fue culpa de Sicilio-san…
Flashback
-Reina mía, con ese escultural cuerpo no deberías andar tan tapada.
-Lo siento, pero no acostumbro a mostrar mucho, Sicilio-san…
-Pero, bueno, me gustaría que probaras este diseño, estoy seguro de que el chico que más quieres caerá rendido a tus pies…
Le mostró un outfit de short de mezclilla, una sudadera ligera sin mangas y una blusa con escote.
-Llevaré veinte.
Fin del Flashback
-Sí, y eso fue lo que pasó- comentó Melodi sonrojada y nerviosa- No soy una pervertida ni nada por el estilo.
El azabache no dijo nada más y sólo se lanzó hacia el pecho de la chica, para reposar sobre él.
-Con que esto… hic… tenías guardado entre… hic… tus sudaderas holgadas…
-¡¡¿SUDADERAS HOLGADAS?!!- preguntó Natsuki enfadada.
-Claro que sí… hic… enana- respondió el azabache con voz gruesa- En natación nadaba tan… hic… rápido que… hic… no podías notarlo… hic.
-¡¡¡ERES UNA MENTIROSA INVERNA!!!
-¡¡¡NO QUERÍA HACERTE SENTIR MAL CUANDO CRECIERON, SÉ QUE TE ACOMPLEJAS DEMASIADO CUANDO SE TRATA DE…!!!
-Plana eres, plana morirás, es tu destino, enana- dijo el azabache con burla.
-Es todo, estás muerto idiota…
-No le haga nada Señorita Natsuki- intervino el rey- Todo es culpa mía, le di a beber vino que tiene efecto y…
-Oh no se disculpe- dijo Zentraedi con calma- Es culpa de Kyoto, después de todo, ebrio no sabe mantener la boca cerrada, y él es muestra de que los niños y los ebrios siempre dicen la verdad.
Esta vez Natsuki miró con ferocidad al chico albino, mientras su aura chisporroteaba a su alrededor.
-Sabes que no me gusta maltratarte Zentraedi- dijo la rubia mientras iba a su camino- Que lo diga el idiota de Kyoto es perdonable, más ahora porque está ebrio…
-Eso… eso es tener preferencias, pequeña…
-¡¡¡NO ME DIGAS PEQUEÑA QUE AÚN NO ACABO CONTIGO!!!- dijo la rubia con más ira- ¡¡¡Y EL HECHO DE DECIR LO QUE ACABAS DE DECIR NO TE LO PERDONO HASTA QUE SUFRAS!!!- finalizó la chica.
-¿Entonces qué me vas a hacer?
-Ley de Hielo- dijo la chica volteando la mirada.
-Ay, me la dejó barata.
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Despertó, con un dolor de cabeza terrible, producto del anterior estado de embriaguez y su consecuente resaca.
-Creo que- dijo una voz femenina a su lado- Con esto que pasó, mi ley seca se retira.
-No, por el contrario, Ley seca para ambos- contestó el muchacho con seriedad.
-Pero… pero…
-Si hice ayer algo malo, una disculpa, incluso si traté de amarrarte a la cama con una de mis técnicas y casi me aprovecho de ti- continuó el azabache mientras la chica se sonrojaba y fruncía el ceño.
Y cómo no hacerlo, si le dio el golpe más bajo, recordándole la escena que tuvieron en Hefestos.
-Deja de recordármelo Idiota- contestó la chica con un ligero sonrojo- Y para tu información, no me arrepiento de nada.
-Como sea- contestó el azabache- Buenas noticias, espero hayas comprado suficiente ropa porque partiremos hoy.
-¿Hoy?
-Sí, Necesitamos ir a Cydonia lo antes posible para tenerlos de nuestro lado, antes de invadir Olympia, y es vital el tiempo ya que, según me dicen, el príncipe de Cydonia es muy difícil de convencer.
-Oh, ok, pero…
-¿Qué ocurre Inverna?- preguntó el azabache con nervios.
-Kazuha-chan es lo que ocurre, si tienes tanto miedo de que vamos a morir, entonces, vayamos al bosque juntos, recorramos los boscosos caminos y el hermoso lago de Silkland, y después, sólo después, te puedes morir cuando quieras.
El muchacho vaciló, si bien quería pasar tiempo con su adorable hija, el pensar en un “después de morir” le ponía de los nervios, más por la incertidumbre de lo que pasaría con la pequeña si ellos llegasen a faltar.
-Estaremos bien- Dijo la chica sacándolo de sus cavilaciones- Lo juro, porque tú me protegerás y yo a ti, y al acabar todo esto, jugaremos con Kazuha-chan.
-¿Sabes?, eres la única que sabe como confortarme con sus palabras, y estaría más que encantado de ir con ustedes- dijo el joven con una sonrisa.
-Eso es bueno, entonces supongo que ya no usaré esto- dijo la chica guardando un rodillo para amasar.
-¿Qué diablos era eso?
-Planeaba dejarte inconsciente por si te negabas a ir- dijo la chica con una sonrisa- Trae a Kazuha, ya está bañada y vestida, sólo faltas tú, en lo que termino de preparar la comida.
La chica se fue alegremente, mientras el joven sonreía.
-Dios, ¿En qué lío me has metido?- dijo el joven con calma.
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En la entrada de un frondoso bosque, se encontraba una joven familia de singulares características caminando hacia el interior.
Una joven de 16 años paseaba con un vestido azul, además de una sudadera ligeramente más oscura, que sostenía una canastilla para almorzar.
Por otra parte, un joven de cabello azabache con un pantalón y camisa negros, sin la gabardina esta vez, sino una sudadera negra y ligeramente holgada.
Pero lo más extraño, era aquella pequeña niña de 5 años que el joven azabache cargaba a sus hombros. Una pequeña niña de cabello negro, ojos de un ligero color azulino, con un pequeño vestido color azul con vivos en negro que compraron en las tiendas más caras de Silkland (Bueno, que les regalaron porque el pacto de amistad).
Al llegar la singular familia a un claro en el gran bosque de Silkland, Melodi sacó una manta azulina de la canastilla y la tendió en el césped, colocando la misma canastilla sobre la manta.
-Oh, que hermoso día- dijo la chica con calma tomando asiento.
-Aún sigo preguntándome cómo carajos caí aquí en este lugar- preguntó el azabache con ligero enfado.
Ya le parecía demasiado sospechoso que fuera de buenas a primera, además de la responsabilidad con el pueblo de Cydonia, tenían que acelerar el paso para llegar pronto al lugar y firmar el tratado.
-Sólo relájate un poco Kyoto-kun, estamos hablando de una guerra, estar relajados es algo vital para seguir adelante, ¿no crees?
-Aún así, necesitamos tiempo para armar la estrategia de guerra, necesitamos apresurarnos para…
-Kyoto-kun- dijo la chica tomando su rostro para quedar de frente- RELAJATE Y DISFRUTA ESTE DÍA.
La pequeña Kazuha les veía con curiosidad mientras sonreía, así que fue a abrazar a Melodi para estar juntas.
-Si nosotras dos no somos suficientes para motivarte a salir con vida, ¿realmente quieres estar con nosotras?- preguntó la chica enojada.
-NO SE TRATA DE ESO INVERNA- Gritó el chico otra vez- No quiero que pase nada de esto, ¡¡¡ESTA ESTÚPIDA GUERRA NO ME INTERESA!!!
-Papá dijo una vez que tampoco le interesaba la guerra- dijo Kazuha con calma- Pero la guerra le interesaba a él.
-Esa es una cita de Leon Trotsky- comentó el azabache mirando confundido a la niña.
-Kyoto-kun, esta guerra tenía que pasar sí o sí, no había de otra, pero el estresarte de más no hará que la guerra termine antes, o termine después, apresurarnos sólo nos llevará a cometer errores en la guardia, disfrutemos estos momentos para nosotros y, así, tener más motivos para salir adelante, piensa que estas memorias que estamos construyendo podrían quedarse sólo como memorias…
-O hacer de estos recuerdos algo eterno y con garantía de repetirlos- continuó el azabache con una sonrisa.
-Juguemos un rato Kazuha-chan, Kyoto-kun- dijo la chica de cabello azul guardando el rollo de amasar pan.
-¿Otra vez?
-Eres terco, así que creí conveniente terminar esta conversación con un buen golpe en la cabeza para hacerte entrar en razón.
-Diablos Inverna- dijo el azabache mientras sacaba una cuerda gruesa.
Y, entre juegos de cuerda, correr por el bosque, visitar la laguna, se fue el día de los chicos.

Capítulo 115: Dos semanas para la guerra.

Capítulo 115: Dos semanas para la guerra. -¿Habrá llegado ya el mensajero?- preguntó Kyoto mientras realizaba algunas abdominales. -Esto...