Capítulo
48: Llegada a Belladona: Xtars se reúne.
Al
pisar tierra, se dieron cuenta de que por fin lo habían logrado, habían cruzado
el Gran Océano para llegar a Tierra firme.
Lo
primero que hicieron, después de anclar el barco, fue bajar de él, atarlo, y
Zentraedi junto con Riot comenzaron a besar desesperadamente la arena de la
playa.
-OH,
tierra, hermosa, hermosa tierra- decía Riot mientras tomaba arena con sus
manos.
-Oh
por dios, por fin, por fin algo de tierra firme, ya no aguantaba más tiempo
dentro del barco.
-Vaya
con un bebé- exclamaron Stella y Natsuki con pena.
-Bueno,
al menos ya estamos en donde queríamos, según mi radar, y el mapa, es un lugar
algo alejado de civilización…- trató de explicar Melodi.
Al
ver atentamente, supo que no era así, mucha gente reunida para tomar el sol y
disfrutar de unas merecidas vacaciones ahora los miraban raro, pues para
empezar, luego de la ridícula escena de Riot y Zentraedi.
-Hace
calor- dijo la chica de cabello azul mientras se quitaba su enorme vestido,
quedando con su short playero puesto azul y un bikini de una pieza color
turquesa.
-Cierto-
explicó Stella a la vez que se quitaba su abrigo- esto no es el círculo de
hielo de hace tres días, ahora hay sol arena y playa.
-Oh
sí- exclamó Natsuki quedando con un short playero amarillo y una blusa delgada
color morado- espero Zentraedi pueda surfear para mí.
-Sí,
ya lo imagino- dijo Stella.
-¿Qué?,
hace tiempo que nada de nada, mi cuerpo pide sol y se…
-Sería
mejor que no hables de más, Natsuki-chan- dijo Melodi con un sonrojo.
-Ok,
bueno, debemos irnos, ¿nos acompañan chicos?- dijo Stella con soltura.
Riot
y Zentraedi también decidieron quitarse su ropa, para disfrutar del calor que
ofrecía aquel hermoso paisaje de playa.
-Aunque
realmente no entiendo cómo demonios fue que llegamos aquí- explicó Riot
mientras se metía al agua- Se supone que la ruta que trazamos nos llevaba a
lugares, pero la ruta trazada en automático por el mismo mapa nos trajo a este
lugar, realmente, tuvimos suerte de encontrar un puerto marítimo.
-Bueno,
debe ser bastante casualidad que hayamos llegado a este pequeño paraíso
terrenal- dijo el albino mientras veía a las bañistas- Realmente Kyoto estaría
feliz en un lugar como este.
-¿Por
qué lo dices?
-Por
eso.
Y
señaló al mar, donde Melodi, Natsuki y Stella jugueteaban en el mar, mientras
corrían, los pechos de la chica de cabello azul botaban mientras corrían,
viendo que los demás bañistas veían con lujuria a sus novias.
-No
creo que Kyoto esté muy feliz de ver eso, ¿o tú qué opinas Riot?…
-Ni
yo tampoco, me costó mucho ser el novio de Stella en ese maldito barco y no la
voy a descuidar un maldito minuto.
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La
familia Katekyo reposaba en la playa, después de un largo día de trabajo en el laboratorio
y de visitas diplomáticas, merecían una de las tantas vacaciones que habían
tomado.
Kyoto
alzó la vista y, alcanzó a divisarla, era imposible no verla, cuyo cabello
camuflado con el color del mar traslucía, y a pesar de haber tocado de más, nunca,
nunca había visto aquel cuerpo, que ahora le hacía sentir cosquillas.
-Mamá-
dijo el azabache mientras se levantaba.
-Dime
Kyoto.
-Tengo
que ir a ver un asunto importante, cosas de diplomacia.
-¿No
te puedes quedar un rato más?
-No
mamá, ahora tenemos visitas, y es de mala educación no recibirles, ¿qué opinas
mamá?
-¿Amigos
tuyos?
-Claro,
llevamos dos semanas sin vernos…
-Los
asustarás…
-Por
eso voy a saludarlos.
Y se
fue corriendo, directamente al restaurante.
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-Buenas
tardes, ¿son turistas?- preguntó el camarero.
-¿Tenemos
cara de ser lugareños?- preguntó Natsuki con burla.
-No,
pero…
-Entonces
no hagas preguntas y cumple con tu deber…
-Lo
siento… yo…
-Cuatro
langostas, tres copas de helado, ocho cafés Frappe y tres paquetes de galleas- dijo Riot con
velocidad- ¿Alguien quiere algo chicos?
-La
misma orden, por favor- dijeron todos a la vez.
-Muy
bien, en un rato traigo las órdenes.
En
cuanto se fue el mesero, rieron como nunca lo habían hecho.
-Su
cara- dijo Natsuki- ¿fue genial no?
-Sí
Natsuki-chan, aunque exageraste un poco, pobre mesero- comentó Melodi.
-Bah,
patrañas, debemos investigar en este lugar, ¿no creen?
-Sí,
a lo mejor encontramos algo interesante- masculló Zentraedi.
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-Muy
bien- masculló el chico azabache con una sonrisa- Plan B, Plan Bomba- en su palma
creó una suerte de animales de sombras, que liberó, haciéndose más grandes.
-¿Por
qué plan B Kyoto?-Preguntó su madre mientras estaba tras él.
-Porque
siempre es ley que el plan A fracasa, y siempre crean un B que resulta ser un
éxito.
-Perfecto,
ahora, ¿qué harás?
-Liberarlos.
Dicho
esto, las bestias de sombras comenzaron a causar estragos por la ciudad de
Belladona, ante los ojos asustados de los pobladores, que no sabían qué diablos
estaba pasando.
-AYUDA
-AUXILIO.
El
equipo Xtar que comía tranquilamente en el restaurante de la playa de Belladona
se sobresaltó al sentir un temblor que surcó la playa.
Posteriormente,
tres bestias de sombras comenzaron a correr con fiereza sobre las calles,
mientras ocasionaban diversos estragos en la ciudad.
-Oh
vaya, ¿estás pensando lo mismo que yo Zentraedi?- preguntó Riot.
-En
efecto, será divertido y…
-Ni
se adelanten- interrumpió el mesero al chico albino.
-¿Por
qué?
-El
príncipe de Belladona se hará cargo de esas pestes.
-¿Príncipe?-Preguntó
Stella con interés.
-Sí,
el joven príncipe de Belladona, es más o menos de su edad.
Ante
esta descripción, a Stella le vino a la mente un joven apuesto, cabellera larga
y sedosa, piel blanca y suave, y los ojos, oh por dios…
-EXIJO
UNA AUDIENCIA CON EL PRÍNCIPE AHORA MISMO- exclamó la chica de cabello zafiro.
-Oh,
bueno, no sabía de la popularidad de nuestro joven mandatario, pero ya viene.
Y
seguido de la frase del mesero, una serie de partículas en cúmulo surcó a
velocidad extrema la calle, mientras los demonios invocados hacían lo posible
por huir.
-Atributo
Oscuridad…
Y
esa voz provocó cuatro desmayos y un sonrojo involuntario junto con un suspiro
de sorpresa.
-Bestia
Negra.
Y
unas poderosas fauces de aura negra salieron de las nanomáquinas, mientras
devoraban a mordiscos a cada demonio, absorbiendo cada partícula de aura que
emanaban aquellos demonios.
A su
vez, Melodi se había desmayado, con la cara aún más pálida, con una sonrisa de
alegría y nervios.
Había
visto eso, al chico que amaba, y a quien vio morir frente a ella.
Y
estaba como desquiciado loco tratando de cazar a aquellos demonios….
Claramente…
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-No
es como un príncipe actúa- dijo Erika aguantando la risa- Pero…
-Fue
divertido, rompiste el molde.
Habían
vuelto al palacio, mientras las tres chicas veían a los mandatarios de
Belladona, Stella estaba decepcionada, el príncipe de Belladona era nada más y
nada menos que…
-Fue
divertido, pero… la cara de Inverna, esa no tiene nombre.
Los
chicos estaban recostados en los sillones nuevos del palacio, mientras
susurraban cosas…
-No
tenía idea de que hablaban dormidos- comentó Kyoto mientras escuchaba a
Zentraedi y Natsuki discutir totalmente dormidos.
-Bueno-
añadió Kazuo- al menos no juega futbol dormido- exclamó al ver a Riot pateando
algo.
-La
pequeña rubia, es tan… tan…
-¿Linda?-
preguntó Kyoto- debo decir que es la primera vez que la veo tan tranquila.
-Y
mira esas hebras color zafiro- exclamó Erika mientras veía a Stella, se ven tan
geniales alborotados, sería un total error amarrar ese cabello.
-Sí,
lo sé, Stella es simplemente genial a su modo- exclamó Kyoto mientras se
dirigía a la última persona.
Y la
vio, por primera vez con una calma de espíritu, convertida en un pequeño estanque
en vez del escandaloso remolino.
Con
una dulce sonrisa.
-Te
hice una promesa, Melodi- dijo, con la voz al hilo de las lágrimas, feliz de
que…- Y la cumpliré, porque ahora, hay algo más allá de los sentimientos que
nos unen… La sangre.
Erika
y Kazuo sonrieron con ligera emoción, al ver a su hijo con aquella mujer que le
haría feliz.
-Boba-
masculló el azabache mientras se inclinaba sobre ella- como te amo.
Y la
besó, no fue el beso agresivo y apasionado cuando se besaba con Sara, ni mucho
menos aquel arrebato salvaje de Australia, cuando buscaban a las gemelas.
Era
uno suave, uno dulce que mostraba cariño sincero.
-Te
amo…
En
ese mismo instante, Melodi Inverna despertó, viendo a los ojos aquella mirada
de amor que tanto anhelaba ver en el chico azabache.
-Ky…Kyoto-kun…
-Melodi,
perdona a este tonto.
Y
ella se abalanzó sobre él, alegrándose de que por fin estuvieran juntos, y
sabía que no debía desaprovechar esa oportunidad.
Al
estar sobre él, comenzó a sollozar, mientras Kyoto, aplastado por el peso de la
chica, quien se acomodó sobre el hombro, sollozando aún más…
-Es…
estoy feliz por… porque estés vivo…
Y él
solo se dejó estrujar por ella.
Los
demás chicos despertaban lentamente, mientras veían el espectáculo que tenían
enfrente, Kyoto y Melodi estaban abrazados.
-Bueno-
masculló Stella- al menos ya conocemos al príncipe de Belladona, debo decir que
me decepcionó- dijo ella.
-Ja,
lamento decepcionarte, querida, lamento no cumplir con tus expectativas-
contestó el azabache con sarcasmo.
-Bueno,
en el fondo sigue siendo el mismo- dijo Riot- Es un placer verte vivo…
-Gracias
hermano, en verdad…
-Eres
un tonto, pero al final de cuentas, ¿quién no es raro?
-Jodete
Zentraedi…
Y
miles de nanomáquinas salieron a impactarlo, mientras Natsuki lo veía agradecida,
a su vez, Kyoto leía los libros de Isaac Asimov…
-Oh…
lo olvidé… lo siento hermano, violé los protocolos éticos…
-Descuida…
me lo merecía.
Y
comenzaron a reír… aquel reencuentro era lo que había alegrado todo el día.
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