jueves, 29 de octubre de 2020

Capítulo 114: El comienzo del entrenamiento

Capítulo 114: El comienzo del entrenamiento

El grupo de Natsuki llegó en la plaza central de Hefestos, por lo que se dirigieron de forma inmediata a las termas, dirigidos por el rey Tymir.

No se entretuvieron mucho saludando, llegaron a las termas, tomaron la cúpula donde Melodi yacía y la arrojaron al agua.

Myyah entró al agua, esperando a que el cuerpo de la chica cayera al agua, para socorrerla de inmediato.

Una vez pasó eso…

-Mamá, mamá- dijo la chica con voz entrecortada, producto de intentar ponerse de pie apenas sintió el agua en su espalda.

-Ya, cariño, ya, mamá está aquí, mi cielo- dijo Myyah con dulzura, abrazando el cuerpo de su hija.

Melodi no pudo más, y lloró sonoramente, culpándose por lo ocurrido.

Natsuki comenzó a sollozar, así como los demás adultos, conmovidos ante la escena.

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-El entrenamiento consistirá en Control del Atributo Agua, cortesía de Kazuo-niisan, irás conmigo para aprender técnicas de Hielo y, junto con tu padre, practicarán en el uso avanzado del aura curativo - dijo Myyah hacia su hija.

-Madre, el resto del tiempo…

-Irás con un terapeuta, necesitas estabilizar tu mente poco a poco, vivir tu duelo, y llegar a la guerra con todo tu poder, hija, sé que lo harás bien- dijo Myyah con voz dulce.

-Entiendo, es preciso tener todos los elementos para saber defendermes y responder como una guerrera- dijo la chica, aún con voz suave.

-Bien, comencemos el entrenamiento, tenemos un mes para fortalecernos, y que puedas manejar tus armas legendarias.

-Me gustaría practicar también con ustedes- dijo Erika, mientras tomaba su brazo.

-Por supuesto, eres más que invitada- dijo Myyah mientras se levantaba para tomar su hombro.- Kyoto estará orgulloso.

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Natsuki, por su parte, intentó pelear con un martillo de guerra, pero era demasiado pesado, por lo que no podía moverlo con precisión, por lo que el Rey Tymir intervino con ella.

-Muy flacucha, necesitas tonificar tu cuerpo, se supone que tu martillo es especial, pero si no eres digna, no podrás ni moverlo.

-Si funciona igual que el martillo del Dios Thor, supongo que no habrá problema con mi fuerza, simplemente debo aprender a manipular un martillo de guerra- dijo Natsuki con calma.

-Sí, ¿Qué propones hacer?- preguntó el rey con curiosidad.

-Dame el martillo, haré un cálculo de cuanto carga y entrenaré con un martillo del peso que sienta en el martillo.

El rey obedeció la orden llevándola hacia la almohadilla donde reposaba el martillo.

Era una fila corta, donde varios enanos intentaban levantar el martillo, sin éxito alguno.

Hasta que Natsuki tomó el martillo y comenzó a manipularlo, haciendo cálculos en su mente.

-Un peso aproximado de 20 kilogramos, supongo que podrán hacerme un martillo de ese peso.

El rey no dijo más, y se dirigió a la forja.

-Tenemos un mes, Natsuki…

-Estaré lista en menos tiempo.

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Mythland…

El puerto de transportación dio la imagen de Stella, Eglantine y Titania, siendo la última quien arrojó de una patada al suelo a ambas chicas.

-¡¡¡ENTRENARÁN SIN DESCANSO!!!, ¡¡¡5 DE LA MADRUGADA EMPEZARÁN CON MOVIMIENTO ARTICULAR DURANTE 20 MINUTOS!!!, ¡¡¡DESPUÉS DARÁN 5 VUELTAS ALREDEDOR DEL PALACIO!!!

-¿Cinco vueltas?, Madre, ¿te volviste loca acaso?- preguntó Eglantine asustada.

-¿Qué no el palacio es donde nos reunimos con ustedes?- preguntó Stella.

-No, donde nos reunimos es la sala del palacio, esta es el puerto del palacio, esta es la plaza del palacio…

-Eso… Eso quiere decir que…

-Sí, Stella, el palacio es toda la ciudad…

-¡¡¡Desayunarán en cuanto terminen y regresarán a entrenamiento de combate e intervención para, finalmente, ir practicando con combate en lanza!!!- dijo Titania mientras bajaba las escaleras con calma.- ¡¡¡Váyanse a dormir, ahora!!!

-Sí, Su Majestad- dijeron ambas chicas con voz temblorosa.

En cuanto las vio correr despavoridas, el séquito real se acercó a ella.

-¿No cree que ese entrenamiento es arriesgado, Majestad?

-Tenemos un mes para que empiece la guerra, pero dudo que Citizen decida esperar, atacarán en cuanto esten listos, espero que ellas lo estén cuando comience la guerra.

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Vacuum

Llegaron al continente vacío, lugar perfecto para comenzar a entrenar.

-Sus entrenamientos consistirán en fortalecer sus resistencias, por lo que en la madrugada se levantarán para hacer calentamiento, elasticidad y trotarán alrededor de la isla, desayunarán y comenzarán con combate cuerpo a cuerpo, manejo de armas y el Atributo Tierra.

-No esperen misericordia, chicos, dormiremos en una casa en cuanto ustedes puedan construir una casa sólo con atributo Tierra, comeremos hasta que logren cazar algo con sus atributos metal y hielo, de lo contrario, moriremos.

Yuusei lucía tranquilo, pero Riot estaba espantado.

-Si quieren comer, debe ser por decisión y voluntad suya, recuerden que esta guerra se trata de la supervivencia del más fuerte, aquel que quiera sobrevivir, tendrá que hacer meritos para poder lograrlo.

Yuusei asintió, mientras Riot alzaba la mano con temor.

-Sí, dime, hijo.

-¿Eso significa que no voy a comer nada y moriré de hambre?- preguntó con timidez.

-Eso depende de ti, hijo, la vida misma es una batalla, y debes buscar los medios necesarios para sobrevivir, no siempre estaremos tu madre y yo contigo, y con lo mal que cocina Stella…

-Entiendo, padre, gracias- dijo el castaño mientras comenzaba a caminar pesadamente hacia la casa, describiendo un cuadrado.

-La diosa Skädi proveerá, amigo- dijo Yuusei mientras seguía su paso.

-Si, lo sé, pisa más fuerte, remueve la tierra- contestó.- Mientras no manejemos las armas, podemos cultivar estas semillas, aprendí un movimiento interesante, y quiero ponerlo en práctica.

-Sí, a la orden- dijo el chico, aplastando más el suelo.

A lo lejos, Russell y Akashi veían la escena con calma.

-¿Crees que deberíamos detenerlos?- preguntó el más joven de los adultos.

-No, el labrar la tierra te pone en contacto con tu elemento, por ello está bien lo que hacen, les faltará arado y otras herramientas- contestó Akashi.

-Un mes, ¿cierto?- dijo Russell de nueva cuenta.

-Quizá menos, dudo mucho que el viejo Destiny se espere a que estemos listos en cuanto él esté listo, peleé durante la Segunda Guerra Mundial en mi mundo, Hitler tomó ventaja de la situación sociopolítica y económica para llegar al poder y hacer del gobierno algo Totalitario, por ello, no podemos esperar nada, de igual forma, en cuanto estemos listos, atacaremos con todo, y si ellos atacan, estaremos listos para retaliar.

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Zentraedi y Angel intercambiaban golpes de espada, ambos con una sonrisa.

Disfrutaban pelear con todo, ambos peleadores daban todo de sí para poder dar una gran pelea a su oponente frente a él.

-Eres fuerte, Zentraedi.

-Me ejercito, Angel…

La chica había sido muy condescendiente al pedirle que, en vez de llamarla Princesa, le dijera por su nombre, cosa fácil para el albino, quien no estaba muy acostumbrado a las formalidades.

-Tenemos un mes para estar listos, ¿verdad?- preguntó el albino.

-Si estamos listos antes, podríamos atacar antes, o bien, si ellos atacan, podemos hacer el contraataque.

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Salieron del campo de entrenamiento, anochecía, por lo que se habían duchado en las regaderas del campo de entrenamiento.

-¿Solían entrenar en sus viajes?- preguntó Angel con curiosidad.

-La verdad es que no, estábamos jugueteando, a veces entrenábamos y peleábamos, pero esperábamos a llegar aquí a Cydonia para entrenar de forma seria, aunque nunca esperamos que la invasión a Olympia fuese una mala decisión sin su ayuda, pero no íbamos a dejar que un aliado muriera.

-A pesar de desobedecer una regla que ustedes le dieron, ¿aún lo consideran aliado?- preguntó la chica con sorpresa.- Yo pediría que, si corro peligro, me dejen morir si es necesario.

-Es un amigo, igual, si estuvieras en la misma situación, yo desobedecería esa regla, mayor Falkner, ¿sabes algo?- preguntó Zentraedi mirando al cielo.- Hace tiempo, vi una serie, El Alquimista de Acero, había una mujer imponente, pensaba de forma similar a ti, te veo, y no puedo evitar verla, sólo que tu eres real, y eres igual de admirable, pero debes saber, mi equipo y, mucho menos, yo, dejaríamos que un amigo muera por causa nuestra.

El albino se fue, mientras dejaba a la chica con una mirada de sorpresa.

El corazón de aquella chica se aceleró.

-Debemos descansar, tenemos un mes para ponernos a tope de poder- dijo el albino.- Y tú también debes hacerlo, invadir un continente monumental no es cosa fácil.

El chico se fue al hotel de la capital de Cydonia, dejando a Angel con un potente sonrojo.

-Sólo un mes, más la guerra, y yo…- decía el albino mientras avanzaba.

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Entró a su hogar, con calma, mientras sostenía una veladora.

Dentro de ella, estaba iluminado, la sala tenía una pequeña repisa con una fotografía, mientras un Kyoto, algo agotado, se acercó y se arrodillo, con la veladora encendida para colocarla en la repisa.

-Un mes- dijo el chico arrodillado frente a la repisa.

Sobre una pequeña mesa se encontraba un jarrón con una docena de rosas blancas, y la foto de una niña pequeña. Era una ofrenda pequeña para Kazuha, encima de una carpeta de tela había un pequeño colgante, el cuál le iba a dar una vez saliendo de Olympia. Colocó la veladora cerca de la foto.

-Lamento no haberte protegido, pero por mi sangre, juro protegeré a tu madre, lo juro.

Juntó sus palmas, inclinó su cabeza y se puso a rezar.

Acto seguido, se levantó, dirigiéndose hacia la puerta, que daba directo a la playa.

-Atributo Fuego…

Tenían un mes para hacerse fuertes, en dos semanas tendrían noticias de él.

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