Capítulo 114: El comienzo del entrenamiento
El grupo de Natsuki
llegó en la plaza central de Hefestos, por lo que se dirigieron de forma
inmediata a las termas, dirigidos por el rey Tymir.
No se entretuvieron mucho
saludando, llegaron a las termas, tomaron la cúpula donde Melodi yacía y la
arrojaron al agua.
Myyah entró al agua,
esperando a que el cuerpo de la chica cayera al agua, para socorrerla de
inmediato.
Una vez pasó eso…
-Mamá, mamá- dijo la
chica con voz entrecortada, producto de intentar ponerse de pie apenas sintió
el agua en su espalda.
-Ya, cariño, ya, mamá
está aquí, mi cielo- dijo Myyah con dulzura, abrazando el cuerpo de su hija.
Melodi no pudo más, y
lloró sonoramente, culpándose por lo ocurrido.
Natsuki comenzó a
sollozar, así como los demás adultos, conmovidos ante la escena.
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-El entrenamiento
consistirá en Control del Atributo Agua, cortesía de Kazuo-niisan, irás conmigo
para aprender técnicas de Hielo y, junto con tu padre, practicarán en el uso
avanzado del aura curativo - dijo Myyah hacia su hija.
-Madre, el resto del
tiempo…
-Irás con un terapeuta,
necesitas estabilizar tu mente poco a poco, vivir tu duelo, y llegar a la
guerra con todo tu poder, hija, sé que lo harás bien- dijo Myyah con voz dulce.
-Entiendo, es preciso
tener todos los elementos para saber defendermes y responder como una guerrera-
dijo la chica, aún con voz suave.
-Bien, comencemos el
entrenamiento, tenemos un mes para fortalecernos, y que puedas manejar tus
armas legendarias.
-Me gustaría practicar
también con ustedes- dijo Erika, mientras tomaba su brazo.
-Por supuesto, eres más
que invitada- dijo Myyah mientras se levantaba para tomar su hombro.- Kyoto
estará orgulloso.
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Natsuki, por su parte,
intentó pelear con un martillo de guerra, pero era demasiado pesado, por lo que
no podía moverlo con precisión, por lo que el Rey Tymir intervino con ella.
-Muy flacucha,
necesitas tonificar tu cuerpo, se supone que tu martillo es especial, pero si
no eres digna, no podrás ni moverlo.
-Si funciona igual que
el martillo del Dios Thor, supongo que no habrá problema con mi fuerza,
simplemente debo aprender a manipular un martillo de guerra- dijo Natsuki con
calma.
-Sí, ¿Qué propones
hacer?- preguntó el rey con curiosidad.
-Dame el martillo, haré
un cálculo de cuanto carga y entrenaré con un martillo del peso que sienta en
el martillo.
El rey obedeció la
orden llevándola hacia la almohadilla donde reposaba el martillo.
Era una fila corta,
donde varios enanos intentaban levantar el martillo, sin éxito alguno.
Hasta que Natsuki tomó
el martillo y comenzó a manipularlo, haciendo cálculos en su mente.
-Un peso aproximado de
20 kilogramos, supongo que podrán hacerme un martillo de ese peso.
El rey no dijo más, y
se dirigió a la forja.
-Tenemos un mes, Natsuki…
-Estaré lista en menos
tiempo.
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Mythland…
El puerto de
transportación dio la imagen de Stella, Eglantine y Titania, siendo la última
quien arrojó de una patada al suelo a ambas chicas.
-¡¡¡ENTRENARÁN SIN
DESCANSO!!!, ¡¡¡5 DE LA MADRUGADA EMPEZARÁN CON MOVIMIENTO ARTICULAR DURANTE 20
MINUTOS!!!, ¡¡¡DESPUÉS DARÁN 5 VUELTAS ALREDEDOR DEL PALACIO!!!
-¿Cinco vueltas?,
Madre, ¿te volviste loca acaso?- preguntó Eglantine asustada.
-¿Qué no el palacio es
donde nos reunimos con ustedes?- preguntó Stella.
-No, donde nos reunimos
es la sala del palacio, esta es el puerto del palacio, esta es la plaza del
palacio…
-Eso… Eso quiere decir que…
-Sí, Stella, el palacio
es toda la ciudad…
-¡¡¡Desayunarán en cuanto
terminen y regresarán a entrenamiento de combate e intervención para,
finalmente, ir practicando con combate en lanza!!!- dijo Titania mientras
bajaba las escaleras con calma.- ¡¡¡Váyanse a dormir, ahora!!!
-Sí, Su Majestad-
dijeron ambas chicas con voz temblorosa.
En cuanto las vio
correr despavoridas, el séquito real se acercó a ella.
-¿No cree que ese
entrenamiento es arriesgado, Majestad?
-Tenemos un mes para
que empiece la guerra, pero dudo que Citizen decida esperar, atacarán en cuanto
esten listos, espero que ellas lo estén cuando comience la guerra.
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Vacuum
Llegaron al continente
vacío, lugar perfecto para comenzar a entrenar.
-Sus entrenamientos
consistirán en fortalecer sus resistencias, por lo que en la madrugada se
levantarán para hacer calentamiento, elasticidad y trotarán alrededor de la
isla, desayunarán y comenzarán con combate cuerpo a cuerpo, manejo de armas y
el Atributo Tierra.
-No esperen misericordia,
chicos, dormiremos en una casa en cuanto ustedes puedan construir una casa sólo
con atributo Tierra, comeremos hasta que logren cazar algo con sus atributos
metal y hielo, de lo contrario, moriremos.
Yuusei lucía tranquilo,
pero Riot estaba espantado.
-Si quieren comer, debe
ser por decisión y voluntad suya, recuerden que esta guerra se trata de la
supervivencia del más fuerte, aquel que quiera sobrevivir, tendrá que hacer
meritos para poder lograrlo.
Yuusei asintió,
mientras Riot alzaba la mano con temor.
-Sí, dime, hijo.
-¿Eso significa que no
voy a comer nada y moriré de hambre?- preguntó con timidez.
-Eso depende de ti,
hijo, la vida misma es una batalla, y debes buscar los medios necesarios para
sobrevivir, no siempre estaremos tu madre y yo contigo, y con lo mal que cocina
Stella…
-Entiendo, padre,
gracias- dijo el castaño mientras comenzaba a caminar pesadamente hacia la
casa, describiendo un cuadrado.
-La diosa Skädi
proveerá, amigo- dijo Yuusei mientras seguía su paso.
-Si, lo sé, pisa más
fuerte, remueve la tierra- contestó.- Mientras no manejemos las armas, podemos
cultivar estas semillas, aprendí un movimiento interesante, y quiero ponerlo en
práctica.
-Sí, a la orden- dijo
el chico, aplastando más el suelo.
A lo lejos, Russell y
Akashi veían la escena con calma.
-¿Crees que deberíamos
detenerlos?- preguntó el más joven de los adultos.
-No, el labrar la
tierra te pone en contacto con tu elemento, por ello está bien lo que hacen,
les faltará arado y otras herramientas- contestó Akashi.
-Un mes, ¿cierto?- dijo
Russell de nueva cuenta.
-Quizá menos, dudo
mucho que el viejo Destiny se espere a que estemos listos en cuanto él esté
listo, peleé durante la Segunda Guerra Mundial en mi mundo, Hitler tomó ventaja
de la situación sociopolítica y económica para llegar al poder y hacer del
gobierno algo Totalitario, por ello, no podemos esperar nada, de igual forma,
en cuanto estemos listos, atacaremos con todo, y si ellos atacan, estaremos
listos para retaliar.
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Zentraedi y Angel
intercambiaban golpes de espada, ambos con una sonrisa.
Disfrutaban pelear con
todo, ambos peleadores daban todo de sí para poder dar una gran pelea a su
oponente frente a él.
-Eres fuerte,
Zentraedi.
-Me ejercito, Angel…
La chica había sido muy
condescendiente al pedirle que, en vez de llamarla Princesa, le dijera por su
nombre, cosa fácil para el albino, quien no estaba muy acostumbrado a las
formalidades.
-Tenemos un mes para
estar listos, ¿verdad?- preguntó el albino.
-Si estamos listos
antes, podríamos atacar antes, o bien, si ellos atacan, podemos hacer el
contraataque.
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Salieron del campo de
entrenamiento, anochecía, por lo que se habían duchado en las regaderas del
campo de entrenamiento.
-¿Solían entrenar en sus
viajes?- preguntó Angel con curiosidad.
-La verdad es que no,
estábamos jugueteando, a veces entrenábamos y peleábamos, pero esperábamos a
llegar aquí a Cydonia para entrenar de forma seria, aunque nunca esperamos que
la invasión a Olympia fuese una mala decisión sin su ayuda, pero no íbamos a
dejar que un aliado muriera.
-A pesar de desobedecer
una regla que ustedes le dieron, ¿aún lo consideran aliado?- preguntó la chica
con sorpresa.- Yo pediría que, si corro peligro, me dejen morir si es
necesario.
-Es un amigo, igual, si
estuvieras en la misma situación, yo desobedecería esa regla, mayor Falkner,
¿sabes algo?- preguntó Zentraedi mirando al cielo.- Hace tiempo, vi una serie,
El Alquimista de Acero, había una mujer imponente, pensaba de forma similar a
ti, te veo, y no puedo evitar verla, sólo que tu eres real, y eres igual de
admirable, pero debes saber, mi equipo y, mucho menos, yo, dejaríamos que un
amigo muera por causa nuestra.
El albino se fue,
mientras dejaba a la chica con una mirada de sorpresa.
El corazón de aquella
chica se aceleró.
-Debemos descansar,
tenemos un mes para ponernos a tope de poder- dijo el albino.- Y tú también
debes hacerlo, invadir un continente monumental no es cosa fácil.
El chico se fue al
hotel de la capital de Cydonia, dejando a Angel con un potente sonrojo.
-Sólo un mes, más la
guerra, y yo…- decía el albino mientras avanzaba.
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Entró a su hogar, con
calma, mientras sostenía una veladora.
Dentro de ella, estaba
iluminado, la sala tenía una pequeña repisa con una fotografía, mientras un
Kyoto, algo agotado, se acercó y se arrodillo, con la veladora encendida para
colocarla en la repisa.
-Un mes- dijo el chico
arrodillado frente a la repisa.
Sobre una pequeña mesa
se encontraba un jarrón con una docena de rosas blancas, y la foto de una niña
pequeña. Era una ofrenda pequeña para Kazuha, encima de una carpeta de tela había
un pequeño colgante, el cuál le iba a dar una vez saliendo de Olympia. Colocó
la veladora cerca de la foto.
-Lamento no haberte
protegido, pero por mi sangre, juro protegeré a tu madre, lo juro.
Juntó sus palmas,
inclinó su cabeza y se puso a rezar.
Acto seguido, se
levantó, dirigiéndose hacia la puerta, que daba directo a la playa.
-Atributo Fuego…
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