Capítulo 78: La Ropa de la Esperanza
El azabache salía con aparente
calma del palacio, mientras tambaleaba como cervatillo recién nacido lado a
lado de las escaleras.
-Oh, una disculpa,
muchacho, debí saber que… es que… debes saber que esta copa sólo embriaga a
personas de buen corazón, sólo quería probarte.
-Estuvo De… De…
Delicioso maldito vejete, dame otra copa- contestó el chico con voz acida.
-Ni una más niño, no
quisiera saber que pensará u padre de mí cuando…
-Ese viejo de mierda
puede irse al carajo- contestó el chico furibundo- Me abandonó… hic… me abandonó
cuando… hic… era apenas un bebé… hic… no tiene ni un jodido derecho a… hic… a
decidir sobre mi… hic… vida.
El rey sólo le miraba
con nervios y culpa.
-Eres la peor persona
que se ha embriagado con este vino, la peor en años, apenas y puedes tenerte en
pie, eso me da a responder de tu magnífico corazón.
-No creo que… hic…
matar a mis padres… hic y a mi hermano… hic… sea tener un buen corazón… hic.
-Oye Kyo- llamó Riot.
- ¿Eh?
El rey sólo se espantó
al ver a los muchachos de regreso de las tiendas, con los pergaminos de
almacenamiento.
-Sé que tal vez no es
momento de esto, pero… ¿qué opinas?
- ¿Qué o de qué?
-Sobre la vestimenta de
Inverna.
A su lado, Melodi se
sonrojaba gradualmente, mientras su escote bastante evidente se mostraba
imponente, además de que el short de combate que tenía puesto rebasaba apenas
los muslos de la chica, y la sudadera ligera sin mangas no ayudaba mucho.
El rey, por su parte,
sólo sudó frío mientras esperaba la honesta respuesta del muchacho.
-Ah, eso… hic… creo que…
hic… yo… bueno… ella… ella enseña demasiado.
Melodi se sobresaltó
mucho al escuchar la respuesta del azabache, quien miraba fijamente a aquel
escote.
-WHAAA…. No… Kyoto… no
seas malo… yo no… no uso esta ropa siempre… verás… todo fue culpa de… sí… todo
fue culpa de Sicilio-san…
Flashback
-Reina mía, con ese
escultural cuerpo no deberías andar tan tapada.
-Lo siento, pero no acostumbro
a mostrar mucho, Sicilio-san…
-Pero, bueno, me
gustaría que probaras este diseño, estoy seguro de que el chico que más quieres
caerá rendido a tus pies…
Le mostró un outfit de
short de mezclilla, una sudadera ligera sin mangas y una blusa con escote.
-Llevaré veinte.
Fin del Flashback
-Sí, y eso fue lo que
pasó- comentó Melodi sonrojada y nerviosa- No soy una pervertida ni nada por el
estilo.
El azabache no dijo
nada más y sólo se lanzó hacia el pecho de la chica, para reposar sobre él.
-Con que esto… hic…
tenías guardado entre… hic… tus sudaderas holgadas…
-¡¡¿SUDADERAS
HOLGADAS?!!- preguntó Natsuki enfadada.
-Claro que sí… hic…
enana- respondió el azabache con voz gruesa- En natación nadaba tan… hic…
rápido que… hic… no podías notarlo… hic.
-¡¡¡ERES UNA MENTIROSA
INVERNA!!!
-¡¡¡NO QUERÍA HACERTE
SENTIR MAL CUANDO CRECIERON, SÉ QUE TE ACOMPLEJAS DEMASIADO CUANDO SE TRATA
DE…!!!
-Plana eres, plana
morirás, es tu destino, enana- dijo el azabache con burla.
-Es todo, estás muerto
idiota…
-No le haga nada
Señorita Natsuki- intervino el rey- Todo es culpa mía, le di a beber vino que
tiene efecto y…
-Oh no se disculpe- dijo Zentraedi con calma- Es
culpa de Kyoto, después de todo, ebrio no sabe mantener la boca cerrada, y él
es muestra de que los niños y los ebrios siempre dicen la verdad.
Esta vez Natsuki miró con ferocidad al chico
albino, mientras su aura chisporroteaba a su alrededor.
-Sabes que no me gusta maltratarte Zentraedi-
dijo la rubia mientras iba a su camino- Que lo diga el idiota de Kyoto es
perdonable, más ahora porque está ebrio…
-Eso… eso es tener preferencias, pequeña…
-¡¡¡NO ME DIGAS PEQUEÑA QUE AÚN NO ACABO
CONTIGO!!!- dijo la rubia con más ira- ¡¡¡Y EL HECHO DE DECIR LO QUE ACABAS DE
DECIR NO TE LO PERDONO HASTA QUE SUFRAS!!!- finalizó la chica.
-¿Entonces qué me vas a hacer?
-Ley de Hielo- dijo la chica volteando la
mirada.
-Ay, me la dejó barata.
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Despertó, con un dolor de cabeza terrible,
producto del anterior estado de embriaguez y su consecuente resaca.
-Creo que- dijo una voz femenina a su lado- Con
esto que pasó, mi ley seca se retira.
-No, por el contrario, Ley seca para ambos-
contestó el muchacho con seriedad.
-Pero… pero…
-Si hice ayer algo malo, una disculpa, incluso
si traté de amarrarte a la cama con una de mis técnicas y casi me aprovecho de
ti- continuó el azabache mientras la chica se sonrojaba y fruncía el ceño.
Y cómo no hacerlo, si le dio el golpe más bajo,
recordándole la escena que tuvieron en Hefestos.
-Deja de recordármelo Idiota- contestó la chica
con un ligero sonrojo- Y para tu información, no me arrepiento de nada.
-Como sea- contestó el azabache- Buenas
noticias, espero hayas comprado suficiente ropa porque partiremos hoy.
-¿Hoy?
-Sí, Necesitamos ir a Cydonia lo antes posible
para tenerlos de nuestro lado, antes de invadir Olympia, y es vital el tiempo
ya que, según me dicen, el príncipe de Cydonia es muy difícil de convencer.
-Oh, ok, pero…
-¿Qué ocurre Inverna?- preguntó el azabache con
nervios.
-Kazuha-chan es lo que ocurre, si tienes tanto
miedo de que vamos a morir, entonces, vayamos al bosque juntos, recorramos los
boscosos caminos y el hermoso lago de Silkland, y después, sólo después, te
puedes morir cuando quieras.
El muchacho vaciló, si bien quería pasar tiempo
con su adorable hija, el pensar en un “después de morir” le ponía de los
nervios, más por la incertidumbre de lo que pasaría con la pequeña si ellos
llegasen a faltar.
-Estaremos bien- Dijo la chica sacándolo de sus
cavilaciones- Lo juro, porque tú me protegerás y yo a ti, y al acabar todo
esto, jugaremos con Kazuha-chan.
-¿Sabes?, eres la única que sabe como confortarme
con sus palabras, y estaría más que encantado de ir con ustedes- dijo el joven
con una sonrisa.
-Eso es bueno, entonces supongo que ya no usaré
esto- dijo la chica guardando un rodillo para amasar.
-¿Qué diablos era eso?
-Planeaba dejarte inconsciente por si te
negabas a ir- dijo la chica con una sonrisa- Trae a Kazuha, ya está bañada y
vestida, sólo faltas tú, en lo que termino de preparar la comida.
La chica se fue alegremente, mientras el joven
sonreía.
-Dios, ¿En qué lío me has metido?- dijo el joven
con calma.
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En la entrada de un frondoso bosque, se
encontraba una joven familia de singulares características caminando hacia el
interior.
Una joven de 16 años paseaba con un vestido
azul, además de una sudadera ligeramente más oscura, que sostenía una
canastilla para almorzar.
Por otra parte, un joven de cabello azabache
con un pantalón y camisa negros, sin la gabardina esta vez, sino una sudadera
negra y ligeramente holgada.
Pero lo más extraño, era aquella pequeña niña
de 5 años que el joven azabache cargaba a sus hombros. Una pequeña niña de
cabello negro, ojos de un ligero color azulino, con un pequeño vestido color
azul con vivos en negro que compraron en las tiendas más caras de Silkland
(Bueno, que les regalaron porque el pacto de amistad).
Al llegar la singular familia a un claro en el
gran bosque de Silkland, Melodi sacó una manta azulina de la canastilla y la
tendió en el césped, colocando la misma canastilla sobre la manta.
-Oh, que hermoso día- dijo
la chica con calma tomando asiento.
-Aún sigo preguntándome
cómo carajos caí aquí en este lugar- preguntó el azabache con ligero enfado.
Ya le parecía demasiado
sospechoso que fuera de buenas a primera, además de la responsabilidad con el
pueblo de Cydonia, tenían que acelerar el paso para llegar pronto al lugar y
firmar el tratado.
-Sólo relájate un poco
Kyoto-kun, estamos hablando de una guerra, estar relajados es algo vital para
seguir adelante, ¿no crees?
-Aún así, necesitamos
tiempo para armar la estrategia de guerra, necesitamos apresurarnos para…
-Kyoto-kun- dijo la
chica tomando su rostro para quedar de frente- RELAJATE Y DISFRUTA ESTE DÍA.
La pequeña Kazuha les
veía con curiosidad mientras sonreía, así que fue a abrazar a Melodi para estar
juntas.
-Si nosotras dos no
somos suficientes para motivarte a salir con vida, ¿realmente quieres estar con
nosotras?- preguntó la chica enojada.
-NO SE TRATA DE ESO
INVERNA- Gritó el chico otra vez- No quiero que pase nada de esto, ¡¡¡ESTA
ESTÚPIDA GUERRA NO ME INTERESA!!!
-Papá dijo una vez que
tampoco le interesaba la guerra- dijo Kazuha con calma- Pero la guerra le
interesaba a él.
-Esa es una cita de
Leon Trotsky- comentó el azabache mirando confundido a la niña.
-Kyoto-kun, esta guerra
tenía que pasar sí o sí, no había de otra, pero el estresarte de más no hará
que la guerra termine antes, o termine después, apresurarnos sólo nos llevará a
cometer errores en la guardia, disfrutemos estos momentos para nosotros y, así,
tener más motivos para salir adelante, piensa que estas memorias que estamos
construyendo podrían quedarse sólo como memorias…
-O hacer de estos
recuerdos algo eterno y con garantía de repetirlos- continuó el azabache con
una sonrisa.
-Juguemos un rato
Kazuha-chan, Kyoto-kun- dijo la chica de cabello azul guardando el rollo de
amasar pan.
-¿Otra vez?
-Eres terco, así que
creí conveniente terminar esta conversación con un buen golpe en la cabeza para
hacerte entrar en razón.
-Diablos Inverna- dijo
el azabache mientras sacaba una cuerda gruesa.
Y, entre juegos de
cuerda, correr por el bosque, visitar la laguna, se fue el día de los chicos.
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