lunes, 1 de junio de 2015

Capítulo 28: Revelaciones.

Capítulo 28: Revelaciones.
Un trío de niños molestaba a una chica de cabello negro, eran el grupillo de bravucones de la Escuela Básica y Media Básica Privada “San Bruto”, la escuela donde admitían niños expulsados de otras instituciones, y a la cual él había tenido la mala suerte de entrar por una razón, era una especia de correccional para delincuentes menores, y desde que se supo que él era el único involucrado en el asesinato del anterior director, Victor Lence, estaba obligado a ir mientras duraba su estadía en el orfanato.
-Hey, es la niña del Aro, corran, no vaya a chuparnos el alma- dijo uno de ellos.
-Sí, maldita niña, regresa a tu pozo antes que nosotros te llevemos de vuela y te tiremos.
-El pozo está cerca, a menos que quieras que te llevemos- dijo el último de ellos.
La pequeña solo atinó a sollozar, incapaz de hacer algo contra ellos, sin saber que…
-¿Con que les gusta molestar a una mujer?- preguntó un chico azabache- ¿Me pregunto qué clase de seres serían?, porque humanos es mucho para ustedes, tercia de idiotas.
-¿Eh?, ¿quién te crees que eres tú para hablarnos así?- preguntó el líder de aquella pandilla.
-Mi nombre no te lo diré, pues es algo que ni yo estoy seguro que sea mío, solo te diré que eres peor que la mierda.
A sus 10 años, tenía una visión muy cruda de la realidad, y muy clara acerca de la cabalidad, inocente y cruel a la vez.
-Ya te pregunté una vez, ¿Quién te crees que eres para hablarnos así?
-Sí, rómpele la ca…
El chico que habló solo sintió su quijada partirse con el tremendo trancazo que el niño asestó contra él. Quedó tirado, derramando sangre por la boca, mientras el azabache lo veía con superioridad.
-Me pregunto, ¿si a ti te pagan por ser el perrito faldero de este idiota o lo haces por amor al arte?- dijo el niño mientras caminaba hacia él.
Y el estar lo suficientemente cerca de su víctima, comenzó a asestarle patadas a diestra y siniestra, mientras el pobre chico escupía más sangre.
-Eres inútil- dijo mientras reía a cada patada que asestaba- ¿Dónde están tus amigos imbécil?, ¿Dónde está el que trataba peor que basura y tú lo seguías a todos lados como el lamebotas que eres?, contéstame Ray, dime algo.
Al levantarlo notó la realidad.
-Oh cierto, olvidé que rompí tu maldita quijada- dijo cansinamente mientras lo azotaba al suelo firme.
-Oye, detente- fue ignorado- párale- otra vez fue ignorado- detente imbécil.
-Uno menos- dijo el azabache al dejar de notar movimiento en su víctima- ¿Quién sigue?
-Fran, acábalo- dijo el líder de la pandilla a su subordinado.
-Pe... Pero- el chico dudó de la orden.
-Solo hazlo idiota- dijo el pequeño moreno mientras acomodaba su pierna- si puedes.
Fran se acercó para agarrar al niño que detenía su travesura, pero no sabía que…
-Aquí estoy, tonto- dijo el pequeño mientras asestaba un golpe en la cabeza, pero de ligera potencia.
-Eso no me detendrá, soy el campeón de lucha libre de San Bruto.
-¿Qué?, ¿Qué eres el idiota más grande de San Bruto?- dijo burlesco el pequeño.
-Ahora sí me calaste el alma- corrió hacia el niño para atraparlo, tomándolo de los brazos por la espalda- Te atrapé enano.
Lo tomó del cuello y lo azotó en el suelo firme ante la sonrisa de satisfacción de su líder.
-Mis respetos Fran- dijo el adolescente.
-Gracias, Dan, sabía que me felicitarías por eso.
-Cierto Fran, mis respetos- dijo el chico levantando la vista, mientras lentamente se ponía de pie.
-¿Pero cómo carajos…?
Fue lo único que atinó a decir Fran, puesto que fue tomado de frente por el cuello, y lo levanto, ¡¡¡ANTE LA MIRADA ATÓNITA DEL PÚBLICO QUE PRECENSIABA AQUELLA PELEA!!!
-Otro lamebotas, ya sé que haré contigo.
Y comenzó a golpear la caja torácica del chico, justo en el lado izquierdo, para tratar de romper uno que otro hueso.
-¿Quieres más?
El chico no respondió, seguía escupiendo sangre a cada golpe que recibía, su cuerpo, mucho más grande que el del moreno, se derrumbaba de dolor inmenso.
-Dime si quieres más- dijo el pequeño azabache.
Siguió callado, pues al intentar articular palabras, algo malo pasaría antes de decir cualquier cosa.
Pero lo peor pasó, cuando su amigo vio que algunos huesos perforaban la piel de su amigo, supo que habían cometido un error fatal al meterse con alguien que no debían.
-Solo me quedas tú, pequeño idiota, te daré cinco segundos para que corras.
-¿Pero de qué?
-¿…hablo?, me encanta que mis presas corran antes de atraparles, debo suponer que eres el líder de este grupillo de mierda que atemorizaba a los más chicos, idiota, ahora solo tienes 2 segundos para huir como el cobarde miedica que eres.
El chico no lo pensó más y corrió despavorido ante la silueta del pequeño azabache, quien solo sonrió con satisfacción.
-Lamento llegar tarde, ¿te han herido o algo?
-N…no, t…todo es…esta bi…bien
-Me alegro, de verdad me alegro, pero, ¿qué haces en esta escuela para criminales?, se supone que los bajos mundos no chocan con los reinos de princesas- dijo burlesco el niño.
-S…solo ve…venía de… visita- dijo con timidez la niña.
-Ok, bueno, al menos dime el nombre de la chica a la que acabo de salvar- dijo finalmente antes de colocarse en posición de combate.
-M…Melo…Melodi, Me…Melodi Ryo…Ryone- dijo la chiquilla con timidez.
-Bueno, como dije antes, mi nombre no importa, pero, por ser tú, me llamo…
Antes de que dijera su nombre, un camión sonó su silbato, provocando que la chica escuchara el nombre de su salvador.
-Y no me gustaría volver a decirlo- dijo el pequeño antes de irse del lugar.
Dejándola con un hueco en su existencia, la duda y el momento en el que él la salvó, se convirtió en su admiración.
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Corrió con mucho miedo, sabiendo que si lo atrapaba, iba a ser su fin.
-I am following you- susurró Kyoto mientras corría tras el chico.
-Déjame en paz- gritó el pequeño bravucón con rabia y terror en su mirada.
-Sigue corriendo, que si te atrapo ahora no me divertiré lo suficiente- contestó el azabache mientras saltaba de edificio en edificio.
-Maldito enano, ¿acaso te divierte el sufrimiento ajeno?- preguntó el bravucón mientras seguía la marcha.
-No, solo quiero divertirme un rato, así como tú hiciste con Ryone- dijo el pequeño mientras saltaba sobre él- Y ahora vas a morir.
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Abrió sus ojos negros, aún de madrugada, mientras aquella revelación que le daba su cabeza aún rondaba brutalmente, sabía que no solo conocía a su aterradora acosadora en secundaria, sino mucho antes, y que le había protegido de un mal terrible.
Salió de su cama y fue al lugar donde unos troncos rodeaban una fogata extinta, usó su puño brasas y sacó su celular, puso sus audífonos en alto volumen y comenzó a calentarse desde las manos.
-No lo entiendo- se dijo mientras veía a tres dragones volar en el cielo- realmente no logro entender esto, ¿Quién soy?, ¿A dónde pertenezco?, ¿cuál es mi misión en la vida?
La lista de reproducción de música de Kyoto tenía Somewhere I Belong de su banda favorita Linkin Park, precisamente mientras se formulaba a esa pregunta sonaba la tonada.
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Sus orbes azules se abrieron de par en par mientras hacían remembranza de aquel sueño, en el que corría un gran peligro y de repente fue salvada por un niño muy misterioso, el cual se fue no sin antes decirle su nombre, que no logró escuchar.
Salió de su cama para tomar algo de aire fresco, a puntillas salió de su habitación y se vistió mientras salía, sacó su celular y vio que eran las dos en la madrugada, de repente, reconoció una silueta frente a una fogata.
-K…Kyoto-kun- dijo ella sorprendida.
-Ah, Melodi, ¿estás despierta?
-Claro, es solo que…- su cerebro procesó la información recibida- espera… ¿Melodi?
-Claro, ese es tu nombre, por cierto, se supone que las princesas duermen sus ocho horas obligatorias.
-¿P…Prince…Princesa?
-Claro, además, no debes rodearte de plebeyos como nosotros- dijo Kyoto mientras sacaba un cigarrillo.
-¿F…Fum…Fumas?
-Claro, a ella le gustaba, y mucho.
Ella solo se tomó el pecho como muestra del dolor que eso le provocaba.
-Me di cuenta que hay cosas que en este mundo se esfuman, y otras que como el humo, se desvanecen en el aire, pero siguen ahí, y respiramos ese mismo aire, lleno de humos del recuerdo, de lo que pudo ser, pero no lo sabemos, no elegimos los recuerdos que queremos que lleguen a nuestras mentes, y divagan, en algo llamado inconsciente- dijo el chico mientras consumía su cigarro.
-¿En…entonces tu tam… también lo so…soñaste?- preguntó ella.
-Sí, fue algo raro, pero, tal vez, sea momento de madurar y dejar todo lo que he vivido en el pasado.
A ella le dieron ganas de llorar, él quería olvidar todo, todo su pasado, para buscar su identidad, porque de algo estaban seguros ambos, él fingía, fingía fortaleza, cuando realmente…
-Estoy muriendo Melodi, el saber que este no soy yo me carcome el alma como un gusano bajo mi piel, pero, sé que tengo amigos, que los tengo a ustedes, y que nunca me dejaran morir solo- dijo él mientras sus alas traían más leña.
-N… no t…te pre…preocupes…. Siem…siempre con…contaras c…con nos…nosotros- dijo ella entre tartamudeos.
El rió suavemente, mientras se levantaba hacia ella, haciendo que su mirada se topara con la de él, tomó su mentón y elevó la mirada de la chica.
-Entre más lo haces, más Hinata te pareces, pero te diré algo, sé algo que tú no sabes, esa parte tímida de ti es lo que te hace súper bonita, y me encanta.
Y la besó, un suave beso en los labios que para ella supo a gloria, así que cerró los ojos y correspondió al mismo beso que él le proporcionaba, mientras sus caderas se acercaban más hacia él.
Pero abrió los ojos, para verlo, para captar su mirada.
Notó algo raro, la luz en su mirada que había antes de la muerte de Sara había desaparecido, dejando unos ojos opacos y faltos de vida.
-K…Kyoto-kun.
-Ya basta Melodi, deja de mirarme así, es embarazoso.
Inconsciente, totalmente en blanco es como estaba Kyoto en ese momento, como si alguien hubiese presionado el botón de reinicio en la mente del joven Katekyo.
-Sin miedo no tendré más que hacer que protegerlos- y un par de guadañas salieron de la espalda del moreno- sobre todo a ti, pequeña hermosa- y la besó nuevamente.

¿QUÉ DEMONIOS HABÍA PASADO CON KYOTO?

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