Capítulo 43:
Salvación.
En
un lugar alejado de los dos grandes reinos, se encontraba Belladona, un país
pacífico de grandes avances científicos y tecnológicos que iban en conjunto con
los progresos que se hacían en aquel país, que a pesar de vivir rodeados de
seres existentes en la mitología, ellos consideraban esos eventos como
naturales.
Los
edificios completamente hechos de Vidrio del Dragón de Diamantes, lo que hacía
que los rayos del sol, al hacer contacto con los cristales, tuvieran un efecto
de reflexión, ocultando aquel país de los ojos avariciosos.
Los
parques, con estatuas de diamante, estaban llenos de vida, con los niños,
jóvenes y adultos conviviendo en armonía mientras todos estaban en una
prosperidad avanzada para la época.
En
este lugar ajeno a la cartografía trazada anteriormente hubo dos personas que
llegaron a cambiar el mundo en que vivían gracias a los avances tecnológicos
con su fuerte trabajo con los sistemas de nanomáquinas, inventados por la
familia Schiffer pero más aplicados por ellos en el sistema de cirugías y
reconstrucción celular.
Al
pasar el tiempo, Kazuo y Erika fuero tratados como héroes y reyes de Belladona,
pues, aparte de que sus grandes logros que provocaron cambios positivos en el
reino, no querían estar bajo poder de Citizen, ya que usaría el poder de las nanomáquinas
para sus fines bélicos, ni de Cydonia, pues algún día llegaría a caer, por
tanto, siendo parte del territorio, pasarían a ser de Citizen.
Sin
embargo, al morir ambos en el año 1945 durante la Segunda Gran Guerra, el país
tuvo que usar las nanomáquinas con fines bélicos para evitar una invasión por
parte de Citizen, pues lograron acuerdos de paz con Cydonia y ahora como reinos
vecinos solo tenían a sus embajadores.
Y
Kazuo y Erika nunca volvieron a ver al reino, fueron considerados Dioses de la
Medicina y pensaron que nunca volverían…
Hasta
que bajaron de un portal dimensional…
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Después
de un recibimiento honorífico por parte de los habitantes de Belladona,
decidieron partir en busca de Kyoto Katekyo, su hijo, y el primer lugar que
Kazuo y Erika se propusieron visitar fue a Vacuum, pues temían que Kyoto y su
equipo estuvieran ahí, en problemas.
Pero
grande fue su sorpresa cuando llegaron para ver únicamente vacío, como si ellos
nunca hubieran estado en ese lugar, y peor aún, vieron el lugar completamente
arrasado por fuego, un temblor y algunos otros elementos.
-Kazuo,
aquí hubo una catástrofe, no creo que estén aquí- dijo Erika con pesar.
-Lo
sé, pero naturalmente Vacuum nunca ha sido expuesto a desastres naturales- contestó
Kazuo activando el Catalyst V5.
El
Catalyst V5 consiste en que en el globo ocular izquierdo, el iris se hace
blanco con pupila negra, mientras que en el derecho, el iris es negra con
pupila blanca.
-¿Qué
quiere decir eso Kazuo?
-Naturalmente
hubo una gran catástrofe aquí, una de dimensiones incalculables, por lo visto,
parece que nuestro pequeño no puede pisar un lugar sin ocasionar un caos
terrible- comentó el azabache mientras buscaba algún rastro de aura.
-¿Estás
seguro que mi hijo pudo hacer algo así?- Preguntó incrédula Erika.
-Como
te expliqué, Vacuum nunca ha estado expuesto a Desastres naturales, lógicamente
los únicos que pudieron hacer un caos de estas dimensiones fueron Kyoto y su
equipo, aunque a decir verdad, hay algo raro en este lugar.
Y
siguieron en su búsqueda, nuevamente activando sus habilidades sensoriales, buscando
un ínfimo residuo de aura resultante de la batalla que, se suponía, se había
librado en ese lugar.
Hasta
que llegaron a una especie de acantilado construido, fijamente se miraron con
el mismo pensamiento: Haya sido como haya sido, esto no fue natural.
Y
no, precisamente al activar sus habilidades sensoriales, vieron residuos de
aura rosado, mientras algunas piedras aún caían.
-Kazuo,
tenías razón, aquí se libró una sangrienta batalla- dijo Erika mientras usaba
su habilidad Acústico.
Esta
habilidad consiste en que los ruidos más ínfimos son amplificados antes de
llegar al tímpano, mientras que, combinado con resonancia, pueden asimilar un
efecto parecido al de la Acústica Forense.
-Atributo
Metal: Resonancia.
Una
especia de eco rebotó en las superficies revelándole a Erika los eventos de la
batalla acontecida a través de imágenes mentales.
-Vaya,
al fin Kyoto pudo llegar a su primera fase, me siento muy orgullosa de él- dijo
mientras veía la imagen de Kyoto contra Kyoga.
-Es
muy fuerte, es imposible que algo pueda…
-No-
empezó a sollozar
Y
Erika corrió al fondo del acantilado para ver un terrible charco de sangre,
rodeado por perros salvajes que se disputaban un festín digno de un canido, sin
embargo, lo que esos canes se peleaban, era un brazo cubierto en tela negra.
Y
la expresión dolida de Erika cambió a repulsiva ante lo que sus ojos veían, la
mitad del cuerpo de Kyoto destrozada por colmillos mientras que el resto del
cuerpo, sobre unas rocas, la mirada abierta y sin luz de Kyoto mientras su piel
perdía cada vez más color.
-Kyoto-
susurró Kazuo con pena y dolor de ver a su hijo en ese peor estado, muerto y
destazado.
-Mi
hijo- dijo Erika antes de vomitar.
Y
es que una de dos, o los perros devoraron a su hijo, o el enorme vórtice fue lo
que le mató.
-Sea
lo que sea, hay que llevarlo a Belladona.
-Rápido…
hay que salvarle… es mi hijo y no quiero verlo más así- repitió ella con dolor.
-Lamentablemente
nada puedo hacer por él, Erika, por favor usa tus habilidades para extraer sus
recuerdos, vamos a hacer eso.
-¿Kazuo?
-Sí,
vamos a crear la primera colonia de Nanomáquinas.
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Al
volver a Belladona, solo cargaban el par de órganos más importantes de todo el
sistema, el cerebro y el corazón en un sistema de criogenización.
Al
verlos los pobladores de ese reino, el pesar los inundo, pues fue Belladona
precisamente los testigos del amor que tenían por su pequeño hijo de 4 meses de
nacido, cuya madre, la Diosa de la Medicina Erika Aramis, le proporcionaba un
gran amor, y sin olvidar al padre, Kazuo Katekyo, quien daría la vida por él.
-Señora
Erika, ¿se encuentra bien?- preguntó el consejero del reino.
-No,
no tan bien, mi hijo, mi hijo ha muerto- contestó ella para derramar lágrimas
mientras era jalada por Kazuo.
Este
último iba totalmente callado, sí, iba a crear la primera colonia de nanomáquinas
pero había un riesgo, Kyoto podría no ser apto para manejarlas.
Kazuo
subió al podio preparado para ellos especialmente al enterarse de su regreso, y
la celebración que dejaron pospuesta hasta que ellos encontraran a su hijo.
Al
colocarse frente al micrófono, Kazuo solo sonó su garganta, liberándose del
nudo que tenía, limpió sus lágrimas y, con voz casi quebrada, empezó a hablar.
-Buenas
Tardes habitantes de este hermoso reino, como sabrán, Erika Aramis y Kazuo
Katekyo, sus humildes servidores, volvieron a la vida después de un terrible
evento en el llamado “Mundo Real”, conocido aquí, como “Tortura”, pues bien,
hemos vuelto, decididos a encontrar nuevamente a nuestro pequeño heredero, el
Príncipe Shade Katekyo Blazer, o bien, Kyoto Katekyo, y anuncio que nuestra
misión de búsqueda fue un completo éxito...
Varios
aplausos sonaron en todo el público de Belladona, mostrando la alegría que
tenían de conocer a su nuevo gobernante.
-Sin
embargo- el vacío en su garganta se hizo presente- no pudimos encontrarlo con
vida, y lamentablemente para nosotros como sus padres, nunca pudimos pasar
tiempo junto a él, tiempo de calidad en familia, como planeé hacerlo hace
tiempo.
El
pueblo se sumió en la tristeza que inundaba los corazones de Kazuo y Erika, el
hecho de saber que todo el esfuerzo que hicieron fue en vano los hizo valorar
más la vida.
-Pero-
volvió a hablar Kazuo- afortunadamente el proyecto de “RENACIMIENTO
NANOTECNOLÓGICO” sigue en pie, y quiero aplicarlo sobre este pequeño, para
volver a tenerlo entre mis brazos como hace más de 70 años cuando nació aquí el
heredero.
Y
sí, Belladona fue el testigo del amor de Kazuo y Erika a la vez del nacimiento
del mismo producto de aquel amor que hizo a Belladona una potencia en ciencias
como la tecnología, las artes, y todo gracias al amor que los Reyes Kazuo y
Erika mostraron a sus súbditos.
Y
tras dar una reverencia a sus súbditos, bajaron del pódium, directamente al
palacio donde se encontraba el laboratorio de Ciencias Médicas y Tecnológicas.
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Entraron
al laboratorio que se ocultaba bajo el palacio, completamente sellado para
evitar que las miradas avariciosas lograsen entrar y robar aquel valioso
contenido, puesto que Citizen inclusive había puesto precio a los documentos
que relataban teóricamente el trabajo de Kazuo y Erika junto con Ashura y
Sofía, el trabajo que lograría un avance en el país más revolucionado que
existía en The Fantasy, militarmente hablando.
Depositaron
ambos contenedores con los órganos en estado de Criogenización hacia un tubo de
Suspensión animada, para evitar la descomposición de ambos, pues eran el
cerebro y el corazón, muestras suficientes para la fase del proyecto
“RENACIMIENTO NANOTECNOLÓGICO”.
-Erika,
revisa si aún existen nanomáquinas- ordenó Kazuo mientras se colocaba una bata
de laboratorio.
-Claro.
Y
Erika encendió las computadoras conectadas al tubo de ensayo, donde los datos
aparecidos le hicieron esbozar una sonrisa.
-Hay
suficientes como para crear tres proyectos, así que programaré el sistema para
acelerar el…
-No,
primero hay que crear la cabeza y el torso, para que las células madre que
extraje de la médula ósea de Kyoto reconozcan el cuerpo, y comiencen su mitosis,
eso es lo que debes acelerar, la mitosis de la célula- rebatió el adulto con
autoridad.
-¿Y
las nanomáquinas?- cuestionó Erika.
-Se
trata de recrear un ser humano, no de construir un robot, si llenamos de
nanomáquinas todo el cuerpo de Kyoto, solo esperará órdenes de programación.
-Pero
su cerebro, se supone que…
-Sí,
pero si existe un equilibrio entre ORGA y MECHA, será un ser humano puro, como
una prótesis robótica- contestó Kazuo.
-Oh,
ya veo, entonces, ¿qué debemos esperar a que se desarrolle en el cuerpo de
Kyoto?- fue la reacción de Erika.
-Sistemas
Nervioso Central y Periférico, Aparato Digestivo, Sistema Cardiovascular y
Estructura Ósea son los órganos que se deben desarrollar, en cuanto al Sistema
Muscular y la Piel serán las nanomáquinas junto con los demás órganos, por
fortuna- sacó un frasco- logré sacar sus ojos para evitar un choque de genes…
-Pero
eres su padre- rebatió Erika- se supone que por lineamiento genético puedes
crear otros ojos capaces de…
-Pero
el problema será la experiencia, es decir, crear ojos nuevos le impedirá usar
el Catalyst en su mayor extensión, tendría que empezar desde cero, por eso
extraje sus ojos con todo y nervios ópticos- confesó Kazuo.
-Bien,
espero que el tratamiento de nanomáquinas le beneficie totalmente- dijo Erika
con lágrimas en los ojos.
Kazuo
la vio con pena, así que presionó un botón que activaba el sistema de
regeneración, la abrazó y besó con mucho amor.
-Te
prometo que saldrá bien, pero estamos en un laboratorio, será nuestro hijo y
todo lo que quieras, pero eso no quita que dentro de este lugar, debamos
mantener una postura fría.
-Tal
y como te conocí amor, ¿acaso tu padre era un cubito de hielo?- preguntó Erika
con una sonrisa.
-Claro,
Kiyoshi Katekyo, mi padre era de Subatributo Hielo, y él me enseñó a mantener
la postura dentro de un laboratorio, ¿recuerdas el reto que nos costó entrar a
su laboratorio?
-Éramos
unos niños apenas, y nos dijo que si entrabamos al laboratorio o estábamos con
él, no podría concentrarse, pues al estar con seres queridos, nuestro corazón
ordena al cerebro, y por eso podemos perder el uso de la más simple lógica-
confesó Erika mientras activaba el sensor.
-Aprendiste
bien amor, y por eso, te amo y te adoro.
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