Capítulo 113: La Partida.
-Yuusei
Hyutsuchi, Sora Hatake, son libres- dijo la voz del guardia en prisión.
-¿Eh?,
Señor guardia, disculpe la molestia, pero ¿Por qué?- preguntó Yuusei con
sorpresa.
-Al parecer sus cargos
no fueron problema suyo, y lo necesitan en Vacuum- dijo el guardia mientras
abría la celda de Yuusei.
Después se dirigió a la
de Eurekka.
-Señora Eurekka, se le
ha ofrecido la ciudadanía de Cydonia y la amnistía a cambio de su contribución
a favor de “The Fantasy Association”, depende de usted seguir presa aquí o
tomar la libertad a favor de pelear por la justicia.
-Le debo la vida a uno
de esos chicos, por supuesto que iré- dijo la mujer con calma, mientras
caminaba hacia la puerta de la reja.
-Su esposo está
esperándola afuera, entrenadora- dijo el soldado mientras se alejaba.
Yuusei salió de la
celda, seguido por Sora y Eurekka.
Salieron de aquella
prisión, al parecer de máxima seguridad, y conforme salían, escuchaban ruidos
cada vez más fuertes.
Los ruidos fueron
haciendose más fuertes, al punto que supieron que era alguien gritándole a otra
persona.
-¡¡¡¿¿¿Cómo demonios es
que tú te quedas a solas con esa maldita princesa???!!!- rugía una chica hacia
un albino que mantenía una postura serena.
-Hey, no grites
pequeña, debo quedarme aquí a entrenar el arte de la espada, junto con mis
padres y la Princesa Angel, y aquí no tienen maestros que puedan entrenarte en
el arte del Martillo de Guerra- dijo el albino tomando la cabeza de la chica.
-No, no y no, me niego
rotundamente, además…
-Es increíble que,
ahora, muestres celos hacia mí, me siento halagado, pero no he hecho nada malo
para que ahora saques esa fiera dormida- dijo el albino mientras tomaba su
cabeza.- Confía en mí por favor, pequeña.
La chica miró
enternecida a su novio, mientras asentía.
-Además, Melodi te
necesita, quédate con ella, y cuídala, te pido esto por mi amigo- dijo el
albino subiendo la maleta en el carretón.
Natsuki asintió,
mientras abrazaba al albino.
-¿Cuántos días son de
aquí a Hefestos?- preguntó Myyah a sus compañeros viajeros.
-Pues, por medio de
este portal, estarán allá en 5 minutos, el tiempo apremia- dijo Angel mientras
abría un agujero dimensional.- En cuanto lleguen allá, sumerjan a Melodi en las
termas de Hefestos, y denle consuelo de forma inmediata, además de entrenarla
en las termas, Kazuo, por favor te encargo…
-Sí, su majestad.
-Si tenemos noticias
sobre el idiota, se los haré saber de forma inmediata, supongo que será un
alivio para ella, por ello la búsqueda por espías de Cydonia es de máxima
prioridad, además de ser un potencial de batalla.
Dicho esto, se giró
hacia Stella, Sora y Eglantine, quienes estaban listas para partir.
-En cuanto a ustedes,
Stella Blizzard, Sora Hatake, Eglantine, entrenarán en combate a manos de
Titania y su ejército de Guerreros, el haber pisado los demás países nos ha
facilitado la convocación de un portal, en cuanto estén listos pueden venir-
dijo Angel viendo a la chica de cabello verde-morado.
-Sí, su majestad, será
un entrenamiento intensivo- dijo Titania mientras veía a las chicas.
-Por favor, avísenme a
mí también sobre Kyoto- dijo Eglantine.- Es un amigo de Stella, así que…
-Eglantine, entiendo,
te daré toda la información que obtenga.
-Por su parte, Riot y
Yuusei, manipularán el atributo Tierra en entrenamiento con Akashi y Russell
Orwell, espero entrenen duro, por el bien de esta asociación, por el bien de El
Gran Continente.
Stella y Riot se
miraban con calma.
-Es la primera vez que
dormiré sin ti, Riot- dijo Stella con pena, mientras tomaba la mano de su
novio.
-Ten, te regalo esto-
dijo el castaño mientras sacaba un corazón en su mano libre.
La chica tomó el
colgante, el cual presentaba una línea en el costado, junto con un botón, el
cual presionó.
Dentro, estaba una foto
de ambos abrazados el primer día que se quedaron juntos…
-Esta foto…
-Sí, Kyoto la tomó, fue
uno de nuestros viajes en el barco, y Melodi pilotaba.
Stella comenzó a
sollozar, mientras abrazaba a Riot.
-¿Crees que Kyoto esté
bien?
Riot correspondió su
abrazo, mientras tomaba la cabeza de la chica.
-Él estará bien, tú lo
dijiste antes, es tan idiota que se le olvidará morir, incluso si lo matan, te
aseguro que tendremos noticias de él cuando menos lo busquemos, por lo pronto,
esforcémonos en hacernos más fuertes.
-Riot, Stella, deben
partir- dijo Angel.- Zentraedi, Natsuki, su entrenamiento, no lo olviden.
Los portales se
abrieron, mientras cada grupo iba entrando, por primera vez, estarían solos.
-Nos veremos en un mes,
espero tengan muy buen entrenamiento- dijo Angel mientras se despedía de los
viajeros.
Poco a poco, todos
desaparecían de su vista, mientras Zentraedi miraba confiado la escena.
-¿Existe algún avance
en Citizen?- preguntó Angel una vez sola con Zentraedi.
-Ya escuchaste al tío
Kazuo, Citizen del Este es libre, sólo falta que la parte Oeste sea liberada
después de la guerra.
Zentraedi siguió avanzando,
directo al hotel de Villa Real, pero…
-Zentraedi, no creo que
quieras estar sólo, así que… ven al palacio Real, tenemos habitaciones de
sobra.
El albino se detuvo,
mientras volteaba mostrando una sonrisa radiante.
-Por supuesto- dijo el
albino sin dejar de sonreir.
La chica desvió la mirada, mientras caminaba
hacia el palacio.
-Entonces sígueme,
estoy segura que será mejor dormir en un palacio que en el hotel.
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Lejos de esa locación,
se encontraba una isla muy particular, pues esa isla no permanecía fija en un
solo punto, en cambio, se movía lentamente por las aguas, ignorando las
corrientes oceánicas
Aquella isla había
logrado crear una urbe capaz de un amplio desarrollo científico, tecnológico, eco-industrial
y económico.
Así era la vida en una
urbe localizada sobre el caparazón de una tortuga gigante, un caparazón cuya
medida rondaba 250 kilómetros cuadrados, gigantesco, a decir verdad, pero
diminuto, si se compara con algunos de los países menores.
En ella, la urbe se
localizaba en el centro de la isla, con un total de 10,000 habitantes, lo que
la hacía muy transitada, pero rodeada de mucha vegetación, áreas verdes, campos
abiertos.
El motivo, la cantidad
de tierra que se había albergado en la superficie del caparazón con forma de
disco plano que pertenecía a la tortuga.
En una sala del
hospital de la ciudad, justo en ella, había despertado un muchacho de cabello
azabache, con un mechon tapando uno de sus ojos negros, mientras una mujer de
piel blanca y cabello rojizo le veía emocionada.
-¡¡DESPERTASTE!!- gritó
la mujer en cuanto le vio con los ojos abiertos.
El chico miró
confundido hacia la mujer, su mente presentaba algunas lagunas, lo único que
recordaba era haber lanzado una bola de energía hacia una nave voladora, que
alguien lo había matado y…
-¡¡KAZUHA!!- gritó,
deseando que…
-No, no, mi nombre es
Pyrrah, te encontré en las playas, mientras nuestro hogar pasaba por Olympia.
Kyoto no prestó
atención en nada, intentó activar su técnica ocular, pero…
-Caíste rodeado por una
bola de fuego, no pudimos tocarte en un buen rato, al menos ya estás bien.
El chico quiso salir de
aquella camilla que le retenía, pero fue detenido por un par de correas que
ataban sus muñecas.
-Deben realizarte unos
estudios, al parecer eres del interés de todos los científicos, aunque no los
culpo, un sujeto que ha derrotado a Olympiakos y a los Drakkengar es algo
tentador para la ciencia.
-No soy una maldita
rata de laboratorio, soy una persona, por favor, ayúdame, necesito ir a
Cydonia, mi equipo me está esperando- dijo el azabache, recostado contra su
voluntad.
-Tienes que quedarte,
la isla está pasando por una muy mala situación, necesitamos de tu ayuda, de lo
contrario, Citizen podría…
-¡¿CITIZEN?!- gritó el
muchacho.- ¡¿DIJISTE CITIZEN?!
-Sí, dije Citizen, ¿Por
qué?- preguntó la chica con curiosidad.
-Si mis cálculos son
correctos, mis amigos ya deben estar en Cydonia, mis amigos y yo estábamos
creando una alianza como medida de atacar a Citizen, por lo que mis amigos y yo
emprendimos un viaje por todo el Gran Continente, ya reclutamos a Mythland,
Hefestos, Silkland, nuestro destino era Cydonia, pero…
-Sí, supongo que el
incidente contra Olympia fue lo que impidió que su viaje continuara de forma
correcta- dijo Pyrrah mientras volteaba a ver a los lados.- Doctor, creo que no
necesitamos analizarlo, está de nuestro lado.
Un hombre de cabello
castaño con algunas canas visibles, lentes redondeados, tez blanca y con una
bata de médico entró en la habitación del muchacho.
-Supongo entonces que
estará bien, los problemas que ocurrirán en este mundo serán terribles si
dejamos que Citizen haga lo que quiere- dijo el hombre adulto.- ¿Manejas
atributos elementales?
-Sí, sólo el Fuego, el incidente
en la Torre Olímpica me quitó la posibilidad de usar el atributo Oscuridad.
-Bien, entonces Pyrrah
se encargará de entrenarte, de momento, podemos decir que manejas unas técnicas
básicas de atributo Fuego, por lo que necesitamos potenciar tu único atributo
útil que posees.
-Estarás viviendo en el
palacio de gobierno- dijo Pyrrah.- Quieren darte las mejores atenciones para
luchar a favor de nuestra guerra.
-Me niego- dijo el
azabache mientras dibujaba unos círculos en papel.- No quisiera ser una molestia
para nadie.
-Bien, si cambias de
opinión, me avisas dirante el entrenamiento.
-Entiendo- dijo el
azabache.- Solo quiero pedir un favor más, antes de ponerme a entrenar.
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-¿Qué buscas haciendo
una guerra contra Citizen?- preguntó Pyrrah mientras esquivaba los golpes del
joven Kyoto.
-Es complicado para mí,
quiero liberar este mundo del monstruo que es Destiny, mi abuelo, por ello es
que decidí pelear en este mundo, liberarlo de la amenaza que es ese sujeto, y
que sólo sea problema de nuestro mundo- dijo el azabache mientras seguía
intentando golpear a Pyrrah.
Ella era ágil, además
de fuerte y resistente, con tres movimientos, el azabache había acabado en el
suelo.
-¿Enviaron el mensaje a
Cydonia?- preguntó Kyoto con calma, mientras se levantaba ágilmente.
-Sí, el mensajero va a
tardar un aproximado de 2 semanas, pues lo enviamos a pie, si lo enviábamos en
una embarcación o con nuestros vehículos de correo, lo detectarían.
-Entiendo- dijo el azabache.-
Sólo espero que el idiota de Zentraedi pueda recibir el mensaje.
-¿Quién es ese tal
Zentraedi?- preguntó Pyrrah con desconfianza, mientras volvía a esquivar los
golpes.
-Es mi primo, y mi
mejor amigo…
-Oh, entonces esa
Melodi…
-Es mi novia, y la
madre de mi hija- dijo el azabache, lanzando sus mejores patadas y puños, cosa
que la chica esquivaba o bloqueaba con agilidad.
-¿Qué fue de la
pequeña?- preguntó Pyrrah mientras regresaba algunos golpes.
-Quítate…
-¿Eh?
Pyrrah alcanzó a
desviarse del frente, mientras una poderosa llamarada salía con velocidad de
las manos del chico, ascendiendo al cielo, hasta extinguirse, Pyrrah volteó a
ver el origen de esa llama, y vio al muchacho con la mirada baja.
-Ella murió, por mi
inutilidad murió, no pude proteger a mis seres queridos, y por eso ella ya no
está conmigo, ni con mi novia…
Pyrrah miró con
tristeza al muchacho frente a ella, le era imposible pensar en él como un
inútil, cuando fue él el que derrotó al ente más poderoso de Olympiakos y los
Drakkengar.
-¿De verdad piensas eso
de ti?- preguntó la chica con curiosidad, tomando su hombro.
-No es lo que pienso,
es la realidad, es lo que ocurrió, mi poder no es suficiente para proteger a
mis seres queridos, por eso es que acepté entrenar contigo, Pyrrah.
La chica miró con
sorpresa.
-Después de todo, la
razón por la que no puedo usar mi atributo Oscuridad, fue porque quería tener
más poder y poder proteger a mi familia, aunque sólo pude salvar a mi novia-
dijo el azabache con la mirada agachada.
-¿Sabes algo?- preguntó
Pyrrah.- Posiblemente te sientas de ese modo por lo recién vivido, pero sólo
piensa en esto, va a doler lo que te voy a decir, pero tienes que agradecer la
vida por la cual tu hija se sacrificó, sin ese sacrificio, ni tu novia, tus amigos,
ni siquiera tú pudiste sobrevivir, tienes que dar el todo por el todo para que
ella no haya muerto en vano.
Kyoto se sentó en una
de las piedras, mientras sacaba un papel con un dibujo circular. Canalizó aura
hacia ese papel, y salió la casa de oricalco.
-¿Sigues con la
negativa de usar nuestros cuartos?- preguntó Pyrrah con amabilidad.
-Quiero estar solo,
necesito sacarme esto de la mente, necesito llorar, y suelo ser demasiado
ruidoso cuando lo hago, así que, con tu permiso- dijo el chico entrando a la
casa.
Pyrrah, por su parte,
suspiró con pesadez, regresando al palacio de gobierno.
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-¿Cuál es el avance del
proyecto?- preguntó un adulto con cabello castaño, en su rostro redondo una
barba de candado y del color de piel de la misma Pyrrah.
-Está muy mal
animicamente, supongo que las vivencias previas le han puesto en este estado-
dijo la chica con voz irritada.
-Algo te ha molestado
del chico- dijo el adulto frente a ella.
-Sí, es sólo que se ve
muy decaído, supongo que, hasta tener noticias de sus amigos, seguirá con ese
estado anímico, por el momento requiere…
-Sí, dale lo que
necesita.
-Bien, con su permiso,
majestad- dijo la chica haciendo una reverencia.- Yo me retiro.
Al dar la vuelta, se
dirigía hacia su propia habitación, cuestionándose si debía hacer que el chico
durmiera en palacio.
-¿Cuándo fue que me
importaba tanto la decisión de alguien?, bueno, supongo que no debo preocuparme
tanto, en cuanto su novia esté informada, vendrá de forma inmediata, entonces
dejará de ser mi problema.
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