martes, 20 de mayo de 2014

CAPÍTULO 3: Miles de Enemigos en uno

CAPÍTULO 3: Miles de Enemigos en uno
Han pasado 3 días desde el encuentro entre Kyoto Katekyo y su sensei Kazuo Katekyo, a lo largo de esos 3 días, el arduo entrenamiento rendía sus frutos, Kazuo moría de ganas de gritar a los 4 vientos que Kyoto era su hijo, y que lo estaba buscando por todo ese tiempo, sin embargo, lo menos que se esperaba era una respuesta de “usted está loco” o que el chico se fuera, en cualquier caso, decidía ser mejor el maestro de Kyoto a ser su enemigo.
Después de esa misteriosa plática con el ser supremo que se hacía llamar Katekyo, Kazuo pensaba seriamente entrenarlo para convertirse en el legendario Dios Katekyo, aquel que guardaba el equilibrio del pasado y del futuro del cuál Kazuo tenía demasiada desconfianza, decidió entrenarlo en las técnicas de sus atributos Oscuridad y Fuego, la razón del por qué no le enseñaba acerca del Atributo Yin-Yang era muy importante, no tenía ese conocimiento.
El Catalyst de Kyoto empezaba a hacerse más fuerte, habiendo evolucionado durante esos tres días, pasando del circulo negro que era la fase 1 a la fase 2 que consistía en una especie de flecha, Kyoto practicaba más tiempo, daba más vueltas al lago, hacía más ejercicios físicos y su Kung Fu iba a un paso notable, su Capoeira iba por buen camino, en cuanto a su entrenamiento aural, su técnica de Tinieblas iba a pasos agigantados, su técnica de puño brasas apenas era fuerte, pero lo más imponente de sus prácticas era su técnica de Sombra Mortal, que dañaba sin tener contacto físico con el objetivo.
Su pasatiempo favorito era entretenerse jugando con el ejército, dado que a fuerzas se lo querían llevar a los campos militares.
Kyoto descansaba del entrenamiento para ver aquella misión que tenía para esa fecha exactamente, iba a buena hora, decidió planificar todo.
Salió de su casa y recibió un mensaje en el que se mencionaba que el barco reposaría en el puerto de Campeche, Kyoto tuvo que volar hasta ese lugar para cumplir su primera misión.
El chico de cabello negro se colocó sobre una de las grúas del puerto para mandar a 4 clones para tener una visión completa, esperaba un tiempo, el momento indicado para usar sus tinieblas, antes de que el último de los chicos subiera al barco, Kyoto había cubierto de oscuridad todo ese terreno y bajó a donde estaban los sicarios mientras sus clones tenían activado el Catalyst.
-Veo que en este mundo hay tres tipos de personas, los nobles, las escorias y las que no merecen el título de escorias, creo que debo hacer algo en su contra- decía el chico sin emoción alguna.
-Jajaja- reía un sicario- crees que te vamos a tener miedo, Jajaja, trágate esto pequeño.
Dio la orden de disparar y todos con sus metralletas comenzaron a acribillar al chico, quien al disipar las tinieblas mostró su silueta ensangrentada.
-¿eso es todo?- preguntó el chico sin emoción alguna.
-Sí, ahora estoy seguro de que caerás en 3…2…- alcanzó a contar el sicario.
No se percato del momento en el que Kyoto se movió con agilidad atrás de él y con una senda patada le destrozó el cráneo.
-¿Quién más quiere probar suerte?- preguntó aquel chico completamente serio.
De la nada un Karateka salió del barco dispuesto a pelear, hizo todas las posturas de Karate.
-Espero seas un buen rival- dijo Kyoto con frialdad.
-Te destrozaré antes de acabar con este encargo- respondió el guerrero.
Empezó un fuerte e intenso combate en el que ninguno de los peleadores cedía oportunidad a su oponente, pero lo curioso del caso era que el más herido era Kyoto mientras que el más limpio, por así decirlo, era aquel peleador que se defendía de los golpes que el ojinegro le propinaba, pero a pesar de estar bastante lastimado, su rostro seguía serio.
-¿Por qué no te has caído maldito?- preguntó el peleador de cinta negra muy furioso.
-Porque a pesar de todos esos golpes, tengo determinación y nunca me rendiré, es por eso que ahora que ya me mostraste lo que puedes hacer, es hora de que yo te dé una lección- dijo aquel pelinegro con la misma seriedad.
De pronto desapareció de la vista de todos, para colocarse detrás del hombre propinándole una fuerte patada en el cráneo, para arrojar su cuerpo al casco del braco donde partirían, rompiéndole todos y cada uno de los huesos, al caer su cuerpo se colocó frente al navegante del barco.
-Los dejaré vivir si dejan a esos niños abajo en el puerto- dijo Kyoto.
Volvieron a disparar para encontrarse con que el chico de ojos negros había parado todas las balas y las arrojó a todas las direcciones posibles, dando en puntos vitales como el corazón o la cabeza, para llegar a una especie de cárcel donde los chicos que estaban secuestrados iban encerrados en una celda.
-Descuiden chicos, los sacaré de aquí, quiero que después de salir formen una fila atrás de mí- dijo el pelinegro seriamente.
-¿Por qué deberíamos obedecerte?- preguntó uno de los presos.
-Porque no hay nadie más para ayudarles, ni siquiera gente del mismo gobierno, solo estamos ustedes y yo- contestó escuetamente.
-Tiene razón, hay que creerle- gritó otro de los plagiados.
De pronto una pisada de metal inundo el pasillo del barco.
-No te llevarás a mi pequeña fortuna muchacho, me ha costado mi trabajo obtenerla- dijo un sujeto con botas puntiagudas, sombrero vaquero, jeans y camisa a cuadros.
-Tu trabajo, tu trabajo me da asco en el mejor de los casos, te has metido en esto porque no sabes ni mierda de lo que es ganarse las cosas con tu propio esfuerzo, estoy salvando a estos chicos de la prostitución y la explotación que vivirán en Europa, porque no voy a permitir que ellos te hagan millonario mientras ellos sufren- dijo el pelinegro ligeramente enfadado.
-Muy bien, veo que sabes todo de nosotros, ¿eso te da derecho a jodernos en nuestro trabajo?, nosotros ayudamos a la gente- dijo el sujeto.
-Con dinero de mierda- dijo escupiendo a las botas del jefe- Chicos, salgan de este barco, los acompañaré, en cuanto a ti, maldito mafioso, te dejaré un pequeño distractor- dijo el pelinegro dejando un clon.
Los chicos secuestrados partían a las afueras de la nave marina mientras el jefe de la mafia peleaba contra el clon, bueno, el muy cobarde sacaba su pistola para acabarlo a balazos, pero no se esperaba la advertencia.
-Kyoto ha salido, ya era hora, hagamos arte- Dijo el clon haciendo una señal.
-¿Pero qué cojones?- exclamó el sujeto.
A las afueras de la embarcación, unos policías habían tenido un enfrentamiento contra los mafiosos que quedaban fuera, al salir Kyoto con los 500 jóvenes secuestrados para llevarlos a un lugar alejado, el clon dentro del barco explotaba dramáticamente, matando a los que quedaran dentro, solo gente mafiosa, pero a las afueras dieron el informe.
-Gracias muchacho, pero creo que te excediste un poco- dijo uno de los oficiales.
-Descuiden, eso es lo menos que se merecen pro hacer sufrir a la juventud de hoy- contestó el pelinegro creando cierta molestia en el procurador del estado de Campeche, quien tenía un acuerdo con la mafia.
-Detengan a ese criminal de guerra- habían llegado los miembros de la milicia.
-Kyoto Katekyo- dijo el teniente- quedas arrestado por atentar contra el ejército y por el asesinato de 600 hombres activos, toma tu decisión, o te quedas en prisión o te alistas en las filas del ejército.
-Tengo una mejor idea, podéis iros a la mierda todos ustedes- dijo el pelinegro con determinación.
Una explosión cubrió el océano nuevamente, ahora eran los miembros de la armada, Kyoto en medio de la conmoción se había retirado de la zona de desastre a su hogar.
Al llegar a su cabaña en el bosque, Kazuo Katekyo le esperaba.
-Veo que te divertiste Kyoto- dijo el espíritu.
-Sí, inclusive había llegado la armada, de verdad piensan que estaré en las fuerzas del ejército, por el amor de dios- dijo seriamente Kyoto.
-Tienes razón, nunca te quiero ver sin ser tú mismo ante la estúpida sociedad, por lo visto, solo mencionan tu nombre en los ataques contra el ejército, nunca tus hazañas- dijo el adulto mostrando una plana del periódico.
-Eso es lo de menos, me largaré de México y ya no seré más un ciudadano de este país corrupto, pero hermoso, la verdad es que si la gente no tuviera una mentalidad tan corrupta solo para su propio bien, sería un hermoso lugar para vivir en paz- dijo el chico con seriedad.
-Bueno muchacho, creo que tengo que irme, mañana te llegará tu misión 2, para saber si tienes habilidades en combate, infiltración y rescate, creo que no he entrenado a un inútil o sí- dijo Kazuo con burla.
De pronto, una oscuridad lo cubrió, era el aura de Kyoto, pero ni siquiera era el aura asesina, dado que esta era más fuerte, Kazuo se cubrió los ojos.
-¿Qué cojones hiciste?- preguntó molestó el adulto.
-Nada, es solo que me recordaste a mi doloroso pasado, sensei.
No era nada anormal, palabras como Inútil, Idiota, Pendejo, Estúpido e inclusive la palabra tonto le recordaban a su padre, no el que tuvo antes de “morir”, sino el padre que lo retuvo hasta los 7 años y después lo abandono, pero no le dolía en lo más mínimo el recuerdo, lo que le dolía eran aquellas palabras hirientes, pues aquel adulto era el que lo trataba como una vil basura, Kyoto aguantó las lágrimas y el dolor lo envió a su flujo de Aura.
-Lo siento Kyoto, no era mi…- dijo Kazuo

-Lo sé, ahora debe descansar, mañana tengo trabajo que hacer.

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