CAPÍTULO
3: Miles de Enemigos en uno
Han
pasado 3 días desde el encuentro entre Kyoto Katekyo y su sensei Kazuo Katekyo,
a lo largo de esos 3 días, el arduo entrenamiento rendía sus frutos, Kazuo
moría de ganas de gritar a los 4 vientos que Kyoto era su hijo, y que lo estaba
buscando por todo ese tiempo, sin embargo, lo menos que se esperaba era una
respuesta de “usted está loco” o que el chico se fuera, en cualquier caso,
decidía ser mejor el maestro de Kyoto a ser su enemigo.
Después
de esa misteriosa plática con el ser supremo que se hacía llamar Katekyo, Kazuo
pensaba seriamente entrenarlo para convertirse en el legendario Dios Katekyo,
aquel que guardaba el equilibrio del pasado y del futuro del cuál Kazuo tenía
demasiada desconfianza, decidió entrenarlo en las técnicas de sus atributos
Oscuridad y Fuego, la razón del por qué no le enseñaba acerca del Atributo
Yin-Yang era muy importante, no tenía ese conocimiento.
El
Catalyst de Kyoto empezaba a hacerse más fuerte, habiendo evolucionado durante
esos tres días, pasando del circulo negro que era la fase 1 a la fase 2 que
consistía en una especie de flecha, Kyoto practicaba más tiempo, daba más
vueltas al lago, hacía más ejercicios físicos y su Kung Fu iba a un paso
notable, su Capoeira iba por buen camino, en cuanto a su entrenamiento aural,
su técnica de Tinieblas iba a pasos agigantados, su técnica de puño brasas
apenas era fuerte, pero lo más imponente de sus prácticas era su técnica de Sombra
Mortal, que dañaba sin tener contacto físico con el objetivo.
Su
pasatiempo favorito era entretenerse jugando con el ejército, dado que a
fuerzas se lo querían llevar a los campos militares.
Kyoto
descansaba del entrenamiento para ver aquella misión que tenía para esa fecha
exactamente, iba a buena hora, decidió planificar todo.
Salió
de su casa y recibió un mensaje en el que se mencionaba que el barco reposaría
en el puerto de Campeche, Kyoto tuvo que volar hasta ese lugar para cumplir su
primera misión.
El
chico de cabello negro se colocó sobre una de las grúas del puerto para mandar
a 4 clones para tener una visión completa, esperaba un tiempo, el momento
indicado para usar sus tinieblas, antes de que el último de los chicos subiera
al barco, Kyoto había cubierto de oscuridad todo ese terreno y bajó a donde
estaban los sicarios mientras sus clones tenían activado el Catalyst.
-Veo
que en este mundo hay tres tipos de personas, los nobles, las escorias y las
que no merecen el título de escorias, creo que debo hacer algo en su contra-
decía el chico sin emoción alguna.
-Jajaja-
reía un sicario- crees que te vamos a tener miedo, Jajaja, trágate esto
pequeño.
Dio
la orden de disparar y todos con sus metralletas comenzaron a acribillar al
chico, quien al disipar las tinieblas mostró su silueta ensangrentada.
-¿eso
es todo?- preguntó el chico sin emoción alguna.
-Sí,
ahora estoy seguro de que caerás en 3…2…- alcanzó a contar el sicario.
No
se percato del momento en el que Kyoto se movió con agilidad atrás de él y con
una senda patada le destrozó el cráneo.
-¿Quién
más quiere probar suerte?- preguntó aquel chico completamente serio.
De
la nada un Karateka salió del barco dispuesto a pelear, hizo todas las posturas
de Karate.
-Espero
seas un buen rival- dijo Kyoto con frialdad.
-Te
destrozaré antes de acabar con este encargo- respondió el guerrero.
Empezó
un fuerte e intenso combate en el que ninguno de los peleadores cedía
oportunidad a su oponente, pero lo curioso del caso era que el más herido era
Kyoto mientras que el más limpio, por así decirlo, era aquel peleador que se
defendía de los golpes que el ojinegro le propinaba, pero a pesar de estar
bastante lastimado, su rostro seguía serio.
-¿Por
qué no te has caído maldito?- preguntó el peleador de cinta negra muy furioso.
-Porque
a pesar de todos esos golpes, tengo determinación y nunca me rendiré, es por
eso que ahora que ya me mostraste lo que puedes hacer, es hora de que yo te dé
una lección- dijo aquel pelinegro con la misma seriedad.
De
pronto desapareció de la vista de todos, para colocarse detrás del hombre
propinándole una fuerte patada en el cráneo, para arrojar su cuerpo al casco
del braco donde partirían, rompiéndole todos y cada uno de los huesos, al caer
su cuerpo se colocó frente al navegante del barco.
-Los
dejaré vivir si dejan a esos niños abajo en el puerto- dijo Kyoto.
Volvieron
a disparar para encontrarse con que el chico de ojos negros había parado todas
las balas y las arrojó a todas las direcciones posibles, dando en puntos
vitales como el corazón o la cabeza, para llegar a una especie de cárcel donde
los chicos que estaban secuestrados iban encerrados en una celda.
-Descuiden
chicos, los sacaré de aquí, quiero que después de salir formen una fila atrás
de mí- dijo el pelinegro seriamente.
-¿Por
qué deberíamos obedecerte?- preguntó uno de los presos.
-Porque
no hay nadie más para ayudarles, ni siquiera gente del mismo gobierno, solo
estamos ustedes y yo- contestó escuetamente.
-Tiene
razón, hay que creerle- gritó otro de los plagiados.
De
pronto una pisada de metal inundo el pasillo del barco.
-No
te llevarás a mi pequeña fortuna muchacho, me ha costado mi trabajo obtenerla-
dijo un sujeto con botas puntiagudas, sombrero vaquero, jeans y camisa a
cuadros.
-Tu
trabajo, tu trabajo me da asco en el mejor de los casos, te has metido en esto
porque no sabes ni mierda de lo que es ganarse las cosas con tu propio
esfuerzo, estoy salvando a estos chicos de la prostitución y la explotación que
vivirán en Europa, porque no voy a permitir que ellos te hagan millonario
mientras ellos sufren- dijo el pelinegro ligeramente enfadado.
-Muy
bien, veo que sabes todo de nosotros, ¿eso te da derecho a jodernos en nuestro
trabajo?, nosotros ayudamos a la gente- dijo el sujeto.
-Con
dinero de mierda- dijo escupiendo a las botas del jefe- Chicos, salgan de este
barco, los acompañaré, en cuanto a ti, maldito mafioso, te dejaré un pequeño
distractor- dijo el pelinegro dejando un clon.
Los
chicos secuestrados partían a las afueras de la nave marina mientras el jefe de
la mafia peleaba contra el clon, bueno, el muy cobarde sacaba su pistola para
acabarlo a balazos, pero no se esperaba la advertencia.
-Kyoto
ha salido, ya era hora, hagamos arte- Dijo el clon haciendo una señal.
-¿Pero
qué cojones?- exclamó el sujeto.
A
las afueras de la embarcación, unos policías habían tenido un enfrentamiento
contra los mafiosos que quedaban fuera, al salir Kyoto con los 500 jóvenes
secuestrados para llevarlos a un lugar alejado, el clon dentro del barco
explotaba dramáticamente, matando a los que quedaran dentro, solo gente
mafiosa, pero a las afueras dieron el informe.
-Gracias
muchacho, pero creo que te excediste un poco- dijo uno de los oficiales.
-Descuiden,
eso es lo menos que se merecen pro hacer sufrir a la juventud de hoy- contestó
el pelinegro creando cierta molestia en el procurador del estado de Campeche,
quien tenía un acuerdo con la mafia.
-Detengan
a ese criminal de guerra- habían llegado los miembros de la milicia.
-Kyoto
Katekyo- dijo el teniente- quedas arrestado por atentar contra el ejército y
por el asesinato de 600 hombres activos, toma tu decisión, o te quedas en
prisión o te alistas en las filas del ejército.
-Tengo
una mejor idea, podéis iros a la mierda todos ustedes- dijo el pelinegro con
determinación.
Una
explosión cubrió el océano nuevamente, ahora eran los miembros de la armada,
Kyoto en medio de la conmoción se había retirado de la zona de desastre a su
hogar.
Al
llegar a su cabaña en el bosque, Kazuo Katekyo le esperaba.
-Veo
que te divertiste Kyoto- dijo el espíritu.
-Sí,
inclusive había llegado la armada, de verdad piensan que estaré en las fuerzas
del ejército, por el amor de dios- dijo seriamente Kyoto.
-Tienes
razón, nunca te quiero ver sin ser tú mismo ante la estúpida sociedad, por lo
visto, solo mencionan tu nombre en los ataques contra el ejército, nunca tus
hazañas- dijo el adulto mostrando una plana del periódico.
-Eso
es lo de menos, me largaré de México y ya no seré más un ciudadano de este país
corrupto, pero hermoso, la verdad es que si la gente no tuviera una mentalidad
tan corrupta solo para su propio bien, sería un hermoso lugar para vivir en
paz- dijo el chico con seriedad.
-Bueno
muchacho, creo que tengo que irme, mañana te llegará tu misión 2, para saber si
tienes habilidades en combate, infiltración y rescate, creo que no he entrenado
a un inútil o sí- dijo Kazuo con burla.
De
pronto, una oscuridad lo cubrió, era el aura de Kyoto, pero ni siquiera era el
aura asesina, dado que esta era más fuerte, Kazuo se cubrió los ojos.
-¿Qué
cojones hiciste?- preguntó molestó el adulto.
-Nada,
es solo que me recordaste a mi doloroso pasado, sensei.
No
era nada anormal, palabras como Inútil, Idiota, Pendejo, Estúpido e inclusive
la palabra tonto le recordaban a su padre, no el que tuvo antes de “morir”, sino
el padre que lo retuvo hasta los 7 años y después lo abandono, pero no le dolía
en lo más mínimo el recuerdo, lo que le dolía eran aquellas palabras hirientes,
pues aquel adulto era el que lo trataba como una vil basura, Kyoto aguantó las
lágrimas y el dolor lo envió a su flujo de Aura.
-Lo
siento Kyoto, no era mi…- dijo Kazuo
-Lo
sé, ahora debe descansar, mañana tengo trabajo que hacer.